La oposición quiere incendiar el país

Que arda el fuego y terminen de incendiarse las llanuras corrompidas de la oposición venezolana. Son como una mala hierba  que daña el terreno de la democracia fértil, revolucionaria y de buen abono que se está consolidando en nuestro país. Mientras existe esa flora y esa fauna política, jamás habrá tranquilidad política en los suelos de la patria, porque ellos actúan con saña, odio y rencor contra el pueblo, contra las instituciones del Estado e inclusive contra sus propios seguidores a quienes menosprecian con cada acción irracional. Impulsados por una conducta fascista le prendieron fuego a los cuadernos de su votación primaria y ya ni siquiera sus candidatos pueden reclamar.

 A pesar que han podido crecer de manera libre en pequeñas parcelas, en pequeños espacios de poder local y regional, la oposición apátrida, violenta y de sádica conducta quiere incendiar el bosque para que se asfixien los sueños y las esperanzas de la gran mayoría de venezolanos y venezolanas, de los hombres y mujeres, de nuestros niños y ancianos, a quienes hoy se les ve en sus rostros la sonrisa de la alegría infinita. Cuando la oposición habla de incendio es porque la candela está en latencia-tendencia, lista para quemar la constitución, las misiones, la política social del actual gobierno, los acuerdos con países latinoamericanos y del resto del mundo; tal vez manden a derribar el Satélite Simón Bolívar y le arrojen barro a la faja petrolífera del Orinoco para venderla como bitumen o carbón.

 Son acciones que vislumbran un escenario de terror y muerte para nuestro país si esa fauna política logra adueñarse, bien sea por los votos o por las balas, del poder del Estado. Eso sin contar la ola de persecución contra todo lo que huela a chavista. Ahora bien, si eso llegara a ocurrir sería el comienzo de la locura y de la violencia generalizada  en nuestro país. Claro, es sólo una reflexión en el marco de las ideas, en el plano hipotético, que por supuesto para que ocurran tendrían que desencadenarse una serie de eventos. Precisamente, es aquí donde el Estado, el gobierno, las Fuerzas Armadas y el pueblo revolucionario debemos estar listos para dar la pelea, para vencerlos en el terreno político-electoral y con los votos obligarlos a morder  el “porvo” de la derrota como dice me amigo Eduardo Brisset, allá en Barcelona, estado Anzoátegui. Y si ellos llegaran a activar a algún plan macabro contra la estabilidad de la República, el Estado debe actuar con la fuerza legítima de las armas para someterlos y pulverizarlos físicamente. Digo, someterlos y reducirlos para neutralizar su locura irracional.

  A manera de chiste, alguien me contó que por allí andaba Jaimito llorando porque la MUD le quemó el cuaderno y que por eso no había llevado la tarea a la escuela. Pero de verdad, más que un chiste, eso tiene que ver con una conducta irracional de la clase política opositora que no respeta las normas de convivencia democrática, de convivencia social. No respetan a nadie, ni al Estado ni a sus instituciones. Y esa ha sido una conducta concurrente y patológica desde el año 2001, que ha pasado por golpes de Estado, paros petroleros, actos terroristas contra embajadas, asesinatos, guarimbas, incendios, desabastecimiento de alimentos y ahora esta conducta criminal e incendiaria de quemar los cuadernos de su propia votación. Son tan cobardes que desconfían de ellos mismos porque bien pudieron haber guardado esas evidencias, pero no, prefirieron echarle candela y así destruir la evidencia de que fueron unas pobres primarias. Lo que si estamos claros es que no vamos a dejar que incendien el país, antes serían barridos por las armas de la Republica y por la justicia popular.  

 Politólogo 

 eduardojm51@gmail.com



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Eduardo Marapacuto (*)


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