Parte I

El Fascista de Alan García y su nueva entrada en escena

Tenemos que dejar bien en claro, de que los levantamientos populares nunca han sido, y nunca lo serán, un capricho. Todo levantamiento popular viene a ser una respuesta legítima a la violencia estructural ejercida por una formación socioeconómica que se ampara sobre la base de leyes impopulares o leyes que se alejan de los intereses de nuestros pueblos. El que muchos tomen posiciones contra dicha respuesta sólo podría estar en la fuerte influencia que ejercen sobre las Masas los Medios de Difusión Masiva que, por lo general, están controlados por grupos de poder interesados en mantener un status quo que pueda beneficiar su propia reproducción.

La Gran Prensa Capitalista está al servicio de quienes ejercen el Poder, de ningún modo la podríamos ver al servicio del Pueblo. Son verdaderos enemigos del Pueblo que gustan moldear la opinión pública de acuerdo a los moldes impuestos por los que mandan. De ninguna forma ella es una Prensa Libre. Lo que llaman “Prensa Libre” es un completo disfraz que se utiliza para engañar al Pueblo mostrándose como una herramienta a su favor. La Prensa al servicio del Capitalismo es un arma a favor de los intereses capitalistas. Nunca, dentro de una formación socioeconómica capitalista, la Prensa capitalista estará a favor de los intereses de nuestro Pueblo. Y si la hubiera, únicamente será una ilusión pasajera.

Por otro lado, en formaciones socioeconómicas capitalistas u opresores, cada vez que nuestros pueblos obtengan éxitos a nivel organizacional, operacional o confrontacional, el Estado siempre habrá de utilizar mecanismos afines que busquen de alguna forma frenar el éxito de la fuerza arrolladora popular y así poder contener la amenaza que esa fuerza podría significar para sus intereses o los intereses de la gran burguesía criolla o internacional.

Frente al éxito organizacional, operacional o confrontacional de los pueblos, las mentes dictatoriales no tendrán la mínima vergüenza en sacar a la calle a las fuerzas militares o coercitivas para asesinar o contener a su propio pueblo. Colombia, México y Perú no son de ninguna forma dulces “Democracias”, como se nos quiere vender.

Por tanto, cuando la fuerza de las reivindicaciones sobrepasa el límite de lo “aceptable”, la fuerza del Estado se hace notar en función exclusivamente de hacerlos callar o anular.

Es así que, cada vez que al Estado se le escapa de las manos el control de las explosiones populares, habrán de poner a funcionar medidas definidas comúnmente como “Estado de Emergencia”, “Estado de Sitio”, “Estado de excepción”, “Toque de queda” etc., con una única función: callar o anular la explosión popular.

Cuando los niveles de organización, confrontación y poder de convocatoria son más exiguos en comparación con niveles existentes en Bolivia y Perú, el Estado responderá con algunas leyes para amedrentar a los movimientos en pie de lucha. Aplicaciones como la “Ley Antiterrorista” o “Ley de Seguridad Interior del Estado”, como bien sucede en Chile con el pueblo indígena Mapuche o el propio pueblo chileno, serán aplicadas para acallar o anular cualquier movimiento indígena o popular que se atreva a querer cambiar el actual estado de cosas.

Cada Estado en particular, tiene sus formas de enfrentar las justas luchas de nuestros pueblos. No existe mucha diferencia en cuanto a las formas pero sí en cuanto a los grados de fuerza que implementan frente a alguna fuerza popular. Es así que en algunas partes podremos ver cómo un Estado, frente a una efervescencia social, habrá de poner en marcha mecanismos distorsionados para socavar la fuerza popular mediante la fuerza distractora, la fuerza manipuladora, la fuerza divisionista, o mediante la fuerza coercitiva.

Últimamente estamos siendo testigos de cómo el Estado peruano, mediante la fuerza coercitiva busca frenar la efervescencia popular protagonizada por los pueblos indígenas del Perú.

No es ningún descubrimiento particular el saber que la Gran Prensa Capitalista difunda algunos efectos del levantamiento indígena y popular, sin ahondar en las causas de dicho levantamiento. Como tampoco no es ningún descubrimiento los tamaños de cobertura que se les da a estos casos; ni tampoco la forma en que la Prensa Capitalista-Dependiente, fuera del Perú, se habrá de hacer eco de lo que difunda la Gran Prensa Capitalista. Su proceder en contra de los intereses de nuestros pueblos es parte connatural de su estructura. Por lo tanto, no nos debería extrañar ver difundir por estos medios las “preocupaciones” de un “EEUU y su pueblo”, o lo que llaman “Comunidad Internacional” o “Unión Europea”, sobre la violencia de las protestas en Irán luego de sus elecciones o la “preocupación” de los mismos por el cierre de algunos “Medios de Comunicación” en Venezuela.

La Gran Prensa Capitalista nunca habrá de hacerse eco de las demandas populares a menos que beneficie sus o los intereses particulares de grupos de Poder. El pueblo peruano puede ser asesinado, encarcelado, desaparecido, torturado, violentado, censurado, etc., y aún así la Gran Prensa Capitalista le dará la importancia como si nada estuviese pasando. Pero sí que pegarán el “grito en el cielo” al difundir las “preocupaciones” de un “EEUU y su pueblo” y, si es apoyada por EEUU, las “preocupaciones” de una “Comunidad Internacional” o de una “Unión Europea”.


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Níkolas Stolpkin


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