Dice la jerga popular “entre el dicho y el hecho hay mucho trecho”. El Presidente ha roto los trechos entre lo que dice y su hacer, para pesar de aquellos, que no reconocen que las Misiones Educativas, Sonrisa, Milagros, Barrio Adentro en sus diversas modalidades, han sido grandes triunfos de Chávez.
Decisión presidencial, que permitió logros sociales importantes, y que cedió espacio político a mucho chavista inoperante. De hecho habría que develar algunos elementos históricos que permitieron esta jugada acertada del Presidente.
Algunas misiones no tuvieron suerte, producto de la epilepsia política, otras debido a ciertos morbos históricos que no permitieron su funcionabilidad, algunas porque sus estructuras están dominadas por los imprescindibles o iluminados, como fue el caso de la Misión Ciencia. Si se saca el programa de los infocentros, acción separada de esta misión, ella por si sola fue un rotundo fracaso. Sin embargo, caerse, es parte del reto que asumen los grandes.
Viejos problemas de este país, como es el caso de la vivienda y la agricultura, parece seguir ese rumbo, ya que requieren mecanismos distintos a los que han sostenido las misiones triunfadoras. La agricultura y la vivienda son otras aguas, estas al igual que los vehículos, se sostienen históricamente sobre la especulación, siendo esta asumida como un comportar normal por la mentalidad capitalista de nuestro pueblo, el cual ve en ese camino, la senda a otro status económico. Por más intentos loables, que hace el Presidente, por atacar los precios de los vehículos, se sigue regateando con los especuladores para la compra de uno de ellos.
Por otra parte, las misiones logradas tuvieron un piso común, la falta de organización popular, sólo se requirió para ello la renta petrolera. La Misión Vivienda y agro Venezuela, aparencialmente se sostendrían en lo mismo, pero allí también aparece el fantasma de la especulación, sostenida en una visión social que la avala, más la falta de organización social. El agua es turbia.
Lo propuesto por el Presidente requiere de la organización social, este lo dice y lo sabe, factor exento en la demás misiones. Organización necesaria para que enfrentar a los especuladores del sector privado y público. Como ejemplo sencillo, se tienen dos organizaciones sociales en el Táchira que llevan más de seis (6) años luchando por la construcción de 280 viviendas (Mcpio. José María Vargas). Después de seis largos años, verán culminadas sus aspiraciones en junio de este año y, otra asociación, luchando contra la estafa, teniendo su terreno en regla, naufragan en un ruego, ante los comisionados de la misión para que construyan 180 viviendas. (Municipio Cárdenas).
A estos, organizados luchadores de vida, les está costando una bola y parte de la otra, construir sus casas, las cuales de seguro serán sumadas como data a la Misión Vivienda. Me pregunto ¿Cómo carajos vamos a hacer un millón de viviendas, si la organización social no es nuestro fuerte, aun diciéndonos socialistas? ¿Si la columna vertebral de nuestro socialismo son los Consejos Comunales, de estos, el 80 % no son funcionales?
Ante este contexto, la Misión Vivienda y Agro Venezuela, se hace un elemento proselitista, más que una acción política real y si es real, los mecanismos que se están utilizando no son los adecuados.
Mientras ambas misiones se proclaman a los cuatro vientos, los camioneros son los que se hacen ricos en el campo y el cemento sobra para los grandes empresarios; los campesinos seguimos tragando niebla y los pobres, siendo los grandes constructores de vivienda, nos jodimos porque no conseguimos cemento. Por lo menos esa es la realidad que yo percibo en estos andes fronterizos. Mientras esto pasa, esperamos que El Aissami se ponga las botas, ya que se le puede hacer tarde.
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