A nuestra inefable Elizabeth Fuentes no le alcanzó con mostrarnos ayer (30-10) su candidez, sino que hoy por si lo hubiéramos olvidado, nos lo volvió a restregar en el rostro. Entrevistaba a un personaje que ha transitado por distintos agrupamientos políticos sin aportar siquiera una pizca de sustancia en todo ese recorrido.
En un momento de su entrevista, y sin nada que pudiera justificarlo, trajo a colación, parte de una supuesta conversación entre Chávez y Fidel Castro presenciada por el reaparecido Guaicaipuro Lameda. Cuestión esta muy extraña, pero… En ella, Chávez le habría dicho a Fidel que había notado que un día en Cuba encontró papa, cebolla pero no halló tomate. Otro día vio papa y tomate y no cebolla, y al otro día vio cebolla y tomate sin ver papa.
Los artículos que ella nombró no los recordamos a cabalidad, pero eran tres productos del agro y puso a faltar, como quedó dicho, cada día uno distinto de los tres ofreciendo los otros dos. Chávez le habría dicho a Fidel que se percató de ese detalle, y le preguntó la razón por la cual no ofrecían los tres productos todos los días. Fidel le habría contestado que eso no debían de hacerlo pues así ponían a la gente a hablar de esa escasez creada deliberadamente, para quitarle así toda oportunidad de discutir de otras cosas. Pensar que una cosa así hubiera podido ocurrir si no es una estupidez ¿qué es? Pero ¿no es más grave todavía que pueda pensarse que alguien pueda creerse tal cosa?
Nos dice la periodista que se genera un asunto de ese tipo con toda intención. Pero además, nos está diciendo que a los dirigentes de la Revolución Cubana la población no les interesa nada. ¿Qué se puede pensar de una mujer que es capaz de tal falacia? Que no comprenda y por ende crea que quien le ve y escucha no capte que es una mentira, habla muy mal de ella, pues cree que solo los estúpidos la ven. ¡Qué triste resulta ver tanta hipocresía, tanta maldad!
El entrevistado por ella, que no esperaba una disquisición como la que hizo la señora, solo atinó a divagar y evitó continuar la necedad hablando de otra cosa.
Esta señora Fuentes, al igual que la “profesora de ética” Gloria Cuenca, no nos avergüenza confesarlo, nos desconcierta. Son universitarias, ambas, y ese hecho nos hace pensar en la calidad de los graduandos de la “principal” universidad del país. Personajes de este calibre son quienes más han ayudado a Chávez, pues son tan notorios sus disparates que dan grima y muestra la calaña de algunos de los opositores de Chávez.
Hay una gran cantidad de periodistas incapaces de investigar a fondo, sin ir nunca más allá de lo superficial; otros que recurren chapuceramente a la mendacidad como herramienta comodín. No les importa que alguien les reclame. Por el contrario, les estimula a continuar con toda naturalidad, con sus infundios y sus bulos. Siguen para delante labrando así su camino. La objetividad quedó en el baúl de los recuerdos, junto probablemente a sus sueños rotos.
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