Estimado Miguel Ángel, el pueblo ha visto la publicación de una carta que está circulando bajo tu supuesta autoría. Después de circular la misma, ahora al parecer dices que tú no la escribiste. Dado que inicialmente fue atribuida la autoría de dicha carta a tu persona y fuiste tú quien la publicó, me permito responderte a ti, confiando en que realmente tú no la escribiste y que no eres como tu candidato presidencial: un tira la piedra y esconde la mano que se la pasa diciendo cosas que luego nunca quiere explicar en profundidad, o peor aun, que luego dice que nunca las dijo. En todo caso, es obvio que al haberla publicado tú, al menos la suscribes en su totalidad, así que ahora te respondo y si no fuiste tú, arregla tu lío con Globovision que la publicó en su página como tuya aunque ahora editara el titular.
Te respondo eso si, con respeto, no como el vocabulario usado en la carta, plagado de insultos y descalificaciones contra el Candidato de la evidente mayoría de este país.
En principio me resulta absurdo que ustedes pretendan enseñarnos a nosotros el significado del termino "oligarquía" y dado que ustedes la definen en la carta, parece que obvian una pequeña verdad histórica de nuestro país: que aquí siempre existió una pequeña clase económica todo poderosa, denominada también "los amos del valle" que durante décadas estuvo acostumbrada a hacer lo que le daba la gana en este país.
Se te olvida mencionar que esta clase estaba por encima de la ley y que, tenía una clase política a su servicio, a fin de garantizar el resguardo de sus intereses de clase. Lo peor es que ambos, tanto esa élite económica como esa clase política, estaban al servicio de los grandes intereses económicos, de las grandes potencias colonialistas de siempre, pero cuando eso sucedía, cuando ellos hacían lo que les daba la gana con el pueblo, no te vimos en televisión decir nada al respecto.
Luego denigran a Nicolás por su condición de autobusero y debo decir que me resulta lamentable que alguien, que al igual que yo viene de La Pastora, se preste para publicar semejante declaración de clasismo y desprecio por aquellos, que a diferencia de ustedes si fueron victimas de la exclusión social que se vivió durante décadas en este país, porque a diferencia de antes, hoy el que no estudia es porque no quiere, pero antes para estudiar había que pagar.
Después se meten hasta con Sai Baba, a quien vinculan con Nicolás Maduro. Lo peor es que en tales líneas el fascismo ya es indisimulable, porque les recuerdo que nuestro país no es la Venezuela del dictador Juan Vicente Gómez condecorado por el Vaticano y en cuyo mandato el catolicismo era la religión oficial.
No Miguel Ángel, hoy en Venezuela existe libertad de cultos y nuestra Carta Magna nos consagra el derecho a todos los venezolanos y venezolanas a creer lo que nos de la gana y profesar simpatías filosóficas y espirituales con quien nos plazca. Allá ustedes cuya visión del mundo se encuentra en plena época de la inquisición y señalan las creencias de otro como si fueran un delito, eso se llama intolerancia. Seria bueno que tal espíritu crítico lo mantuvieran para analizar también las contradicciones de una organización como la Iglesia, cuyo máximo líder viaja por el mundo ataviado de oro, y que maneja miles de millones de dólares cada año jugando en las principales bolsas de valores como Wall Street. En todo caso Miguel Ángel, a Nicolás lo he escuchado muchas veces llamar a practicar el verdadero cristianismo, ese que a diferencia del de ustedes no está en favor eterno de los ricos y los poderosos, sino que hace hincapié en la inclusión de los excluidos.
Luego defienden la privatización de PDVSA con el argumento falaz de que tal cosa ya existe en nuestro país. Parece que no se hubiesen dado cuenta de que en este momento Venezuela es otra, una muy diferente a aquella en la que las elites mantenían al pueblo en la ignorancia. Miguel Ángel te explico: una cosa es que empresas de otros países tengan participación en nuestros negocios petroleros y otra muy diferente es que esas empresas extranjeras sean quienes controlen nuestros negocios petroleros. Si hoy esas empresas controlaran las ganancias de nuestros negocios petroleros, las misiones no existirían.
Por último Miguel Ángel, hermano, no puedo dejar decirte algo. Y es que me ha sorprendido tu repentino fervor político. Me ha sorprendido porque durante décadas anteriores jamás lo conocimos. Hubiese sido bueno que el 27 de Febrero cuando aquí el gobierno masacró a miles de venezolanos en las calles tú hubieses dicho algo contra eso. Hubiese sido valiente que en la IV república cuando se reprimía al pueblo a diario con plomo, tú hubieses dicho algo.
Hubiese sido notable que en la IV república cuando el ejercito allanaba las universidades y asesinaba estudiantes dentro de ellas tú hubieses dicho algo contra eso, porque tú, durante todo ese tiempo tenias como hacerlo, puesto que tenias tu programa cómico "Bienvenidos", programa que a diferencia de otros como el “Show de Joselo” que si tenía crítica social, el tuyo jamás en ninguna parte hizo critica de ninguna especie... Tú Miguel Ángel jamás lo hiciste, estabas muy ocupado contando chistes para que la gente evitara pensar en sus problemas y en la verdadera causa de los mismos, no como haces ahora que tú también te interesas en la política.
Me queda recordar el carácter sexista de tu programa, cuyo argumento central era la degradación de la mujer al triste papel de un montón de chicas en trajes de baño que no pensaban nada sobre nada ni nada les importaba, eso era lo que tu promovías: la estupidez social… y la burla a los homosexuales. Nunca dijiste nada porque tú vivías muy bien trabajando para el oligarca Cisneros, promoviendo antivalores en su empresa de tv, y mientras tú disfrutabas la vida, nosotros, el pueblo, éramos reprimidos en la calle con la recluta forzosa y la ley de vagos y maleantes, instrumentos que no servían para otra cosa sino para criminalizar al pueblo.
Afortunadamente Miguel Ángel hoy el pueblo venezolano no es el de hace 20 años cuando tu tenias "Bienvenidos". Hoy el pueblo conoce su historia, conoce sus problemas y conoce las verdaderas causas de los mismos. Pero insisto: tú no tienes moral para hablar sobre nada malo de este país, porque cuando tenías un programa y pudiste hacerlo nunca lo hiciste.
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