El origen de la violencia que azotó a Venezuela durante 40 años, desde 1958 hasta 1998 fueron las promesas incumplidas de Acción Democrática y COPEI antes que otra causa.
¡Disparen primero y averigüen después! -ordenaba Rómulo Betancourt- a la sazón, presidente de Venezuela (1959-1964).
¡Plomo al hampa! -exclamaba Alfredo Peña en el 2000, inclusive con aval de algunos de nuestros propios compañeros todavía no concientizados.
Desde Rómulo Betancourt (Presidente de Venezuela) hasta el Alfredo Peña que hizo de Alcalde Metropolitano de la Gran Caracas, la violencia contra el pueblo pobre copó la escena ya que la aviesa y astuta ultraderecha criminal pudo infiltrarse durante los primeros tres años del gobierno bolivariano, es así que bolsamente lanzamos a Alfredo Peña a la Alcaldía Metropolitana de Caracas y salimos entonces con las tablas en la cabeza al igual que con lo de Irene Sáez a gobernadora de Nueva Esparta; burda metida de pata hicimos.
Una cosa es la causa de la violencia y otra cosa es su consecuencia; hay que darles tratamientos diferentes a ambos fenómenos, de eso se trata y no es nada sencillo abatir fenómenos tan complejos pero hay que hacerlo.
Los petimetres lechuguinos y maripositas derivados de AD-COPEI apuestan a restituir la violencia usando el mismo método betancouriano, por lo que ponerlos en evidencia ante el pueblo no basta, hay que oponerles la fuerza del Estado y meterlos en cintura antes de que puedan desbordarse como en abril de 2002.
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