Aparentemente por fin llegó a los oídos del alto gobierno y a la Asamblea Nacional la no menos que preocupante noticia que desde las emisoras del ejército y la policía de la hermana república colombiana, desde hace tiempo, se viene manteniendo una bien estudiada programación tendiente a la captación, de nuestras propias poblaciones en la frontera, sobre las estrategias de desestabilización que este gobierno mantiene sobre Venezuela.
Ojala que las mismas junto a las muertes de los dos efectivos de la Guardia Nacional, la detención de los tres espías del DAS en territorio venezolano, los cien y pico de ciudadanos del vecino país, sospechosamente indocumentados y colegialmente ordenados en una caravana de tres autobuses, detenidos en Barinas, el ajusticiamiento de los diez supuestos paramilitares que jugaban al fútbol, los mensajes supuestamente de los paramilitares llamando a un Paro de Comerciantes en el Táchira, etc. puedan resultar razones de suficiente peso para tomar medidas realmente correspondientes al clima, prácticamente, de guerra de baja intensidad que viene practicando el gobierno colombiano sobre Venezuela.
A diferencia de la incursión del Cardas en Aguas del Golfo de Venezuela que podría juzgarse como una provocación tendiente a medir la capacidad de respuesta del gobierno de aquel entonces, la actual seguidilla de evocadores y peligrosos sucesos con que desafiante y coléricamente quiere inaugurar el gobierno colombiano las siete bases gringas en su territorio, debe persuadir al Presidente de la República a la creación de un Consejo de Seguridad Permanente de Alto Nivel Estratégico para los Estados Fronterizos (sobre todo para el occidente del país), que entre otras funciones tenga la de tener capacidad de respuesta, en ipso facto, medidas según sean las naturalezas y la gravedad de los hechos, sobre todo cuando buena parte de nuestros diputados y demás personeros se hayan demasiado ocupados para las próximas elecciones.
En materia de la resbaladiza y ya en el suelo política comunicacional, sobre todo en el Zulia, se debería comenzar por dar necesario y urgente apoyo a las emisoras como Mundial Zulia (AM) y Pequiven (FM), ambas con equipos que con una mínima inversión (antenas repetidoras) podrían con su programación combatir y repeler, desde las mismas condiciones geográficas y culturales, la creciente colombianización que viene desarrollándose no solo en la frontera.
En el caso de Mundial Zulia, a pesar de su antigua y potente plataforma, literalmente se encuentra en el piso. Realidad que no en balde obligó a su Directora a renunciar por la irresponsable y desvergonzada política comunicacional que el Ministerio de Comunicación realiza para nuestro estado.
En situación algo mejor se encuentra la 88.7 FM Pequiven, la que gracias a la dedicación y constantes trasnochos de Daysi Romero, reflejados al por fin lograr inaugurar el segundo estudio de Transmisión en Maracaibo y arreglar, en parte, el transmisor de 10 kilowatios, aún hay una emisora ilegal que le bloquea la señal en Maracaibo, y no ha habido forma de que CONATEL haga algo. Esta emisora junto a su Coordinadora, demasiada chavista para el gusto de algunos directivos de esta estratégica industria nacional, comprobó su lealtad y compromiso en los aciagos días del golpe petrolero.
waldomunizaga@hotmail.com