El "pimentón" que faltaba a Capriles

La historia coincidente, siempre, en muchos momentos de la vida, nos trae  recuerdos de finales de los 90. Hugo Chávez Frías, galopaba en las encuestas que, temerosamente, algunos medios se atrevían a difundir, la bella Irene se desplomaba y la oposición adecopeyana que actuaba como vocería política de la burguesía, sentía un terremoto en sus pies, todo se les derrumbaba. Rafael Caldera, el presidente de turno, había sellado sus divergencias con las facciones burguesas en pugna, posterior al 4 de febrero de 1992, mediante acuerdos políticos con el “caudillo” adeco, Luis Alfaro Ucero, esa era la mejor muestra de sus buenas intenciones en ese sentido. Se debatía en filas burguesas, quién podría frenar al “golpista” Hugo Rafael Chávez Frías, que emergía desde las catatumbas, como una tromba, poniendo en riesgo la continuidad del punto fijismo.

 Hasta en la familia Caldera se discutía el tema, la estirpe nobleza que siempre les caracterizó,  siempre apuntó a resaltar sus buenas bondades. Juan Carlos Zapata, nos describe esa etapa: “Esta es una historia reciente. Finales del gobierno de Caldera, que también fueron los finales de un sistema. Vale recordar. Ahora que la oposición se encuentra en una encrucijada tan importante como los partidos entonces. En política, los errores se pagan caro (sic). (…)  Un panorama incierto, en verdad. Pues en el seno del gobierno de Rafael Caldera no había cuajado candidatura alguna y Acción Democrática se decantaba por Luis Alfaro Ucero, su secretario general. El presidente Caldera se acercaba a los 80 años y su anciana humanidad –vaya paradoja- encarnaba la senectud del régimen que moriría en 1998. Para colmo, Alfaro Ucero, pasando los 70, terminaba de confirmar los signos de ese tiempo, de una época que agonizaba, de un modelo en terapia intensiva. Caldera se había esforzado por una solución de última hora. Varias personas de su entorno habían alentado primero al benjamín de sus hijos, Andrés Caldera, secretario de la Presidencia. Pero qué va. El padre optó por lo seguro, quitándolo del cargo, alejándolo del poder, guardándolo de los sinsabores del político profesional, pues, para desgracia, Andrés andaba de boca en boca, amigos y adversarios lo llamaban el pimentón, mote que destilaba el propósito: Andrés está en todos los guisos, en todos los negocios, como el pimentón.  En algún momento se tomó en serio el consejo del entorno: tú puedes ser el sucesor. ¡Viva la dinastía de los Caldera! De allí nace el programa  Un cariño para mi ciudad, y el plan de entrarle de lleno al 23 de enero, la emblemática y muy popular parroquia de Caracas. No obstante, nada cuajó. Pasó de ser un ministro muy activo, de imprimirle un dinámico rol de enlace con la comunidad y las élites al despacho, a ser un personaje desconfiado,  cerrando el círculo en torno al padre Presidente. Y mientras el país reclamaba la proyección de una figura, en cambio se mostraba limitado, pequeño, ególatra y egoísta. De hecho, al salir del cargo se perdió en las nubes del olvido…” (Ahora que hay Primarias, No Olvidar 1998, 15-04-2012, Juan Carlos Zapata).  

 El desenlace de esa historia, es conocida por todas/todos, Copei que apoyaba a Irene Sáez, y AD que apoyaba a Luis Alfaro Ucero, a  ambos les retiran su apoyo y deciden dárselo a Henrique Salas Römer, un empresario que emergía desde Carabobo. La burguesía, traía uno de sus propias filas para intentar frenar a Hugo Chávez Frías, el pueblo hecho política.

 Rafael Caldera, un hombre probo, pero cuyos gobiernos se caracterizaron por ser corruptos. Echaba al pajón las aspiraciones de su hijo, Andrés Caldera, a la postre su secretario de la presidencia. De, entre los presidentes de la extinta cuarta república, no hubo uno más que él, que dedicara su verbo a latiguear el malévolo vicio de la corrupción administrativa. Llegó, al extremo, de equiparar a los corruptos con los narcotraficantes. “La corrupción es un problema de estado que exige como respuesta una política de estado y para que ésta sea completa los ciudadanos deben ser partícipes, de tal manera que sea asimismo una política de sociedad”, manifestó en la oportunidad de presentarse al Congreso de la República para presentarles, para su consideración, el Código de Conducta de los Servidores Públicos, en agosto de 1998. Es obra suya, también, la realización en nuestro país, de la Convención Interamericana Contra la Corrupción, el 29 de marzo de 1996, importante instrumento legal  interamericano en la lucha contra el flagelo de la corrupción. Constituyendo el mismo, el primer tratado internacional en la historia destinado a combatir la corrupción. Esa Convención define en su Artículo 1: "Funcionario público", "Oficial Gubernamental" o "Servidor público", cualquier  funcionario o empleado del Estado o de sus entidades, incluidos los que han sido seleccionados, designados o electos para desempeñar actividades o funciones en nombre del Estado o al servicio del Estado, en todos sus niveles jerárquicos.”

