Recientemente el locutor Don Imus, el famoso comentarista de una de las más importantes emisoras de radio de Nueva Jersey, propiedad de la cadena norteamericana CBS, fue despedido de su trabajo ante las fuertes presiones de empresas como Pepsi Cola, Procter & Gamble, General Motors y American Express, entre otros, que anunciaron su decisión de retirar sus pautas publicitarias en esa emisora si no se despedía al locutor, quien ofendió a la comunidad afroamericana de ese país, al calificar a las integrantes negras de un equipo colegial de básquet de esa localidad como “putas de pelo malo”.
Obviamente, la medida extrema de esos importantes anunciantes no obedecía en modo alguno a ninguna inclinación suya a favor de las muchachas del equipo de básquet, sino al profundo terror que le tienen a una eventual caída en sus ventas, producto de la airada reacción de la inmensa población afrodescendiente de los Estados Unidos, que, de no haberse tomado la medida de la suspensión del miserable locutor, habría llamado a un boicot contra todos y cada uno de los anunciantes que pautaran publicidad en el programa del infeliz sujeto.
Un acontecimiento que demuestra la verdadera fuerza del pueblo frente a los medios cuando éste se lo propone. El boicot es la fórmula mediante la cual la sociedad puede hacer valer sus derechos en el marco de la legalidad, como una de las herramientas más contundentes para hacer justicia social frente a las agresiones de los medios burgueses.
Hoy, cuando la espantosa historia de prostitución que enloda desde hace décadas a la familia De Majo, haciendo estragos severos en la escasa capacidad mental de Beatriz De Majo, llevándola al alcoholismo irrefrenable que hoy tan tristemente la agobia, lo que seguramente explica su odio y su desprecio hacia los venezolanos a través de su pobre y asqueroso programa de televisión, lo que debemos hacer todos los venezolanos, sin distingos de credo, clase o posición política, es activar nuestra fuerza como actores sociales de este noble país, y boicotear desde hoy mismo a los anunciantes, absolutamente todos los anunciantes de Televen, no comprando ninguno de sus productos, ni usando o adquiriendo ninguno de los servicios que anuncie o promocione, hasta tanto no sea sacado del aire el infausto programa de la mediocre, vulgar y detestable periodista.
Para ello, es solamente indispensable publicar una lista de los productos que se anuncian en ese canal y poner una fecha (que bien podría ser el próximo día domingo) a partir de la cual todos los hombres y mujeres decentes de esta patria soberana actuaremos, con nuestro decidido e indoblegable derecho a vetar a esas marcas o productos, como verdaderos venezolanos de dignidad y de respeto.
Es hora de que el pueblo asuma su responsabilidad en la defensa de nuestra soberanía y de nuestra integridad como pueblo honesto y trabajador… Chávez no tiene por qué hacerlo todo. En nosotros está el poder que nos da nuestro derecho a boicotear a aquellos agentes del imperio que hoy, una vez más, pretenden agredirnos y humillarnos con el odioso poder del dinero.
Emprendamos pues, esta campaña que es no sólo por nosotros, sino por nuestros hijos y por el futuro de nuestra patria.