Nelson Belfort, preside la Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión desde el 8 de junio. Dicha organización que cuenta con 425 emisoras afiliadas, de las cuales, según él mismo, 10 le pertenecen.
Empezando sus funciones, una de las primeras cosas que hace es arremeter contra el gobierno. ¿Y qué dice? Pues la misma letanía de la oposición, según la cual el gobierno restringe la libertad de expresión.
Se hace el inocente y cree que uno es sonso para hacernos pasar lo que él dice y hace como bueno, pero malo si lo mismo dice y hace el gobierno nacional.
Dice que una cosa es el empresario, dueño de la emisora o el medio y otra el periodista o quién “está detrás de los micrófonos”. Según Belfort, en las emisoras, empezando por las suyas, los locutores tienen toda la libertad del mundo para expresar lo que quieran. En este sentido dice “se pretende hacer ver que el dueño de una estación somete y amarra al productor de un programa, como si ellos no tuviesen personalidad”.
Este es el mismo argumento que manejan los dueños de televisoras y periódicos. Como si los periodistas siempre pudiesen actuar con toda libertad y “no morir en el intento”.
En gran número de esas emisoras de la Cámara, para no decir todas, porque no sería justo, hasta los productores de programas musicales, se las ingenian para hacer de gestores políticos. Porque es suficientemente conocido que en Venezuela, los partidos quedaron convertidos en unos cascarones sin credibilidad alguna. Por esto, ese rol lo tomaron periódicos, emisoras de radio y televisión y sus respectivos periodistas y productores.
Y uno no es tonto, aunque Belfort lo crea, para ignorar que la pauta publicitaria influye en esas posiciones. ¿Acaso cualquiera empresa, cuyos dueños están contra el gobierno por diversas razones, no siempre justificadas legalmente, va a patrocinar productores, no que defiendan al gobierno, sino que se limiten a ser objetivos y juiciosos?
Es bueno recordar como anunciantes cedieron sus espacios a televisoras privadas para que se dedicaran a promover el paro lanzado para tumbar al presidente.
En este país, se está intentando corregir todos los vicios que se acumularon por lo menos en los últimos cuarenta años y de los cuales se aprovechó mucha gente para acumular velozmente capitales. Eso sólo es suficiente para que una amplia gama empresarial empuje para detener al gobierno.
Belfort, aunque finja de Caperucita, bien sabe todo eso. La pauta publicitaria también entra en esta lucha. Y para usar una frase suya eso lo hacen “por su forma de pensar”.
Pero si acusa al gobierno de condicionar a los productores para que asuman una determinada línea editorial. Y lamenta que con la nacionalización de Cantv y Movilnet, se haya suspendido “el patrocinio a todos los talentos”. De paso deja entender que no se queja por lo que concierne a sus emisoras, sino a “quienes están detrás de los micrófonos”. Este gesto de ternura a uno lo deja totalmente perplejo.
Más adelante agrega, otra simpleza o bobera, “el talento hoy no cuenta con el patrocinio de Cantv y Movilnet”.
Es la misma cantaleta opositora segùn la cual el talento, la cultura y hasta la buena educación, sólo están del lado de ellos. Y este permanente gesto de subestimación a todo lo que huela a Chávez es una de las importantes causas que políticamente les mantiene en el hoyo.
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