Afirmaba Montesquieu que “la cobardía es la madre de la crueldad”. Sobre este tema (la cobardía) muchos filósofos, dramaturgos y escritores tienen sus propios aforismos. Por ejemplo, el poeta y dramaturgo alemán Goethe expuso “el cobarde solo amenaza cuando está a salvo”; Confusio, el gran moralista chino expresó: “saber lo que es justo y no hacerlo es la peor de las cobardías”; el escritor francés Jean- Paul Sartre no se quedó atrás: “los cobardes son los que se cobijan bajo las normas” y Cervantes, a través de Alonso Quijano (Don Quijote), sobre la mentira expresaba: “la falsedad tiene alas y vuela, y la verdad sigue arrastrándose de modo que, cuando las gentes se dan cuenta del engaño es demasiado tarde”. No pretendo ser filosofo, muchos menos me ufano de moralista y de sabio no creo tener un pelo, pero cuando observo la actuación cobarde del ex candidato presidencial Capriles no me queda más que expresar: “el culillo en un político es algo deshonroso y peor aún, cuando lo exhibe públicamente” y la mentira, en un dirigente, por lo general trae graves consecuencias, es similar a cuando se cae un jarro de cerámica o de cristal: es casi imposible recoger los trozos para rehacer lo destruido sin que queden horrorosas cicatrices.
Después de escuchar las declaraciones de Capriles, una vez proclamado por CNE a Maduro como ganador de la gesta electoral, me dio vergüenza ajena sobre la calidad de los políticos de PJ (puro joder). Ciertamente, no se podía esperar otra cosa de un hombre que hace once años asechó la embajada de Cuba, el mismo que le vulneró los derechos humanos a varios funcionarios del gobierno de mi comandante Chávez, el mismo que participó en el golpe de estado, el mismo que propició la huelga petrolera, el mismo que cerró los locales de barrio adentro, el mismo que despidió de sus puestos a empleados de la alcaldía y la gobernación, el mismo que se armó de de un denigrante culillo y frente a las cámaras de la televisión expresó: “yo no fui”. No cabe duda, tal como afirma una sentencia criolla “perro huevero, aunque le quemen la trompa”. Pero Henrique no es un perro huevero, es un fascista, porque habla como fascista, tiene apoyo de los fascistas y se comporta como fascista, luego Henrique es el fascista que aspiraba gobernar nuestro país.
Ya tenemos los primeros resultados de la actuación del fascismo puro: CDI quemados, asalto a las casas de la presidenta de CNE, quema de los Mercal, agresiones con resultados luctuosos contra militantes afectos a la candidatura del presidente Maduro, cierre de las principales avenidas de la capital y de importantes ciudades del interior; quema de las sedes del partido del PSUV, entre tantos de las calamidades ocasionadas por la bandas de PJ (puro joder) y todo esto, por las infortunada e irresponsable declaraciones de un político que no tiene cojones para asumir sus propias responsabilidades. Peor aún, un mentiroso contumaz, capaz de acusar de fraude al CNE sin tener pruebas de ningún tipo. Conocedor de un poco de la historia del mundo, la noche del 15 de abril me recordó el 9 de noviembre del 1939: “la noche de las cristales rotos”, cuando los grupos nazis de Austria y Alemania realizaron una serie de pogromos, es decir ataques combinados contra una gente inocente. Resultado de esta barbarie: las casas de la población judía destruidas, hospitales y escuelas saqueadas y destruidas, más de cien mil sinagogas incendiadas y más de siete mil tiendas arruinadas y seriamente dañadas. Parece ser que esto es lo que Capriles aspira para nuestro país. Un hibrido peligroso, una mezcla de culillúo con mentiroso: un verdadero tunante.
Una advertencia a la clase media asalariada: nada de esto es casual, tal actuación obedecen a una agenda preparada por los amos de Capriles, cuyas órdenes, emanadas desde USA, vienen expresadas en un recetario para ser cumplida a cabalidad. Los opositores conscientes pueden darse un paseo por el Contry Club, Alta Florida, Lagunita, Cerro Verde…entre tantas de las urbanizaciones donde vive la gente adinerada para que verifiquen si en tales lugares apacibles hay alguna guarimba. En tales zonas todo lo que se respira es pasividad sin ningún tipo de alteración. Lo que está ocurriendo en ciertas zonas de la ciudad hubiese sucedido si el margen de ganancia hubiese sido más de dos millones, el único interés de Capriles y sus acólitos es destruir la Revolución Bolivariana y Socialista. El departamento de Estado de USA en su tenacidad por apoderarse del petróleo venezolano no le importará convertir a Venezuela en una copia de Siria, Afganistán, Libia o Irak.
Conocedor de las veleidades de las personas de la clase media asalariada, solo les sugiero que se hagan varias preguntas, en caso de que nuestro país se vea arrastrado a una guerra civil, simplemente por el afán de riqueza de un hombre mentiroso y sin cojones: ¿Cómo se sentirá cuando habrá el grifo de su baño y no salga agua para lavarse porque los drones de USA bombardearon las centrales eléctricas? ¿Qué sentirá cuando las damas “decentes” tengan que echarse en la cara sus potingues, alumbradas con una vela? ¿Qué les dirá a sus hijos cuando no pueda cocinar porque no hay gas ni electricidad? ¿Qué sentirá cuando de su baño salga una pestilencia, simplemente porque las pocetas de vencerámica no funcionan? ¿A qué sitio acudirán las jóvenes sifrinas si las discotecas y restaurantes no tienen luz? ¿A cuál auto mercado acudirán si no habrá comida para vender, a pesar de su dinero? ¿Le va a reclamar al culillúo de Capriles cuando deban pagar por un pollo más de tres mil bolívares… esto, si lo consigue? Parafraseando a uno de los fascistas: se irán a comer sus diamantes y sus rubíes porque comida, en una situación de guerra civil, no conseguirán. En tales casos su carterita Gucci, sus zapatos Prada, su perfume Coco Chanel, su reloj Piaget, entre tantas fruslerías que tienen guardadas en su closet, no servirán para un carajo. No voy apelar a su patriotismo, porque eso para ustedes no sirve para nada y mucho menos cuando en su caso la capital de Venezuela está en Miami.
Espero que el gobierno del presidente Maduro que comienza recién tome las medidas y los correctivos necesarios para evitar que tales situaciones se repitan y se prolonguen. La tiranía es la dictadura de un hombre, la democracia es la dictadura de las leyes. La experiencia nos debe servir del algo: el perdón para los fascistas pareció alimentarle el odio contra un pueblo pacífico y arremeter nuevamente contra la Revolución Boliviana y Socialista. Honor, gloria e inmortalidad a mi comandante Chávez.
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