Capriles en su laberinto

Desde el anuncio de su candidatura, tanto los chavistas como sus seguidores no dejan de preguntarse, porque este fuelle demostrado por el experto en derrotar vicepresidentes, no lo utilizó en la otra campaña cuando se enfrentaba a un Presidente. De aquellos discursos floripondios llamando a la armonía, el concilio y la paz a los bandos polarizantes, los cuales entre otras cosas, sirvieron para provocar la ira en los sectores radicales opositores, que le granjearon el remoquete de chayota, sólo le queda el recuerdo. Asi como también debe tener entre ceja y ceja, aquel día cuando su contrincante lo dejó en la lona con aquella anatema fulmínate, donde como un trueno le espetó: ¡Ha muchacho pá bobo!

En tremendo dilema ha de andar metido el reincidente candidato; porque si bien es cierto, su iracundia verbal en esta campaña, le ahorrará epítetos ridiculizantes de los come clavos y traga vinagres que pululan en la oposición, también este verbo caliente le enfriará el guarapo a más de un chavista light, quien ante la ausencia de su líder fundamental y la mala copia de su ultra radical heredero, pudieran estar pensando en la posibilidad de migrar sus preferencias electorales hacia posiciones más moderadas.

Diez días de campaña, dos derrotas seguidas en corto tiempo y todo el poder del Estado al servicio del candidato oficialista, es para aflojarle las piernas al más renqueado, de cualquiera de los dirigentes políticos que se atrevieran asumir el reto, pero ese es el punto. No basta con querer o pretender asumir el compromiso de responderle a los casi siete millones de venezolanos, que ese 7 de octubre, confiados, convencidos y seguros de tener la mayoría, intentaron darle un vuelco al país con los resultados ya conocidos.

Aunque el otro candidato se conforme con repetir que su programa de gobierno es el mismo que presentó su padre putativo, y no le importe que le saquen en cara el que ya lo haya nombrado más de 3600 veces, el perseverante y beligerante aspirante si debe aclarar muy bien, que va hacer con estas devaluaciones capitalistas y salvajes, que viene aplicando el presidente socialista, impuesto a trocha y mocha por el Tribunal Supremo de Justicia, no vaya a ser que de nuevo le quieran acusar de traer entaparao otro paquete más hambreador que el actual.

Además no le bastará con decir que Venezuela es de todos, porque antes del día de las elecciones, tendrá que explicar muy bien como acabará con el flagelo de la inseguridad y la violencia criminal, y no conformarse con recordarle a sus electores que la tasa oficial en el país es de 48 homicidios por cada 100 mil habitantes y que en el periodo chavista han ocurrido 171.000 homicidios en toda Venezuela, según cifras del Observatorio Venezolano de Violencia; ya que el otro candidato después de 14 años, ha descubierto que abriendo su pecho al estilo Superman resolverá las matanzas que se dan en casi todos los barrios del país.

También y para que de una vez por toda se quite el remoquete de piti yanqui y anti patriota, debería dejarle bien clarito al General John Kelly, jefe del Comando Sur de Estados Unidos y aliado del candidato oficialista, que a pesar que él de por descontado el triunfo de su contendor, la decisión atañe a la voluntad soberana de los venezolanos, como soberana debe ser, si es que así lo asumiera, la revisión de los tratados que se han realizado con China, Rusia y todas las empresas petroleras del mismisimo imperio, en la faja petrolífera del país.

Solo hay una cosa más terrible que una batalla ganada, y es una batalla perdida, dijo en una oportunidad Charles de Gaulle, y esto debe serpentearle en cada tarima y en cada discurso, a quien viene de perder por casi dos millones de votos, una batalla con el invicto comandante. Esta es su dificultad, porque quien lo acecha de nuevo no es el heredero, sino la sombra que lo cobija. Estará Capriles en capacidad de salir del laberinto que le toca atravesar en estos días de escaramuzas tan azarosas o seguiremos los venezolanos viviendo este laberinto, donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. Sólo el pueblo lo sabe y lo dirá este 14 de Abril.

zabala.douglas@gmail.com


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Douglas Zabala


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