Que esta Semana Santa también conocida como Semana Mayor, sirva para encender el entendimiento de aquellos compatriotas quienes viven permanentemente en el odio político, traducido en frustración, amargura e intolerancia, negando el derecho de la revolución bolivariana a ser, actuar y mediante la mayoría obtenida constitucionalmente llevar bienestar general al pueblo. Es imperativo mantener la conciencia suficiente que nos enseña el recuerdo del pensamiento superior de Jesucristo, meditemos acerca del daño que se entroniza en nuestra mente cuando nos dejamos llevar por intenciones ya vividas contra la estabilidad de la patria, intentándolo de nuevo por el hecho de dominar y utilizar la comunicación social, a través de periódicos, televisoras y estaciones de radio, donde abusando de la excesiva libertad de expresión brindada por la Revolución Bolivariana, irresponsablemente hacen lo contrario de la reflexión cristiana de paz “amaos los unos a los otros”, buscando una segunda oportunidad de provocar hechos similares a los de Abril 2002. El país sin excepción de clases sociales, raza o religión, no está de acuerdo con expulsar ilegalmente del poder a la revolución bolivariana, proceso reconocido en el mundo entero como ejemplo de socialismo humano y cristiano, fortalecido por numerosas elecciones como nunca antes, dando oportunidad al pueblo para decidir mediante la consulta popular por el derecho al voto individual directo, universal y secreto. Implorando estas razones elementales y aprovechando la Semana Santa, invoquemos a Dios Todopoderoso solicitándoles que dejen de ser mentirosos y no deformen la mente de venezolanas y venezolanos. Evocando respetuosamente la palabra de Nuestro Señor Jesucristo, les solicitamos no actuar de manera perversa escarneciendo al Redentor. La solución viable y pacífica es exhortar el respeto al voto a ambos lados de la política, solicitando democráticamente que lo deporable se mejore y encauce hacia la corrección, pero también informando lo positivo sin adversar la revolución bajo el escándalo amarillista de ciertos medios de agitación social, dedicados a inventar, mentir, engañar y hacerle la vida imposible al pueblo practicando la “agitación social”. Necesario es condenar la guerra sucia y recordar que para educarnos en la fe Jesús pronunció la frase “perdónalos Señor que no saben lo que hacen”, aunque en honor a la verdad los instigadores del odio en Venezuela y el exterior a objeto de desprestigiar el proceso venezolano socialista de cambios antiimperialistas, desgraciadamente sí saben lo que hacen. Dios permita que nunca logren por la vía de la desestabilización y la conspiración, lo que el colectivo mayoritario les niega a través de los sufragios. Ilumínalos Señor.
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