Reporteros
sin Fronteras (RSF) sigue obsesionada con Cuba. Mientras que, según
sus propios datos, 86 periodistas y 20 colaboradores de los medios de
comunicación fueron asesinados en el mundo en 2007, 67 profesionales
de la prensa fueron secuestrados, y ningún cubano se encuentra en estas
listas, la organización parisina se centra en la mayor isla del Caribe
(1). El secretario general de la entidad que pretende defender «la
libertad de prensa», Robert Menard, aprovechó las elecciones legislativas
cubanas para recordar «la dramática suerte de los periodistas encarcelados»
(2).
Durante una
conferencia de prensa en Madrid el 16 de enero de 2008, RSF reiteró
«su petición de que [pusieran] en libertad a los veinticuatro periodistas
cubanos encarcelados [...] con el absurdo pretexto de que [eran] ‘mercenarios
a sueldo de Estados Unidos’». La organización se refiere a las personas
condenadas por la justicia cubana a penas que van de seis a veintiocho
años de cárcel por asociación con una potencia extranjera y por mercenarios
(3).
RSF califica
las acusaciones de las autoridades de «absurdas»
y pretende hacer creer a la opinión pública que los «veinticuatro
periodistas cubanos encarcelados» sólo deben su situación al carácter
heterodoxo de su pensamiento y en ningún caso al hecho de que violaron
la ley al aceptar la financiación de Estados Unidos. Es lo que afirma
la justicia cubana. Los escépticos podrían poner en tela de juicio
la imparcialidad del sistema judicial cubano. Sea. Sin embargo existe
una fuente que corrobora esta realidad y que se encuentra fuera de toda
sospecha. En efecto, los documentos oficiales del gobierno de Washington
confirman que Estados Unidos recluta, entrena y financia a individuos
en Cuba para promover su política exterior contra el régimen revolucionario.
Primero, desde
el triunfo de la Revolución en 1959, Estados Unidos ha elaborado una
política destinada a la fabricación de una oposición en Cuba. Por
ejemplo, durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional celebrada
el 14 de enero de 1960, el subsecretario Livingston Merchant declaró:
«Nuestro objetivo es ajustar todas nuestras acciones con vistas a acelerar
el desarrollo de una oposición en Cuba [...]». Por su parte el secretario
adjunto para los Asuntos Interamericanos, Roy Rubottom, afirmó que
«el programa aprobado [destinado a derrocar al gobierno cubano] nos
ha autorizado a brindar nuestra ayuda a elementos que se oponen al gobierno
de Castro en Cuba para que parezca que su caída sea el resultado de
sus propios errores» (4).
De la misma
manera, el 19 de junio de 1963, Kennedy aprobó el «plan integral de
acción encubierta» que pretendía «mantener todas las presiones posibles
sobre Cuba y crear y explotar en Cuba situaciones calculadas para estimular
a elementos disidentes del régimen [...] con el fin de perpetrar un
golpe de Estado» (5).
Esta política
sigue vigente en la actualidad con una diferencia: lo que constituía
una política clandestina y secreta en los años sesenta se ha transformado
en una política pública a partir de 1992.
Votada en 1992
por el Congreso estadounidense, la ley Torricelli dispone también de
una parte intervencionista y subversiva. Por ejemplo, la sección 1705
estipula que «Estados Unidos proporcionará asistencia a las organizaciones
no gubernamentales adecuadas para apoyar a individuos y organizaciones
que promueven un cambio democrático no violento en Cuba» (6).
Adoptada por
la administración Clinton en 1996, la ley Helms-Burton también prevé
agrupar, reforzar y financiar a una oposición interna en Cuba. La sección
109 es muy clara: «El presidente [de Estados Unidos] está autorizado
para proporcionar asistencia y ofrecer todo tipo de apoyo a individuos
y organizaciones no gubernamentales independientes para agrupar los
esfuerzos con vistas a construir una democracia en Cuba» (7).
El 6 de mayo
de 2004 el presidente Bush publicó un impresionante informe de 454
páginas titulado Commission for Assistance to a Free Cuba (Comisión
de Asistencia a una Cuba Libre). Este informe prevé la elaboración
de un «sólido programa de apoyo que favorezca a la sociedad civil
cubana». Entre las medidas preconizadas, una financiación por importe
de 36 millones de dólares se destina al «apoyo de la oposición democrática
y al fortalecimiento de la sociedad civil emergente» (8).
