Apenas ayer, no sin asombro, estuve viendo como Globovisiòn, en comportamiento inusual en otras circunstancias, emisoras de TV y naciones, dedicó casi una hora a transmitir las incidencias de una marcha de protesta insignificante, desde una óptica cuantitativa, integrada por quienes se identificaron, a través de sus voceros, como estudiantes universitarios. Y por la edad y porte de aquel grupo, uno no duda que así sea. Marcharon los jóvenes por pasillos de un centro comercial de la fuerza armada e hicieron lo posible para provocar un enfrentamiento con quienes allí cuidan el orden. Mientras eso sucedía, el “turco iba atrás, sin alejarse mucho”. En este caso me refiero a las cámaras y la reportera de la televisora arriba mencionada. ¿Cómo supo el canal a tiempo que esa marcha habría? ¡Si solamente eran apenas una o dos docenas de muchachos!
Lo primero que quiero resaltar, aunque bien sé que con esto no estoy anunciando la invención de la pólvora, es que Globovisiòn sigue tomando el asunto político para sí. Mientras los partidos que convencidos están que nada tienen que decir, el canal hasta dónde puede, porque también está en la misma situación, pero usa sus cámaras para promover una protesta “fresca”, que busca con agonía, insertar a la oposición toda en la mente popular. Pero la televisora tampoco anda por su lado, no está sola, forma parte de una red u organización que está ensayando cosas novedosas que hay que resaltar. Es necesario y urgente estudiar la nueva conducta opositora para actuar en consecuencia.
Si bien la marcha de protesta fue como la califiqué, “insignificante” desde una perspectiva cuantitativa, no digna de una reseña periodística tan extensa e incisiva, contiene elementos hasta ese momento inéditos.
Empecemos por señalar que la nueva consigna es “por la vida”. La medición de Seijas y Asociados, recoge que Chávez tiene por encima del 70 % de aceptación, pero es alta la preocupación del venezolano por la violencia cotidiana, que no por acción represiva del gobierno. Pero ellos van usar esos resultados de manera ambigua para ver que cae en sus trampas. Atrás, como escondidas, están la autonomía y otras preocupaciones de ellos, no del pueblo, como RCTV, que quedaron muy mal paradas en la encuesta.
Esta vez, pareciera que siguiendo un cuidadoso guión, fueron a las universidades y escogieron los estudiantes que a esa marcha deberían ir. En gran medida excluyeron individuos que pudiesen parecer sifrinos o miembros de las clases altas. Es más, se identificaron como estudiantes de la UCV y por supuesto, no hicieron mención de universidad privada alguna. Esto a mi parecer, rompe el patrón de lo que hasta hace pocos días venían haciendo. Pese a que, esto en el fondo es insustancial, porque como dice Domingo Alberto Rangel, un acérrimo enemigo del gobierno, “La UCV es hoy colonizada solo por la clase media alta, un baluarte del conservatismo social” (1)
Pero hay más, ahora el vocero de la marcha tiene características físicas que le asemejan al común de los venezolanos pobres. Incluso, para ser más exacto, tiene mucho de afroamericano. Por estas cosas, esa marcha, donde los participantes, golpean las palmas de las manos pintadas de blanco, piden libertad y uno que otro lleva un tirro en la boca, que es hasta aquí lo mismo que venían haciendo, tiene un elemento nuevo.
Los analistas y asesores que detrás de esto andan y a los cuales Globovisiòn sirve de transmisor de imágenes y mensajes, han cambiado en algo importante su estrategia.
Convencidos están que a la inmensa mayoría del pueblo no le llegan con partidos desgastados y deslucidos, con analistas que nunca pegan una y portadores de mensajes que a las masas nada dicen, ni con jóvenes que de todo tienen, hasta la libertad que banalmente “buscan”, han optado por un recurso nuevo.
Esto no sólo hay que observarlo; requiere una reflexión seria para accionar, de modo que esa novedosa cosa, se quede varada en el ensayo.
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