Debido a que parece que las notas de farándula adornadas con rostros juveniles y casi perfectos venden más que los textos ensayísticos en los que se hace un análisis bien fundamentado sobre una realidad particular, algunos periódicos han prescindido de estos espacios de corte intelectual para priorizar aquellos que nos dicen qué hacen artistas locales o internacionales.
De repente, se da prioridad a los actores y actrices del momento porque algunos dueños de medios impresos y de los mass media en general piensan que la vida de estos personajes de telenovelas vende más que un buen comentario que acerque a una cosmovisión particular.
Lo anterior tiene su parte cierta, puesto que ese público que no ha sido formado para la lectura del género ensayístico siente rechazo hacia el mismo, mientras que sí ha sido educado, o mejor alienado, para digerir lo que se dice de los protagonistas de sus novelas favoritas, que forman parte de una secuencia que, en el presente, en algunos casos, sale de la narración romántica prototípica, con elegancia, para plasmar una situación particular, como ocurre con las historias de Colombia o Brasil que, cada vez más, acaparan el mercado de las telenovelas.
A pesar de lo dicho, esos espacios que fomentan el diálogo, la discusión y la disertación como, por ejemplo, la revista A Plena Voz y la Galería alternativa del diario Vea, que ya no aparece en ese impreso, son necesarios. Cada periódico necesita un lugar que promueva la lectura más allá del día a día, como, todos los domingos, Últimas Noticias ofrece esta página y variadas columnas.
Por consiguiente, si no fuera de la forma anterior, la intelectualidad terminaría diluida en lo soez porque aunque, a veces, leemos algo de farándula cuando la atención se fija en lo intrascendente, en otras ocasiones, se nos vuelve una necesidad imperante fijarnos en la literatura que nos conecta con ese yo que se hace de cada circunstancia.
De ahí que aunque leer una que otra línea del mundo farandulero no nos haga daño, más beneficio nos hace la lectura de esos textos que versan sobre la cultura, las tradiciones y nos traen a la memoria la historia que se repite para ayudarnos a asimilar el presente.
La presencia de páginas en espacios como la Galería del Vea, al igual que algunas columnas de Últimas Noticias, permiten que voces como la de Noam Chomsky y Luis Britto García, como también, en la misma Galería, las de Mario Sanoja Hernández, Iraida Vargas y la Mario Torrealba Lossi, lleguen a quienes esperan esas reflexiones para procesar cada circunstancia que va formando parte de la esencia de ellos.
Por consiguiente, ¿qué pasaría un domingo si compráramos nuestro impreso favorito y no encontráramos a ese escritor que seguimos porque nos ayuda a digerir cuanto hecho acaece en este país, en que las horas parecen meses por toda la información que se registra en segundos?
Respondiendo a la referida interrogante, seguramente, como añoraríamos volver a leer al preciado comentarista, reclamaríamos su presencia en ese medio con el que nos identificamos tanto que lo consideramos nuestro y que de hecho lo es, porque a un periódico lo hacen sus lectores.