¡La entrevista!

Más que como ¡La entrevista!, lució como ¡La entre pista! la última entrega (esto en buena presunción) que se presentara en la frecuencia rescatada la mañana agobiante del domingo siendo las 7,40 am.

El fulgurante entrevistado era de confesos 65 años y cuello ya como de morrocoy por el lógico jirón de pellejo que se le notaba, no obstante lo reconstructivos que pretendían ser los planos de sus indulgentes camarógrafos, que, para ocultarlo por cierto, barba tiene que usar el que esta crónica escribe…

Previa a ella, otra habíase realizado. Esta vez a una profesora ex comunista (dizque de ética a futuros periodistas) que se ufanaba de haber inculcado en sus nietos la visión “liberadora” que se ha generado en Holywood. Todo dentro de un ambiente muy propio más bien de “E Entertaiment Televisión”… ¡Con razón!

Aquel entrevistado tan flemático sería recibido a instancias del entrevistador como héroe, con coros que se oían demasiado lejos de lo relajante que resultan los que interpretan los enigmáticos cantos gregorianos, para luego rematar con jaraneros gritos de ¡valientes! que les voceara el alborozado e indispensable equipo de producción con sus técnicos. Un tercer ¡sape gato garabato! se presentaría a última hora con irrebatible cara de enratonado, para aseverar –y esto pudiera confirmar el tremebundo “ratón” que portaba- de que allí no sesgábase nunca información… Así será.

Y digo que aprecié más como ¡La entre pista! aquel “reality show” mañanero y de ocasión, porque las respuestas que diera el entrevistado no serían más que simples pistas sobre ciertas esperanzas, miedos y aclaratorias dentro de su pretendida y encubierta vida política. A ver, decía tener la cabeza clara para analizar la situación. Tenía esperanza el plácido entrevistado a que se rectificara sobre la “ilegal” no renovación de la concesión. Decía tener miedo hasta de que lo mataran… Confesó que siempre había creído en la estabilidad del país y que no odiaba, que no sentía rabia, pero sí miedo por las “amenazas”… Que nuestro gobierno propugnaba el hampa como los regímenes comunistas y llamaría a la fase de resistencia “democrática” contra el presunto régimen totalitario. (No sería ella tan democrática ni pacífica en CONATEL, donde varios policías resultaran heridos). Daría pie a pensar que al país lo podían invadir u ocupar tropas de su rajada predilección. Apoyaría la flamante idea de invertir la bandera (sobre lo cual se hizo en principio el papanatas) como señal de urgente mensaje de socorro al mundo por estar pasando Venezuela (según su distorsión) por una presunta calamidad. Decretaría la continuación de la lucha por el amor y por la libertad como respuesta a una pregunta de “40.000 lochas” que le hiciera el entrevistador. Tildaría de ocupación inconstitucional, de asalto a mano armada la decisión del TSJ sobre las antenas. Atacaría a otros conocidos dueños de medios televisivos significando que habían optado por irse al exterior para no verse obligados a oírle su llantén neoliberal. Presentarían, quizás para compensar lo truculento de la entrevista, cursis videos donde sobresaldrían los explotados “hembrones” y donde se burlarían con encono de la música llanera en un duelo esperpéntico diciendo, por ejemplo, “que alpargata no era zapato ni que le pusieran tacón”… El entrevistado observaría los videos con una sonrisita en verdad dulce y maternal. Tanto el entrevistador, como el entrevistado, se lanzarían libres e intercambiables miradas como de “fanes enamoradas”…

Lo cierto del caso, como decía La Topoya, es que el entrevistador se pasaría como de jalabolas con el entrevistado al decirle que lo amaba de manera familiar (faltándole sólo pedirle la bendición) e invitándolo a colocarse en su pecho presuntamente pelúo un amuleto que el entrevistador llevaba en el suyo para que lo protegiera para siempre de todo mal; finalizando la entrevista, previa la presencia abrupta de una bicha, con un abrazo que habría de lucir nada efusivo por parte del tan jalabolado entrevistado.

Pienso que lo que le faltó al entrevistador -ya para cerrar de manera memorable ¡la entrevista!- fue espetarle en su cara al entrevistado una proclama como la que sigue:

Padre: ¡Billetismo!.. ¡O muerte!..

crigarti@cantv.net


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Raúl Betancourt López


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