 En la Convención se definen los Actos de Corrupción, señalando entre estos: Artículo VI, “1. La presente Convención es aplicable a los siguientes actos de corrupción: a) El requerimiento o la aceptación, directa o indirectamente, por un funcionario  público o una persona que ejerza funciones públicas, de cualquier objeto de valor  pecuniario u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o ventajas para sí mismo o para otra persona o entidad a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en el ejercicio de sus funciones públicas.” Prevé esta Convención, la figura del Soborno Transnacional, Artículo VIII,  “Con sujeción a su Constitución y a los principios fundamentales de su ordenamiento  jurídico, cada Estado Parte prohibirá y sancionará el acto de ofrecer u otorgar a un  funcionario público de otro Estado, directa o indirectamente, por parte de sus  nacionales, personas que tengan residencia habitual en su territorio y empresas  domiciliadas en él,  cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios, como  dádivas, favores, promesas o ventajas, a cambio de que  dicho funcionario realice u omita cualquier acto, en el ejercicio de sus funciones públicas, relacionado con una  transacción de naturaleza económica o comercial.”

 Para su infortunio, si bien el presidente Caldera, nos legó instrumentos  fundamentales para luchar contra la corrupción, su segundo mandato no estuvo exento de hechos vergonzantes, muchos de los cuales tuvieron como protagonista a su propia familia. “El caso SEMARY, por ejemplo donde la GN captura un gran contrabando de frutas y dátiles los cuales fueron introducidos al territorio aduanero nacional sin pagar los impuestos de ley, utilizando forjamiento de documentación para aparentar el pago correspondiente, podemos observar mucho de tráfico de influencias y de corrupción desde más alto nivel de gobierno. Aquí apareció como presunto imputado un señor muy acaudalado y amigo del gobierno Caldera de nombre Serafín García. Por lo que el “alto gobierno” intervino para resolver “el problema“. Como resultado la mercancía fue devuelta a sus propietarios, no se canceló al fisco nacional los tributos y los oficiales encargados del procedimiento fueron simplemente relevados de sus cargos. El segundo caso al cual quiero hacer referencia es al contrabando de un gran cargamento de ajos chinos que de igual manera pretendieron burlar los controles fiscales, y el servicio de Resguardo Nacional de la GN instruyó un expediente a quienes aparecían como presuntos responsables de la importación, en este caso los dueños de una empresa llamada Weill. Este procedimiento también fue dejado sin efecto por llamadas telefónicas provenientes de la presidencia de la República de entonces, y una vez más, la justicia fue burlada, con el agravante que aparte de la impunidad a los hechos delictivos comprobados, también fueron afectadas las brillantes carreras de quienes dirigían la investigación de ambos casos. Por ejemplo; el GB (GN) Orlando Hernández Villegas quien fue separado abruptamente del cargo como jefe de Resguardo Nacional y enviado al Secodena y luego como agregado militar en Washington, y al Coronel Luis Cuevas (f), quien a raíz de este caso le costó un mundo ascender a General de Brigada, aunque había ocupado el primero puesto de su promoción desde cadete. Los otros oficiales que participaron directamente en estos casos también llevaron lo suyo, tal es el caso del Tcnel. Quintas Pazzos quien ante tanto acoso y persecución optó por irse de baja. Estos son sólo dos casos que recordamos por su trascendencia para la época, pero que muestran el talante de cómo se hacían las cosas mientras gobernaba la familia Caldera.” (Aporrea, Mensaje a Andrés Caldera. Tráfico de Influencia y Corrupción, Tcnel. Héctor Herrera Jiménez (r), 13-02-2006).

 Los hechos posteriores de nuestra historia, nos traerían a un Caldera como protagonista. Esta vez, no brindándonos las buenas bondades de su excelso abuelo, sino precisamente, los vicios que, tanto combatió. La semana pasada, venezolanas y venezolanos, hemos sido testigos de un hecho de corrupción, cohecho o soborno, lo define nuestra legislación sobre el tema de la corrupción. Un empresario, después el mismo indiciado informó que se trataba de Wilmer Ruperti, su asistente fue grabado entregándole pacas de dólares al diputado Juan Carlos Caldera, presuntamente, como colaboración para la campaña del candidato oposicionista Henrique Capriles Radonski. La conversación, entre los actores, al menos, así lo confirman, ya que la misma giró sobre Capriles Radonski, y una posible reunión entre el empresario sobornante y el representante del  candidato sobornado. La veracidad del video, fue confirmada por el propio indiciado, quien, ante los medios manifestó, victimizándose: “Hoy es un día difícil, pero lo digo con mucha tranquilidad y seguridad: fui demasiado ingenuo, me montaron una olla”. En esa oportunidad, trató de desligar el origen de esos recursos con la campaña del candidato oposicionista Capriles, engañando al pueblo, ya que, sugirió que el destino de los mismo serían para su campaña como candidato a la Alcaldía de Sucre, Petare, a realizarse el año próximo. Increíble, como pueden mentir, como si nada.