El 3 de marzo
de 2005 Roger Noriega, entonces secretario asistente para los Asuntos
del Hemisferio Occidental de la administración Bush, señaló que se
habían añadido 14,4 millones de dólares al presupuesto de 36 millones
de dólares previsto en el informe de 2004. Noriega, incluso, fue tan
sincero que llegó revelar la identidad de algunas de las personas que
se encargan de la elaboración de la política exterior estadounidense
contra Cuba. Citó los nombres de Martha Beatriz Roque, las Damas en
Blanco y Oswaldo Payá (9).
El 10 de julio
de 2006 el presidente Bush aprobó el nuevo informe de 93 páginas.
El objetivo proclamado está claro: romper el orden constitucional vigente
en Cuba. La primera medida adoptada prevé una mayor financiación a
los grupos de «disidentes». Washington estudia acelerar el reclutamiento
de individuos cuyo papel será participar en el derrocamiento del gobierno
actual. A los 36 millones de dólares previstos en el primer informe
de 2004 y a los 14,4 millones de dólares adicionales de marzo de 2005,
se añade una nueva suma de 31 millones. El plan de Bush incluso cita
a las personas encargadas de liderar las fuerzas subversivas: Martha
Beatriz Roque, Oswaldo Payá, Guillermo Fariñas y las Damas de Blanco,
entre otras (10).
La administración
Bush también dedica 24 millones de dólares adicionales a Radio y TV
Martí, dos medios propagandísticos estadounidenses destinados a promover
un «cambio de régimen», para que amplíen las transmisiones de programas
subversivos hacia Cuba, infringiendo la legislación internacional que
prohíbe la violación del espacio hertziano nacional. Los miembros
de la «disidencia» cubana recibirán una parte de esta suma para adquirir
y distribuir equipos de radio y televisión que permitan captar los
programas que se emiten desde Estados Unidos. Otros países están invitados
a transmitir programas subversivos hacia Cuba. El plan prevé también
«entrenar y equipar a periodistas independientes de la prensa escrita,
radiofónica y televisiva en Cuba» (11).
Así, los propios
documentos oficiales estadounidenses confirman la existencia de una
política de subversión y contradicen de manera indiscutible las afirmaciones
de RSF. Por otra parte, la organización parisina no vacila en convertir
a delincuentes en periodistas con tal que éstos –que jamás habían
desempeñado una actividad periodística antes de integrar el jugoso
comercio de la disidencia, con dos excepciones– escriban algunas líneas
hirientes contra el gobierno de La Habana.
Pero RSF, cuya
agenda es claramente política, multiplica las mentiras. En su comunicado
declara que «la población se dispone a designar, a falta de poder
elegir, a sus representantes en la Asamblea Nacional y en las asambleas
provinciales» y añade que «no cabe hacerse ilusiones con relación
a las elecciones [...]. El pluralismo político no figura en el orden
del día y los cubanos solo pueden ‘elegir’ a los 614 representantes,
ya designados, del Partido Comunista Cubano, el único autorizado»
(12).
El problema
es que la legislación cubana prohíbe categóricamente al Partido Comunista
designar candidatos. «Ningún partido tiene derecho a postular candidatos.
La postulación de los candidatos se efectúa directamente por los propios
electores en asambleas públicas. El Partido Comunista no es una organización
electoral y, por lo tanto, ni se presenta a las elecciones ni puede
postular candidatos» (13). Además, más de la mitad de los parlamentarios
que fueron elegidos no son miembros del Partido Comunista (14). ¿Con
qué objetivo oculta RSF esta realidad si no es para engañar a la opinión
pública y proseguir su campaña de satanización de Cuba?
La organización
de Robert Ménard evoca también «El estado de salud de [...] los representantes
de la prensa disidente encarcelados en Cuba», entre los cuales algunos
estarían «gravemente enfermos». RSF afirma que «en la celda no les
facilitan ni comida ni cuidados adecuados» (15). La entidad de «defensa
de la libertad de prensa» no teme parecer ridícula. En efecto, ¿cómo
puede sobrevivir en prisión un detenido privado de alimentación adecuada
y atención médica? ¿Acaso puede RSF citar el nombre de un solo individuo
que falleció en prisión en Cuba por falta de atención médica o alimentación?
¿Por qué
razones sufre RSF esta singular obsesión por Cuba? ¿Realmente es a
causa de la situación de la prensa? Por lo que se ve no, pues llegado
el caso sus prioridades serían Iraq donde 47 periodistas fueron asesinados
en 2007, Somalia donde 8 periodistas perdieron la vida, Pakistán donde
6 periodistas perecieron, Sri Lanka donde 3 periodistas fueron ejecutados,
Afganistán, Eritrea, Filipinas, Nepal o México donde también varios
periodistas fueron asesinados, pero de ningún modo Cuba (16).
