Hace dos semanas, utilizando el control hacia arriba y hacia abajo me consegui, con el Octogenario Teodoro Pepkoff Malec. Tenía tiempo que no lo veía, ni siquiera por televisión. ¿Que Vi? Vi a un hombre muy degastado por los años. La camisa azúl manga larga no dejaba ver la flacidez de sus carnes, pero en cambio si se le vió claramente en el rostro. Rostro lleno como de picadura de pulgas y garrapatas muy bien disimuladas por las abundantes arrugas. Los lentes parecían caérsele constantemente cada vez que habría su bocota para hablar al estilo de Ismael García. Tambien parece estar enfermo, ya que la camisa y el pantalón semejaban a una bandera batida por el aire. Se que tenía mucho tiempo sin verle, pero este Teodoro que vi, pienso yo, está caminando poco a poco pero sin pausa hacia eso que llaman infierno (para los que creen en eso) sitio muy digno de él y donde debe reposar su alma, si es que la tiene. Más sin embargo, vi a un hombre que a pesar de su color blanco morgue, demostraba ser un fuente de conocimiento sin límites. Este pauperrimo hombrecito me demostró que sabe de todo: de filosofía, economía, teológía, de medicina, de acupuntura, de petróleo, farmacia, hidrología, botánica, biológía, de agua mala y de la buena, de matemáticas, física, química en fin de todo sabe este patético bosquejo Bethancuriano . Tambien me demostró que sabe coser y tejer. Que sabe poner le mesa en su santo lugar y fregar platos. ¡Mierda!, este paquidermo artrítico, es lo que se llama una lumbrera. Ni el Dalai Lama, ni el Papa, tienen los conocimientos que tiene este hombre al cual, igual que Roberto Malaver estoy lanzando a candidato en estos momentos en contra de Chávez. Así de esta forma, cuando él esté en campaña electoral le demostrará a todos los venezolanos lo bien dotado que está del conocimiento supra humano. Después que lo escuché por unos diez minutos lo comprendi todo y dije: "Este es el hombre que Venezuela necesita, así sea para que nos duerma con sus arrebatos de grandeza y sabiduría" A estas alturas, si Bethancour viviera, se sentiría orgulloso de tenerle de pupilo. Qué Ledezma o Ramos Allup diría él. ¡Al carajo con esas dos bestias! que nadie quiere y que lo único para lo que sirven es para fingir y engañar. Pero como el hombre de la pipa era un perfecto y astuto burriquito al servicio imperial al igual que Teodoro, estoy seguro que se le aparece constantemente por las noches para decirle: " Vamos Teodoro, ya das lástima, entiérrate tu mismo, mira que la palabra cadáver insepulto la acuñé yo y no quiero que te sigan diciendo eso. No me gustaría que te pasara lo que le está pasando a mi amado gocho que después de tres meses de muerto no hayan donde enterrarlo. Antes de irte de este mundo, no le digas a nadie lo bien que simulabamos Leoni y yo haciendole creer a policias y ladrones, que nosotros te perseguíamos y que eras guerrillero. ¿Verdad, Teodorito que los engañamos muy bien? . Eso fueron otros tiempos Teodoro, tú ya no engañas a nadie, cava tu propia fosa y entiérrate tu mismo para que me hagas compañía" Todo eso pasó por mi mente viendo y escuchando al hombre del tren del Encanto, el hombre que jamás recibió un golpecito por parte de sus "perseguidores" el inefable: Teodoro Pepkoff Malec, el gran simulador y soplón de la comarca. A pesar de todo esto, lo lanzó como candidato presidencial, para ver si aunque sea saque dos votos: el de Roberto Malaver y el mío.
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