No
hay que ser un genio a lo Albert Einstein para conocer qué es lo que
busca la oposición venezolana, qué modelo de endeudamiento prefiere,
porque muchos dirigentes latinoamericanos han venido hablando de la
explotación capitalista muchos años antes de que los lechuguinos de primero injusticia
aparecieran por la Asamblea Nacional y, además, John Perkins después
que dejara de ser herramienta de organizaciones estadounidenses, de esas
que le sacan los huesos a las personas sin rozarles la piel, se encargó
de regarlo hace varios años por los países latinoamericanos cuando
escribió Confesiones de un gángster económico,
La cara oculta del imperialismo americano.
Y
lo que escribió Perkins es una gran verdad, como es que le han montado
un teatro a sus ciudadanos y una gran farsa mundial, dando a entender
que ellos le hacen el bien, el favor a muchos países
pobres, enviándoles sus técnicos del Fondo Monetario Internacional y
otras agencias así como los expertos en materia financiera que
orientarían a los gobernantes de los países en como utilizar bien los
créditos que les darían cuando siguieran las normas que el Fondo les
dictara, como ocurrió en el pasado con Venezuela antes de que llegara
Chávez y por donde han desfilado todos los países latinoamericanos y
muchos del mundo y por donde están pasando en estos momentos algunas
naciones europeas.
Y
ese modelo que persigue la oposición es el de oprimir a los
trabajadores con ajustes fiscales que empobrecen más a las personas,
mientras ellos se benefician no solo con las comisiones sino con las
empresas que representan algunos de ellos en este país; pero eso no es
lo terrible, sino que todos esos funcionarios como Perkins y lacayos
como los que tenemos en Venezuela, son los que hacen el trabajo sucio de
las grandes corporaciones, que en realidad son las que manejan y
controlan al imperio estadounidense y a los otros semi-imperios
europeos.
La
línea a seguir es muy simple y la representación de la derecha en todas
las naciones del mundo es la encargada de hacerla cumplir: Nosotros
somos el consenso de Washington y ello quiere decir que deben ser
creadas todas las necesidades económicas y financieras posibles en las
naciones menos fuertes del mundo y luego les enviamos nuestros técnicos
para que los orienten en el sentido de ajustar sus economías a nuestros
propios intereses y de hacerlo, les permitimos a nuestras organizaciones
financieras que les den los préstamos que necesiten, siempre y cuando
hagan lo que decimos nosotros, lo que necesita nuestra economía.
No
importa que el dinero que les prestemos sea el mismo dinero que ellos
tienen guardado en nuestros bancos como reserva. Para eso les pagamos
pocos intereses a sus depósitos y les cobramos altos intereses por los
préstamos.
Este
es el modelo de endeudamiento que ha perseguido la oposición desde que
existe; es el mismo modelo –también de enriquecimiento- que tenían en el
extinto congreso venezolano, donde muchos bandidos hacían lobby en
función de empresas nacionales y extranjeras y cobraban sus gruesas
comisiones. Hoy, en el Congreso de EE.UU., esta aberración es legal,
pues allí las leyes que cobran vida son las de las corporaciones, que
son empujadas por los mismos funcionarios y los que hacen lobby.
¡¡ Guiso fácil ¡!, como dice Rubén Blades en su éxito Pedro Navaja.
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