"El Presidente de Venezuela se ha distinguido a sí mismo, más allá de cualquier otro líder, por negarse a abandonar el país cuando su derrota parece asegurada. Rodeado por una fuerza numéricamente superior, provista de municiones que sus hombres no tienen, el Presidente se mantiene obstinadamente en sus tierras y, hasta el día de hoy, permanece en Miraflores, la sede del Ejecutivo de Venezuela".
El párrafo anterior corresponde a un artículo subtitulado "El dictador venezolano tiene fe en su estrella". Pero
no, no es una cita del diario El Nacional, ni tampoco es un ataque
contra el Presidente Chávez. Fue escrito por John Callan O'Laughling,
corresponsal especial de The Washington Post. El
artículo tiene casi 106 años de antigüedad y, en aquel entonces,
atacaba al presidente Cipriano Castro por su postura nacionalista y su
defensa del país ante el bloqueo que Estados Unidos y varias naciones
europeas ejercían exigiendo el pago de la deuda externa.
El título del artículo es directo: "Castro como Napoleón". Publicado
el 2 de enero de 1903, hace algunas concesiones sobre la personalidad
del general venezolano, pero también afirma que en ocasiones se ha
comportado "como un cobarde" y pone dudas sobre su moralidad. Dice que
Castro "se compara a sí mismo con Napoleón" pero "no tiene ninguna idea
sobre greografía".
Como puede observarse, la actitud del diario The Washington Post no es nueva. El capítulo vivido el pasado viernes 19 de diciembre de 2008, en un editorial titulado "Mr. Chavez tries again"
("El Sr. Chávez lo intenta de nuevo"), es sólo una más de las
agresiones imperiales que se realizaban desde este y otros medios de
comunicación ya a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX,
cuando Estados Unidos había fijado a Venezuela como uno de sus
intereses.
Y no es casualidad que, así como hace 103 años acusaban a Cipriano
Castro de estar derrotado y tener que rendirse ante el bloqueo naval,
así mismo este viernes acusaron al Presidente Chávez de no tener
posibilidades de ganar el referendo de la enmienda "sin recurrir al
fraude o al uso de la fuerza".
Acusan a los venezolanos de ser "marihuaneros" y los amenazan
Otro artículo, escrito en The Washington Post
el 21 de marzo de 1905, se titula "Terrores de marihuana", y acusa al
presidente Castro y a uno de sus consejeros de ser tan imprecisos, que
pareciera que estuvieran consumiendo hojas de cannabis. Peor aún, los amenaza conque si, continúan teniendo estos "sueños",
"sus visiones se materializarán en la forma de monstruos acorazados de
hierro, que escupirán fuego y balas de níquel en los refugios
enormemente endeudados de los hijos de Bolívar".
Dice el artículo en parte:
"Se ha dicho con frecuencia que la curiosidad es la razón de los peculiares rasgos mentales de los guerreros latinoamericanos y revolucionistas, que les hacen creer que Norteamérica es un monstruo de espantosa forma y apetito insaciable (...) Las inexplicables maniobras recientes de nuestro ocupado amiguito, Cipriano Castro de Venezuela, quien se busca problemas con los Estados Unidos, son una manifestación de este misterioso comportamiento. Y también lo son las palabras del consejero de Castro, el coronel John The Batista Lamedo, cuya amenaza de invadir el valle del Mississippi con 30 mil hijos de Bolívar aún hace temblar a Nueva Orleans como en un terremoto".
"La explicación, creemos, está en el descubrimiento del Prof. Frederick Starr, de la Universidad de Chicago, sobre una extraña planta que florece en Venezuela. Esta planta es la marihuana, la cual, cuando se seca, recuerda las hojas de tabaco. Se fuma en cigarrillo o en una pipa, y sus efectos son inmediatos y excitantes (...)".
"Los sueños de marihuana que vienen a Castro y su consejero Lamedo, son de los más violentos, duraderos y provocativos. Si ellos no rompen con el hábito, sus visiones se materializarán en la forma de monstruos acorazados de hierro, que escupirán fuego y balas de níquel en los refugios enormemente endeudados de los hijos de Bolívar. Que mejor rechacen la marihuana y vivan limpiamente, como los patriotas deberían hacerlo".
Campaña mediática contra Castro, se repite hoy contra Chávez
Estos fueron sólo dos de los artículos que nuestro cupo de Cadivi nos permitió encontrar en el sitio web de The Washington Post, periódico que cobra una tarifa para acceder a sus archivos de comienzos de siglo XX. Estamos seguros de que abundan artículos mucho peores; y es que el encarte "Historia de Venezuela en Imágenes", de la Fundación Polar, explica: explica: "Cuando las relaciones entre Cipriano Castro y Estados Unidos se hicieron tensas, el Washington Post (Marzo, 1905) caricaturizaba a Venezuela como un desarrapado tembloroso a quien el Tío Sam llamaba a ocupar el sitio de Santo Domingo, que ya había sido ocupado".
También se puede leer allí:
Cipriano Castro, ha sido uno de los venezolanos más reflejados en la caricatura mundial de su época. En 1980 la Fundación para el Rescate del Acervo Documental Venezolano dio a conocer 200 caricaturas, de más de 3.000 recopiladas por William Sullivan en diversos diarios, semanarios y revistas del mundo, principalmente aquellos editados en los países clasificados como las potencias de la época: Alemania e Inglaterra, dos factores importantísimos en el bloqueo de nuestras costas (1902/1903). Estados Unidos, “el mediador” que luego se convertiría en enemigo del gobierno de Castro por lo de la New York and Bermúdez Co. y otros asuntos litigiosos, y Francia que también figuraba entre los reclamantes extranjeros.
La etapa de mediación norteamericana tuvo expresiones en la caricatura como las publicadas en el Tribune y Journal (de Minneapolis), donde el Tío Sam aparece como un bulldog (“La doctrina Monroe”) cuidando a Venezuela de los agresores, o la caricatura de W.A. Rogers (Tanta alaraca por tan pocas Plumas) aparecida en el New York Herald en 1903.
Otro dibujante, el de Constitution de Atlanta (Abril, 1905) exhibía el simbólico Tío Sam con inmensas botas, desafiado por el pequeño Castro, espada en mano, y con un ultimátum que decía “Venezuela demanda vuestra rendición incondicional”. Castro era exhibido en la prensa internacional como un caudillo atorrante, ignaro, lúbrico, bocón, caricaturizado como un “mono tropical”.
Las campañas mediáticas contra los líderes latinoamericanos que defienden a sus países no se hacen esperar. No son nuevas, y seguramente las seguiremos viendo por mucho tiempo. Lo importante es concienciar a las y los venezolanos para que las reconozcan y no se dejen manipular por estos artículos, que son rápida y orgullosamente reproducidos por medios venezolanos los cuales, sin nacionalismo alguno y sin hacerle la más mínima crítica, no pueden ganarse otro apelativo sino el de "pitiyanquis".
http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?16590