Hasta el sábado pasado hablaron públicamente las encuestas. Lo hicieron, al parecer, en un lenguaje ininteligible para los escuálidos, de donde se deduce en verdad, que ellos fingen no entender lo que le dicen quienes como nosotros hablamos. Decimos eso porque, que uno sepa y perciba siempre, aunque sesgue, Luis Vicente León, habla tal como lo hacen los demás encuestadores. Pero ni siquiera a éste, su pana burda y compañero de causa, aquellos han querido entender y menos aceptar. Cosa que la inteligencia gringa misma, ya ha aceptado.
Las encuestas, las mismas que nunca se han pelado, hasta cuando dieron de ganador a Capriles en Miranda, coincidieron en dos cosas; ganará Maduro y por un porcentaje que va de 14 a 20 puntos. Datanálisis, que uno supone habla como para que en el lado opositor le entiendan, concluyó que “el hijo de Chávez”, aventajará a su opositor por un margen de 14 puntos.
Cualquier observador, hasta “obtuso y desdentado”, cual típico chavista, supone y no mal, que en la MUD, recibían calienticos, cada semana, entrega a domicilio, esos resultados para que hiciesen sus ajustes. Porque Luis Vicente León, no sólo es encuestador, sino partidario de la misma causa y hasta su asesor.
Fue el de Datanálisis quien les recomendó la argucia de intentar separar a Maduro de Chávez. ¡Porque ese, aun creyéndole muerto, cómo les pesa! E hicieron su intento. ¡Cuánto se esforzaron! Mas no pudieron. Chávez mismo se encargó que eso no fuese posible, pues puso demasiado énfasis, en el momento oportuno que Maduro, frente a una circunstancia sobrevenida, debía tomar el testigo. Fue un testamento escrito, firmado y sellado todo ello frente al pueblo chavista que es como decir casi el 60% de los venezolanos. Pero se esforzaron, porque entendieron bien el consejo de Luis Vicente León. Entonces, uno puede decir que, “ellos son blancos y se entienden”.
Por esa comunicación, el comando Capriles o MUD, optó no sólo de apropiarse del discurso de Chávez. Eso significó ofrecer repetir la obra del Comandante Supremo, pero “más”.
“Si Chávez creo e hizo funcionar las misiones que ahora existen, nosotros, o mejor yo Capriles, haré unas cuantas más y mejores”.
Y los logros de Chávez dejaron de cuestionar en su esencia, salvo que eran insuficientes. De donde se entiende que Capriles, se quiere vender como un nuevo Chávez. Fue el desarrollo de la idea y la convicción que era cuesta arriba enfrentar al arañero de Sabaneta y por tanto le correspondía mimetizarse, de tal manera, uno no sabe si idea osada o ridícula, que el genuino o Nicolás – como optó por llamarle – pasase por un advenedizo o un contrabando.
Pero fueron por más. Se pusieron la chaqueta, la gorra, el brazalete de Chávez, con la bandera nacional y hasta la odiada octava estrella. Hicieron suyas las canciones que durante catorce años el chavismo y el arañero han cantado en sus actos. Hasta llegaron a cometer el desaguisado de usar a Alí Primera, un cantor e ideólogo contrario a todo lo que Capriles representa, en el final de su campaña; sólo por parecerse a Chávez. Tuvo razón alguien al decir que si la campaña hubiese sido más extensa, Capriles terminaría corriendo por las calles de Venezuela, enarbolando la bandera tricolor de ocho estrellas, con una franela con los ojos de Chávez, mientras los suyos intentando salírsele de las órbitas, gritando desaforadamente: ¡Viva Chávez!
En su desatada furia por parecerse a Chávez, demostración de derrota, inferioridad y falta de realismo, además de lo ya señalado, se copió la franela con los ojos de Chávez, por los puyudos suyos y la consigna “Todos somos Chávez” por “Todos somos Venezuela”.
Todo eso lo hizo Capriles atendiendo las recomendaciones de Luis Vicente León o Datanálisis, por el Chávez convertido en un símbolo religioso y amado entre los venezolanos. Es decir, lo recomendado por su asesor lo concretó en un refrito; pero sí le quedó claro que el domingo 14-4, si todo aquello no le daba resultado, como es de esperarse, por lo burdo y nada original, Maduro le meterá una montaña de votos y debajo de ella quedará sepultado.
El lo sabe, pero se hace quien nada entendió cuando le hablaron de números y tendencia. Finge y hace creer a los suyos que “se la está comiendo”, pues para eso “botó el pellejo”. No le importa para nada que el lunes amanezcan traumatizados y cometiendo pendejadas, pues la derecha venezolana de ahorita, no es un simple partido que pierde unas elecciones con alguien que dejará todo como está, y hasta le permitiría participar en el “reparto de la cochina”, sino se sabe perdedora de privilegios. Por esto último se les verá el domingo, desde el mediodía, prodigándose en mentiras a boca de urna.
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