CA: ¿Como percibe ese fiel lector o votante por La Revolución la posición del presidente con respecto a las necesidades prioritarias de los venezolanos?
JRP: Nos llamaba mucho la atención que te decían “mira yo estoy dispuesto a votar por Chávez, no estoy dispuesto a votar por otro”, entonces encontramos que la relación emocional que hay con el presidente es muy importante, pesa mucho, este…
CA: Ah Caramba! (desconcierto)
JRP: Jala demasiado, no?
CA: umju (desprecio)
Sin pretender hacer un tratado sobre la dicotomía emociones-racionalidad en el plano electoral, y sin ir al fondo de la permanente manipulación mediática que le sirve de credo al canal opositor, me atrevo a afirmar que CA y JRP dieron en el mero centro de la motivación de los electores. La opositora apuntando hacia la racionalidad como factor que supuestamente debe privar y el entrevistado hacia las emociones como factor que explica la supremacía de las emociones: “es muy importante, pesa mucho, jala demasiado”
Parafraseando a JRP: El que logre instalarse mayoritariamente en las emociones positivas del electorado reflejando sus valores o infundiendo esperanza y confianza, barre, como ha sucedido hasta ahora con inusitada frecuencia en el caso de Hugo Chávez.
La oposición ha intentado instalarse en las emociones negativas irracionales hacia nuestro presidente, y lo ha logrado, pero no lo suficiente como para remontar los sentimientos de simpatía de la mayoría del electorado.
A nivel mundial estamos llenos de ejemplos de triunfos electorales o permanencia en el poder que pueden explicarse a través de esta dicotomía, independientemente de las circunstancias reales circundantes. En la ferozmente bloqueada Cuba, Fidel Castro continúa siendo una fuente constante de inspiración, identificación y confianza en el futuro Vs. el odio de los gusanos de Miami; en la Francia pre-electoral asolada por la violencia de los inmigrantes árabes, Nicolás Zarkozi apareció de golpe como el único que podía interpretar la frustración del ciudadano común francés y ponerle freno a esa violencia Vs. la política de conciliación propuesta por Segolene Royal; en los “amenazados” EEUU, Bush prevaleció como el tipo fuerte que podía contener la “amenaza islámica”, pese a que objetivamente ya venía en declive.
Bien sea que las circunstancias de cada país hayan sido prefabricadas o no y que sus líderes las hayan utilizado legítimamente o no para incrementar su capital político, es innegable que son las emociones y no la racionalidad lo que ha privado en cada caso.
En nuestro caso particularísimo ha surgido explícitamente y con fuerza el axioma “Amor con Amor se Paga” en ambas direcciones, y con sus respectivas pruebas de amor, afortunadamente.