El imperialismo es el enemigo principal de los pueblos del mundo. Esta es una afirmación, que se puede constatar a través de múltiples indicadores y de argumentaciones perfectamente documentadas. Muestra de ello, en el caso de Nuestra América, es el libro “Las Venas Abiertas de América Latina” escrito por el laureado escritor uruguayo Eduardo Galeano y que recientemente le obsequiara el presidente Chávez al presidente estadounidense Barak Obama en el marco de la cumbre de las Américas realizada en Trinidad – Tobago.
Pues bien, este imperialismo en su afán infinito de acumulación de ganancias permanentemente recrea las formas con los que ejerce el dominio político – ideológico sobre los pueblos y países del globo terráqueo, en este sentido la presión política, el chantaje económico, la dependencia tecnológica, cultural y comunicacional, la amenaza bélica, la agresión militar, la guerra y el genocidio son unos de los tantos mecanismos, según sea la coyuntura, que el imperialismo – en especial el estadounidense – emplea en su labor de saqueo y explotación.
En nuestro caso, en el caso venezolano, en virtud de que desde hace 9 años nuestro pueblo con su gobierno bolivariano al frente ha dado el paso de romper las ataduras que le sujetaban a la dominación imperialista, convirtiéndose de hecho en ejemplo y vanguardia de los pueblos Nuestroaméricanos y de todos los pueblos oprimidos del planeta tierra, hemos estado sometidos al más implacable asedio imperialista estadounidense.
Solo ha faltado la invasión militar que no se ha materializado porque las circunstancias geopolíticas no lo han favorecido pero es indudable que hemos estado expuesto a lo que los propios analistas y estrategas estadounidenses denominan Guerra de Cuarta Generación que no es más que el empleo de una variedad de dispositivos (psicológicos políticos, económicos, mediáticos, diplomáticos, etc.), concebidos en fases según una estrategia injerencista en los asuntos internos de los países, destinados a debilitar sus capacidades de resistencia y a doblegar la disposición automática sin descartar la agresión bélica si así lo aconsejan las circunstancias. Por supuesto que esta estrategia injerencista y desestabilizadora requiere del concurso de los lacayos colaboracionistas que históricamente siempre han acompañado a los invasores, conformándose con las migajas de la depradación de su propio país.
Evidentemente que en Venezuela hemos estado expuestos a esta guerra de cuarta generación en la que el dispositivo mediático ha sido la punta de lanza de la estrategia imperialista. Derrotados y debilitados en diversos frentes de lucha: electoral, sindical, militar, político, etc., mantienen una fuerte presencia en los aparatos mediáticos y económicos, desde los cuales apuntalan sus planes desestabilizadores.
El imperialismo y sus lacayos locales le tienen declarada la guerra mediática al pueblo bolivariano y a la nación venezolana. Para tal efecto hacen acopio sistemático del poderoso potencial mediático que tienen a su disposición: las agencias transnacionales de la información, la industria cultural y de la recreación, las empresas mediáticas privadas locales, los periodistas “anclas” y los llamados “tanques y laboratorios de pensamiento” y a todo lo cual hay que sumarle la acción complementaría de los aparatos eclesiásticos y educativos privados. Toda una compleja estructura mediática puesta al servicio del imperialismo y de los lacayos obsecuentes. Desde hace más de 2 años hemos venido sosteniendo que la mejor y más oportuna y certera respuesta del pueblo y gobierno venezolanos a la guerra mediática que nos tienen declarada, en forma inclemente, nuestro enemigo histórico es la Guerra Popular Comunicacional que, en pocas palabras, consiste en la incorporación masiva del pueblo al quehacer comunicacional.
Esta es la estrategia que se corresponde con el tipo de guerra mediática desatada contra nuestro país. El pueblo protagónico volcado a la actividad comunicacional, desarrollando miles de iniciativas expresivas para contrarrestar la acción disociadora, manipuladora y reproductora de los valores capitalistas difundidos y desplegadas por los medios burgueses.
Evidentemente que los Medios Alternativos y Comunitarios, de alguna manera, vienen desarrollando esta estrategia comunicacional pero se hace urgente y prioritario impulsar una acción mancomunada pueblo – gobierno, – estado – sociedad para sistematizar, potenciar y hacer mucho más efectiva la actividad comunicacional bolivariana.
Asumir esta estrategia como política pública a través de una nueva misión, la Misión Comunicación, con la cual se eleve la labor comunicacional al status de Asunto de Primera Importancia Estratégica Nacional, alejado de la retórica y del manejo burocrático con el que hasta ahora ha estado revestido, es una tarea urgente que debe ser abordada con la responsabilidad histórica que amerita…
miguelugas@yahoo.com