  Capriles y su partido Primero Justicia, lo expulsan ambos de su lado; para horas más tarde, salir en su defensa. El partido Primero Justicia, señalando que ahora, no está expulsado sino separado de la militancia, y podrá defenderse. Y, el Capriles rabioso y fúrico, deja paso a su jefe de campaña,  Armando Briquet, para que salga en su defensa. "Juan Carlos ha dicho que es un dinero para su campaña, nosotros buscamos dinero y lo rendimos ante el CNE y explicamos en qué se gasta, él tendrá que hacerlo también. Justo antes de ayer rendimos cuentas en el CNE sobre financiamiento y allí ponemos a todas las personas que nos dan recursos. El gobierno lo que hace es montar la olla de Juan Carlos Caldera y se quedó con la sartén en la mano, querían que nos quedáramos como ellos, que van reciclando a los ministros así estén señalados de hechos poco transparentes" (Últimas Noticias, 14-09-2012). Briquet justifica el soborno sobre la base que no es para la campaña de Capriles, ahora, deja entrever que el culpable es, el Gobierno, aunque no lo menciona, apuntando hacia Chávez, ese es el culpable.

 Capriles le acompaña, con una declaración en el mismo tono: “el abanderado presidencial por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles Radonski, manifestó que se debe enfrentar la corrupción, “pero lamentablemente si este Gobierno y su candidato lo hicieran, se quedaría sin ministros, porque mientras más leales son al régimen, los premian con los mejores cargos”. (Notitarde, 15-09-2012). Sin comentarios.

 Inician así, Briquet y Capriles, un ritornelo  de declaraciones a los medios privados que no llevan otro objetivo, sino la distracción de la opinión pública, para después concluir: “Hay que buscar dinero para las campañas, no hay otra forma de hacerlas, en Venezuela no hay financiamiento público para los partidos, hay que buscar contribuciones o ayudas”, dijo Briquet a la corresponsal de teleSUR Madelein García.” (Telesur, 14-09-2012).

 Afianzado en las palabras de su jefe de campaña, se desata Caldera y, en entrevista realizada en el canal privado Venevisión afirma, ante la pregunta del entrevistador si “volvería aceptar dinero para financiar su campaña”: “Yo creo que evidentemente al decirte que no hay nada de incorrecto hacerlo, lo haría. Lo que tenemos que tener claro es que el financiamiento que recibimos para la campaña electoral tiene que ser público (…) no tengo por qué ocultar lo que se hizo. De lo que hice no tengo por qué arrepentirme.” (Ciudad CCS, 15-09-2012). Bien decía, aquel político adeco, Gonzalo Barrios: “En Venezuela los funcionarios públicos roban porque no tienen motivos para no robar.” Y dicen llamarse el futuro, el progreso!!!

 Estos chicos prostitutos de Primero Justicia, para llamarlos como son, en verdad, pretenden jugar con las buenas costumbres, inocularnos de los malos vicios, aquellos que, el Libertador Simón Bolívar combatió con tanta firmeza, así el 12 de enero de 1824, en Lima, decretó:

“Teniendo presente: 1º. Que una de las principales causas de los desastres en que se ha visto envuelta la República, ha sido la escandalosa dilapidación de sus fondos, por algunos funcionarios que han intervenido en ellos; 2º.- Que el único medio de extirpar radicalmente este desorden, es dictar medidas fuertes y extraordinarias, he venido en decretar, y Decreto:

Artículo 1º.- Todo funcionario público, a quien se le convenciere en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez pesos arriba, queda sujeto a la pena capital”.

De esta manera, Bolívar, como máximo líder de la campaña independentista del sur y autoridad suprema de la República de Colombia, tomó medidas para acabar con los actos de corrupción que empezaban a aparecer dentro de los nuevos gobiernos republicanos y que consideró uno de los peores males para la causa de la libertad.

En los siguientes dos artículos, advirtió a los jueces que no cumplieran con la ley que sufrirían la misma condena, y dio la facultad de poder denunciar los casos de corrupción a cualquier ciudadano:

“Artículo 2º.- Los Jueces a quienes, según la ley, compete este juicio, que en su caso no procedieren conforme a este decreto, serán condenados a la misma pena.

Artículo 3º.- Todo individuo puede acusar a los funcionarios públicos del delito que indica el Artículo 1º”.

En el 4º y artículo final se ordena fijar el texto del decreto en todas las oficinas de los puestos republicanos, con el fin de que se cumpla esa ley inmediatamente.”

  Esta afrenta contra las buenas costumbres y la moralidad pública, no deben quedar en la impunidad. Sancionar  al corrupto pide el pueblo!!!!

henryesc@yahoo.es



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Henry Escalante


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