Este
invento maravilloso del siglo XX además de ser un destacado promotor
comercial, ha logrado, tanto deteriorar las relaciones familiares como
garantizar el control de nuestras conductas. Tal es el caso, de niños,
niñas y jóvenes que crecen y han crecido bajo la tutela de la
televisión,
siendo severamente afectados, debido a que en numerosos casos el
televisor
ha suplantado el rol de la niñera y en otros hasta el rol de la madre
y el padre, logrando ser la nueva escuela que se fundamenta bajo los
principios capitalistas del consumismo, del individualismo, del egoísmo,
del racismo, de la codicia, la ficción, el machismo, el sexismo y la
superioridad; ejemplo de ello tenemos la conocida serie animada de
Superman,
la cual transmite la superioridad del hombre blanco, la historia
ficticia
de una persona súper poderosa que viene de otro planeta a salvarnos
para llenar al mundo de felicidad; o la serie animada de Rico Mc Pato,
donde prevalece la avaricia por el dinero, la codicia, el egoísmo de
un pato que solo piensa en sí mismo, en su fortuna y en la acumulación
de riquezas.
Sin
embargo, este sistema telehipnotizante no sólo es un modelo alienante
para niños, niñas y jóvenes, sino también para adultos y ancianos.
Ninguno escapa de esta realidad, ya que todos urgimos por tener a ese
intruso en la familia, a ese nuevo huésped con gran ojo de cristal,
que para muchos ha resultado ser tan inofensivo y de gran atracción.
La televisión y todo el medio que la compone no es más que un sistema
hegemónico mundial, un imperio mediático que nos vigila, que nos vende
un modelo de vida que atenta contra la idiosincrasia e identidad de
los pueblos, es la droga que nos controla, que nos hace dependientes,
que nos envicia la mente y nos genera severas consecuencias negativas
en nuestro comportamiento. De igual forma, es el encargado de manipular
la historia de los pueblos y de quebrantar la creación artística de
los seres humanos, limitándonos al consumo inconsciente, que no es
más que consumismo, y a la reproducción continua de antivalores que
son depositados en nuestras mentes, como si fuera la papelera de
reciclaje
de un computador.
No
cabe ninguna duda, que el capitalismo mantiene una guerra alienante
a través de su gran industria cultural, lo que muchos han llegado a
denominar como: guerra de cuarta generación, guerra mediática ó guerra
silenciosa, en lo personal discrepo de llamarla silenciosa, ya que
bastante
ruido ha generado en nuestros subconscientes, perturbando nuestra
tranquilidad
y golpeando fuerte a la memoria, con sus engaños, manipulaciones,
amarillismo
mediático y persuasiones.
Es
importante que todo este panorama nos lleve a la reflexión y
organización,
no podemos permitir que la televisión y los medios masivos de difusión
sigan controlando nuestras mentes. Por ello, es determinante seguir
haciendo lo imposible para hacer posible alternativas que logren golpear
muy fuerte estas estructuras enemigas de los pueblos. En el caso de
Venezuela, se ha sembrado una esperanza para contrarrestar el avance
de la manipulación mediática, con la creación del sistema de medios
de comunicación alternativa y comunitaria, donde el pueblo ha asumido
una labor intachable en el rescate del periodismo, y además, en la
innovación de un verdadero modelo comunicacional. Sin embargo, no han
faltado los descalificativos del sector clasista de la población
venezolana
que se aferra más al tradicionalismo exclusivo y excluyente. No
obstante,
es indudable la gran lección que el pueblo venezolano está propinando
a aquellos que dejaron guindada la ética profesional junto con la toga
y el birrete, y a los que nunca creyeron que este pueblo “marginal”,
como muchos suelen llamar, se armaría de agallas y de conocimientos
para desafiar a un sistema tan poderoso y malévolo como el de la
televisión.
¡¡¡Es
necesario seguir construyendo la comunicación alternativa, popular
y revolucionaria. CARAJO!!!