Para el debate de ideas en torno a lo comunicacional

¡Entendamos de una vez quiénes son los protagonistas de esta historia!

Me consigo con un amigo y deteniéndose me pregunta cómo veo la situación política, le respondo que bien para las fuerzas bolivarianas, sobre todo en materia electoral, y que en el mejor de los escenarios la oposición en su conjunto pudiese alcanzar unas 40 diputaciones. Él coincide sin vacilaciones conmigo, pero inmediatamente surge de sus labios el “pero” esperado: “Caramba, vale, pero Chávez tiene que dejar de preocuparse de afuera y debe dedicarse al país. Eso de estar ayudando a otros países, como ideal está bien, pero en la realidad ninguno de los presidentes de esos países se lo agradecerán”, me espeta, palabras más, palabras menos.

Su posición me causó conturbación. Trato de hacerlo reflexionar y le digo que, más allá de esa visión suya tan simplificadora de la realidad, y que exalta el pragmatismo con el que a veces actúan cínicamente ciertos personajes en la historia, aprovechándose de este tipo de gestos solidarios, lo que debemos rescatar es la conciencia de la solidaridad internacional entre los pueblos oprimidos, de la cual hizo gala por cierto nuestro Simón Bolívar, mucho antes que Marx dijese: “¡Proletarios del mundo uníos!”.

Esta percepción de mi amigo, se inscribe en la de ese 60 por ciento de encuestados que respondieron no estar de acuerdo con esa “regaladera” a otros países de nuestro petróleo y nuestro dinero, de lo cual advirtió recientemente en su columna dominical el periodista Eleazar Díaz Rangel. No se trata de respuestas de personas reactivas al actual gobierno, no, sino que se trata de personas identificadas con éste, que incluso le dieron un alto porcentaje de aceptación a la gestión de presidente Chávez en otros ítems del mismo estudio de opinión.

Sirva esta anécdota para que valoremos en su exacta dimensión, cómo una campaña mediática bien pensada y sostenida en el tiempo, logra finalmente “convertir una mentira en verdad”, sólo con repetirla incesantemente como lo viene haciendo la canalla mediática nacional e internacional contra nuestro país desde hace 11 años. Muchas víctimas de estas campañas han llegado a internalizar en su imaginario al antivalor “egoísmo” como un valor supremo y excelso de la vida y del correcto sentido común, mientras que la solidaridad, este valor tan trascendente y revelador de la conciencia humanista intrínseca de la condición de seres humanos, sólo es para “pendejos”.

Si se hiciera una investigación psicosocial del porqué de ese desprecio hacia la solidaridad entre los pueblos como un valor supremo de vida, seguramente nos encontraremos con muchas sorpresas, siendo una de éstas el de la gravitación en la cotidianidad de categoría conductual “miedo”, que por lo visto sigue siendo el arma preferida por los defensores del modo capitalista de producción para mantener su dominación por siempre, llámese burguesía u oligarquía.

De allí que para superar esta falsa conciencia, o falso sentido común, que constituye el egoísmo, que exitosamente ha logrado inocular la mediática antibolivariana y antisocialista en la psiquis colectiva de grandes grupos de la población, entre otras accione de importancia, fundamentalmente en el plano comunicacional, la que más destaca es esa que exige que la revolución bolivariana logre en el mediano plazo una hegemonía cultural tal que pueda neutralizar al máximo el mensaje masivo y por lo tanto invasivo de sus enemigos.

No olvidemos una máxima marxista de valor primordial: “Las ideas dominantes en una época son las de la clase dominante”. Y si bien es cierto que hoy en nuestro país esas clases han sido desalojadas de espacios de poder importantísimos para el sostenimiento de su dominio, sobre todo lo que tiene que ver con el control del Estado; no es menos cierto que en el plano comunicacional siguen ejerciendo un poder omnímodo y avasallador

Por eso es que cuando uno observa, dentro de lo que se asemeja más a una “borrachera” que una verdadera democratización comunicacional, que hay quienes tratan de posicionar “nuevas estrategias”: hoy es “la guerrilla mediática”, mañana, no se sabe, se le vienen a la mente las palabras de un destacado periodista alternativo norteamericano, director de una prestigiosa revista en los Ángeles, que visitó nuestro país en agosto de 2002, cinco meses después del fallido golpe de estado oligarca del 11 de Abril de 2002.

Sabiamente diría entonces el comunicador popular estadounidense: “Derrotar la poderosa maquinara mediática imperialista, requiere que todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo nos convirtamos en periodistas”.

Mientras sigamos reproduciendo lo viejo con ropaje de nuevo; es decir, los esquemas mediáticos del dominador; sobre todo ese que convierte la noticia en show, en espectáculo, en “fragmento” de la realidad; al periodista o presentador en “vedette” y en la “verdad inherente”, no a la noticia sino más bien a la apariencia o pose de chico o chica rebelde e iconoclasta de turno, estaremos pelaos. Quien hace la noticia, que es hacer la historia “pequeña”, es quien hace la historia grande: la revolución, la patria. Y la historia la hacen los pueblos organizados, el verdadero sujeto de la historia, llámese trabajador y campesino, etcétera. ¡Entendámoslo de una buena vez!

elpeatonalter@gmail.com


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Carlos Machado Villanueva

Integrante del Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC).

 mov.soc.mac@gmail.com

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