La respuesta
es la financiación de RSF. En efecto, la organización está subvencionada
por la organización de extrema derecha Center for a Free Cuba
(17), cuyo director Frank Calzón es el antiguo dirigente de la Fundación
Nacional Cubano Americana (FNCA), una organización terrorista responsable
de numerosos atentados contra Cuba (18). RSF también está financiada
por la oficina pantalla de la CIA que es la National Endowment for
Democracy, cuyo objetivo es promover la agenda política de la Casa
Blanca (19).
El escritor
y periodista francés Maxime Vivas acaba de publicar un libro revelador
sobre «La cara oscura de Reporteros sin Fronteras» en el que
denuncia «los tratos dudosos, los financiamientos vergonzosos, las
hosquedades selectivas [...], las mentiras reiteradas de Reporteros
sin Fronteras, todo al servicio de una causa sin vínculo alguno con
los objetivos que proclama». Este libro, especialmente riguroso, saca
a la luz del día el doble juego de Robert Menard y revela el auténtico
rostro de la organización parisina al servicio de los poderosos del
mundo (20).
Revisado por
Caty R.
Notas
(1) Reporteros
sin Fronteras, «Liberté de la presse: l’année 2007 en chiffres»,
2 de enero de 2008. http://www.rsf.org/article
(2) Reporteros
sin Fronteras, «En vísperas de las legislativas, Reporteros sin
Fronteras recuerda la dramática suerte de los periodistas encarcelados»,
17 de enero de 2008. http://www.rsf.org/article
(3) Ibid.
(4) Marion
W. Boggs, «Memorandum of Discussion at 432d meeting of the National
Security Council, Washington», 14 de enero de 1960, Eisenhower Library,
Whitman File, NSC Records, Top Secret, in Foreign Relations of the
United States 1958-1960 (Washington: United States Government Printing
Office, 1991), pp. 742-743.
(5) Piero Gleijeses,
Misiones en Conflicto. La Habana, Washington y África 1959-1976
(La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 2004), p. 37.
(6) Cuban
Democracy Act, Capítulo XVII, Sección 1705, 1992. Véase también
Salim Lamrani, Double Morale. Cuba l’Union européenne et les droits
de l’homme (París: Editions Estrella, 2008), pp. 45-55.
(7) Helms-Burton
Act, Capítulo I, Sección 109, 1996.
(8) Colin L.
Powell, Commission for Assistance to a Free Cuba, (Washington:
United States Department of State, mai 2004).www.state.gov/documents
(9) Roger F.
Noriega, «Assistant Secretary Noriega’s Statement Before the House
of Representatives Committee on International Relations», Department
of State, 3 de marzo de 2005. www.state.gov/p/wha/rls/rm
(10) Condolezza
Rice & Carlos Gutierrez, Commission for Assistance to a Free
Cuba, (Washington: United States Department of State, Julio de 2006). www.cafc.gov/documents/organiza
(11) Ibid.,
p. 22.
(12) Reporteros
sin Fronteras, «En vísperas de las legislativas, Reporteros sin
Fronteras recuerda la dramática suerte de los periodistas encarcelados»,
op. cit.
(13) Parlamento
cubano, «El sistema electoral cubano: cien preguntas y cien respuestas»,
9 de febrero de 2007. http://www.parlamentocubano.cu
(14) Pascual
Serrano, «El periodismo papagayo», Rebelión, 21 de enero de
2008.
(15) Reporteros
sin Fronteras, «En vísperas de las legislativas, Reporteros sin
Fronteras recuerda la dramática suerte de los periodistas encarcelados»,
op. cit.
(16) Reporteros
sin Fronteras, «Baromètre de la liberté de la presse 2007. Journalistes
tués», 2 de enero de 2008. http://www.rsf.org/rubrique
(17) Reporteros
sin Fronteras, «Lettre ouverte à ses détracteurs», Réseau Voltaire,
12 de septiembre de 2006. http://www.voltairenet.org
(18) Salim
Lamrani, «La Fondation nationale cubano-américaine est une organisation
terroriste», Mondialisation, 27 de julio de 2006.
(19) Robert
Ménard, «Forum de discussion avec Robert Ménard », Le Nouvel Observateur,
18 de abril de 2005. www.nouvelobs.com/forum
(20) Maxime
Vivas, La face cachée de Reporters sans frontières. De la CIA aux
faucons du Pentagone (Bruxelles: Aden, 2007).
Salim Lamrani es profesor, escritor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba (Pantin: Le Temps des Cerises, 2005), Cuba face à l’Empire (Genève: Timeli, 2006) y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006). Acaba de publicar Double Morale. Cuba, l’Union européenne et les droits de l’homme (Paris: Editions Estrella, 2008).
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr