He leído, sin sorprenderme, pero si decepcionado una vez más con la actitud de el máximo representante de la cúpula jerárquica de mi iglesia, las declaraciones del Cardenal pidiendo reconsideración de la medida que a partir de Mayo dejará sin renovación la concesión que hace casi 20 años le fuera concedida a RCTV.
¿Será que el prelado, ahora cardenal, antes obispo, estaba en un viaje espacial a otro planeta cuando por instigación de este canal televisivo, se desencadenaba en Venezuela una verdadera guerra, casi civil, que trajo muerte, lágrimas, dolor, desestabilización institucional, derrocamiento de un gobierno legítimo y que dejó casi en la ruina total al país y de la cual aun nos estamos recuperando?.-
¿Dónde estaba que no dijo: “esta boca es mía” para exigirle a ese y otros medio televisivos y radiales que pararan tanta saña y abuso del uso de un espacio que no les pertenece y que sólo se lo concedieron por un tiempo para que hicieran buen uso en beneficio del verdadero dueño de esos espacios que no es otro más que el pueblo venezolano?
Por el contrario en esa época aciaga para el país y que no será olvidada jamás, la jerarquía eclesiástica tuvo destacada participación en la conspiración, de ello existen pruebas gráficas y audiovisuales que nadie se atreve a refutar, todos lo vimos y lo seguimos viendo cada vez que por el canal del pueblo se trasmiten para que jamás se olviden y se mantengan en la mente y la conciencia de quienes sufrimos las consecuencias de, francotiradores, guarimbas, trancazos, cacerolazos, discriminación racial, irrespeto a la dignidad humana y todo lo que por culpa de los canales comprometidos en la conspiración entre ellos RCTV puso al país en un abismo, que de no ser por este pueblo heroico y glorioso que lleva sangre de Bolívar en sus venas, las consecuencias hubiesen sido irremediables pues hubiesen significado nada menos que volver al pasado con nuestras riquezas entregadas a manos del imperio y los pobres pisoteados por la más infame exclusión.
Claro todos sabemos cómo vivían nuestros prelados en la época aciaga de la IV República, los que tenemos cierta edad, vimos las fotos de algunos de ellos recibiendo jugosos cheques y prebendas a granel de parte de la “presidenta” detrás del trono la nunca bien recordada Sra. Ibáñez protagonista de la más descarada inmoralidad y de escándalos tales que contradecían flagrantemente los postulados de la Iglesia sobre la familia y la dignidad: y ¿qué dijeron de ello los jerarcas de mi iglesia?: nada, absolutamente nada.- Así que ahora ante la justisima medida solicitada por la gran mayoría del pueblo tampoco deben decir nada o tal vez si, deberían respaldar la medida porque ella no solo beneficia la paz de la nación, ratifica la autoridad de un estado que como propietario del espectro radioeléctrico, tiene por delegación al presidente el derecho y la obligación de protegernos de monstruos televisivos como es RCTV. Ese respaldo deberían manifestarlo públicamente porque haciéndolo se colocan al lado de quien siempre deben estar que es el pueblo a quien tanto daño esta gente, excluidos los trabajadores que no tienen la culpa, ha hecho con sus programas, novelas y enlatados que distorsionan nuestra cultura y dañan la mente de niños, jóvenes y adultos llegando hasta el colmo de modificar su conducta y disociar su mente.
¿Es que acaso Mons. Urosa Sabino no ha repasado las cifras del último evento electoral de diciembre en el cual la más alta mayoría de que se tengan noticias, votó, entre otras cosas, por la promesa del candidato-presidente de revisar y proceder en consecuencia, las concesiones de algunos canales o es que no ha oído el clamor del pueblo pidiendo justicia y recolectando miles de firmas para respaldar la decisión presidencial?.-
Así que respetado Cardenal piense lo que dice y mejor, si no se va a colocar al lado del pueblo, deje que se haga justicia y que la concesión que mal usufructúo RCTV pase a ser manejada por gente que respete la dignidad humana y piense más en nuestro pueblo para contribuir a informar la verdad, educar y entretener dentro de normas y conceptos enmarcados dentro de la ética y la moral que nos permita olvidar todo el daño que Marcelito y sus adláteres nos hicieron en los últimos años. Ese padrinazgo no le queda nada bien le quedaría mejor orar, usted que está más cerca de Dios para que jamás tengamos que vivir el sufrimiento y el horror al que la irresponsabilidad de RCTV y otros nos llevó durante los eventos que ellos mismos provocaron.