Reformar el periodismo

Ciertamente que en algunas personas existe una especie de desinformación, confusión y a lo mejor desinterés por el asunto del ejercicio periodístico. Suele a veces ocurrir que los periodistas podemos pensar –cuando estamos en buenas redacciones- que el mundo gira a nuestro alrededor o nosotros giramos alrededor del mundo, por la interesante circunstancia de que estamos metidos de lleno en el acontecer de la vida del país y del mundo. Quien diga lo contrario no tiene nada que ver con nuestra amada vocación, que es la que nos impulsa a escribir aún cuando no lo hayamos planificado.

No somos, tampoco, instintivos pero solemos tener la suerte de eso que siempre escuchamos de los maestros cuando éramos estudiantes y después descubrimos, como es ese no catalogado científicamente olfato periodístico. Y de verdad, aunque no exista tal catalogación, si no hay buen olfato no hay buen periodismo.

Por estos días lo que hay es lectura de libretos, sonrisas y muecas de contratados que se valen y se burlan de una profesión altamente ética, porque no hay mas ético que trabajar con la verdad.

La reforma de la Ley, como le expresé a vuelo de pájaro al profesor Eleazar Díaz Rangel (no tuvimos tiempo de conversar) es para beneficiar a la profesión. Los argumentos salen solos. Veamos:

¿¿El reportero gráfico que anda con el redactor en la búsqueda de la información no tiene nada que ver con la comunicación? ¿Es un simple fotógrafo, algo así como un mecánico de frenos? ¿Si es así, por qué se crean los premios para los reporteros gráficos?

¿También el camarógrafo es un utility que nada tiene que ver con la información? ¿Qué diablos hace el editor de las imágenes y el director y el jefe de prensa cuando están preparando el noticiero? ¿Empaquetan salchichas en una línea de trabajo?

Sabemos (no conocemos a cuantos otros más les pasó) de colegas gráficos que en el pasado dispararon flash tras flash en una actividad de trabajo normal de instituciones y, carecieron de película y nadie lo supo sino después. Pero, además, ¿qué ocurre si un camarógrafo aparenta filmar en una determinada actividad mientras no ha encendido cámara? Expongo estos elementos, como detalles, pero en el fondo, de lo que se trata es de entender que el proceso de la comunicación, hoy día, es amplísimo, más que antes.

Necesitamos entender que hay un periodismo alterno, bastante grande, que necesita ser apoyado, ser enseñado, orientado y los profesionales debemos hacerlo, es nuestra obligación. Los periodistas que nos afiliamos al CNP lo hicimos porque comprendimos el valor de la Asociación Nacional de Periodistas y porque pensamos que evolucionaba hacia una institución mejor. De hecho lo hizo, pero hoy se desvanece en la irracionalidad, en la tozudez y en el compromiso de sus voceros con la política de la conspiración gringa y en el desconocimiento de su propio país. Por eso lo escribí anteriormente: Renuncio al Colegio Nacional de Periodistas mientras exista esa directiva ilegal, que a nadie representa. Somos cerca de 20 mil periodistas y ellos se eligieron con el concurso de menos tres mil colegas. ¿Puede esa directiva ser legítima? Me parece que no.

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Pedro Estacio


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