Cuando salí de Cuba

Mujeres y hombres nuevos a diario aportamos nuestros humildes concursos a nuestra Revolución. Mujeres y hombres que llegamos, en distintos años al Palacio Blanco intoxicados y desequilibrados por haber sido víctimas de la oferta excesiva  del diabólico mercado del capitalismo: el tráfico de drogas. Así como con gloria los seguidores de Jesús: los leprosos, los mendigos y las putas luego de recibir las enseñanzas recorrieron el mundo transmitiendo su mensaje, hoy todos nosotros  andamos repitiendo la palabra de la revolución.  

 Ayer se me comparó, en un hermoso artículo escrito por una de esas mujeres incógnitas que labora día a día en Aporrea, a uno de los diez leprosos que regresó a darle las gracias a Jesús luego de ser sanados http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a77090.html.

No soy yo sólo, no. Muchos de aquellos que algún día, gracias al despertar de la nueva patria, en manos de Hugo Rafael Chávez, quien como un ángel madrugó aquel 4 de febrero para en su vuelo levantar las miradas de todos y despertar a su pueblo y asumir nuestros destinos, hemos sido afortunados de viajar a Cuba y recibir  el amor y la calidez de aquellos seres antillanos, la ayuda necesaria para despertar de la pesadilla y hoy andamos por nuestra patria repitiendo lo aprendido y asumiendo el compromiso de crear la mujer y el hombre nuevo. 

Un camino donde lo primero que aprendimos fue a dar y no a pedir. A pagar con amor y compromiso la restitución de nuestras vidas. Todos y cada uno ama a Cuba, al comandante,  a todos aquellos seres hermosos del convenio Integral de Salud Cuba Venezuela y a la Venezuela que nace, como un grano de maíz donde cabe toda la gloria del mundo, andamos de la mano cultivando conciencias, justicia, con la esperanza de que seamos iguales. La cosecha será para todos. 

Años difíciles, cierto. Una dura lucha donde muchos apostaron al cansancio, pero algunos pocos apostaron a nuestro deseo de vivir. Tender la mano, levantar los brazos al cielo y aprender a volar, amar nuestros propios sueños y remontarlos aleteando en el vacío no ha sido fácil. Hoy sin embargo cada día, como una bandada de hermosos pájaros abrimos las mañanas con nuestros cantos de amor, nos miramos unos a otros en el vuelo y al vernos nuevos, sanos, hermosos, entendemos que no fue en vano el sueño. 

La patria pronto tendrá su cosecha. Gracias al Convenio, a Jhonny,  a los hermanos de Aporrea, a Rebelión, a nuestras familias, a los amigos y a  los dos grandes timoneles: Chávez y Fidel, que capitaneando este gigante y hermoso barco de la América, barco fuerte que resistirá tempestades lleva a la humanidad los mejores presentes: igualdad, solidaridad, honestidad, paz. Todos iremos a bordo compartiendo con el mundo lo que tenemos y no lo que nos sobra. 

El planeta todo se estremece de emoción, de su entraña retumba su capacidad de remozarse, nada está perdido, hay esperanza, hay camino. Los pueblos se levantan en todos los territorios y nosotros con ellos, al frente. Quienes no teníamos nada que perder, más que el sufrimiento y la ceguera debemos ir adelante. Así marchamos las mujeres y hombres nuevos: no pidiendo sino dando. 

Dando tantas cosas aprendidas: ejemplos de amor propio, de autoestima, dando la mano a los caídos y levantándolos, dando apoyo y presencia en la titánica lucha, dando el compromiso de la lucha eterna por el mundo nuevo. Sin pretender ser ricos ni famosos, sino útiles. 

La tierra tiembla y se abren los cielos, el siglo se levanta y se traga las noches, las plumas de las alas de los ángeles caen desde el cielo y la América, sus ancestrales indios nos proclaman victorias: adelante, siempre adelante, a vencer, a vencer, a vencer! 

Juana, aquella hermosa mujer que era cocinera en la clínica donde durante siete meses permanecí en Cuba, que me brindó su amistad y dedicación es un personaje inolvidable.

Cuando salí de Cuba me entregó este pequeño papel que esta madrugada releo entre mis manos: 

“Para Raúl con todo cariño: 

Espero que tu estancia en esta clínica te haya servido para comprender que la vida es un privilegio y debemos saberla vivir, limpiando los caminos de todo aquello que lo pueda entorpecer, enfrentando nuestros problemas con valentía y optimismo, teniendo seguridad en uno mismo y fe de que las cosas que nos proponemos las podemos lograr.”

Juana Labrada Sabala/ Villa Cocal. 2.006 

Viva Cuba!

Viva Venezuela!

Viva Chávez

Viva Fidel! 

Viva el pueblo heroico de la América! 

A vencer, a vencer, a vencer!!! 

(*)Fundación HombreNuevo 

brachoraul@gmail.com  
 
 
 


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Raúl Bracho(*)


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