No se atreverá a lanzar ni a vociferar acusaciones maliciosas esta vez
contra el CNE. El culpable es otro que él anda buscando con lupa
foránea y, sí se escora en Maduro hasta sus propios compañeros, lo van
a llamar fastidioso e intrigante. Se metió de lleno en la campaña
electoral municipal y, como es su costumbre viciosa, dejó de
“trabajar” en su gobernación y, se trepó al vendaval atractivo de
buscarle votos a los candidatos de la MUD que aspiraban llegar a
alcaldes y otros a concejales y, se fue de “luna de miel” con ellos
contaminando el ambiente con frases malolientes y marchitas de
atracción, y lleno de cansancio quedó con los ojos hundidos de
arrechera crónica y, ahora sólo se sonó la nariz del silencio y, lo
que se le ocurrió fue decir como una pesadilla ingrata, que en lo
adelante tiene que sentarse a leer y a consecuencia le llegó de un
chavista: El hombre sin atributos y El hombre mediocre. Mentira
jactanciosa que barruntó frente a las cámaras de tv que ni él mismo se
la cree. Y en caso que eso ocurriera va a morir bruto. Bruto de rabia
y obstinado de tanto participar en elecciones sin salir de abajo que
Chávez fue el primero que lo revolcó y ahora, el presidente Maduro
(que todavía no reconoce como tal) lo han dejado del tingo al tango
del desespero político en que anda.
Llamarlo irresponsable es contribuir con su modus operandi de
desconocer todo lo que no le es afín ni se le encaja en su ego, no es
raro. De eso y más el caprichoso escurre el bulto y lo más seguro a su
conveniencia personal que finge y, cualquier cosa o idea la embarra a
su medida y, después se hace el loco. Carece de lógica. Se quiso pasar
de vivo como líder de PJ y del grupo de ociosos que levitan en la MUD
que de vez en cuando se incitan con tanto y continuo acto político
fracasado que los despelucan de intrigas.
La oposición cayó en un letargo de confusión que no saben qué hacer
con su líder perdedor que, ofreció un plebiscito ardiente que acabaría
de lleno con Maduro y, ahora no encuentra con qué taparse el rostro de
su fatalismo político en que la ruindad lo acoquina y se le ve cada
día más necio y más estúpido. Las telarañas de sus insidias le cubren
las falsas neuronas que le rodean el periscopio de la oscuridad que
tiene por cerebro.
No ha reconocido ni reconocerá el triunfo del Psuv de las elecciones
del 8-D en que él y la MUD salieron bien jodidos y, dentro de la
oposición de los que aún piensan deben de estar analizando cómo
mandarlo de una vez a la papelera del no reciclaje en que quedan los
eternos perdedores y fracasados dentro de la Historia, si es qué
alguna vez habrá alguien que lo recuerde a no ser que sea para
persignarse o, para ponerlo como una pestaña abierta del PC de mal
ejemplo a no seguir ni en sueños.
A Capriles hay que vacunarlo contra el mal de rabia que lo acompaña en
su desespero de odio en que el plebiscito del que hacía alarde antes
de las elecciones: se le trancó sin el doble seis que escondió con
toda la ufana y bien pretendida intención de ofrecerse a posteriori y
meternos tremenda coba como el salvador de Venezuela. Pero el juego se
les cayó y quedó al descubierto como el farsante que siempre ha sido.
Un vampiro político que guinda como un impostor en miniatura sin
sombra.
Si Capriles tuviera vergüenza y sintiera algún respeto y consideración
por el conjunto de escuálidos que lo tienen como líder. Debería
solicitar como una medida de lástima: un año sabático que le sirva
para reencontrarse con el Capriles que pudo ser alguna vez en la vida
y, concentrarse como lector que quiere ser del tiempo perdido que lo
cubrió de infamias e irse a su apartamento a Nueva York y olvidarse de
seguir maltratando con sus desplantes aventureros y vacíos de poder y
como buen apátrida les regale un bozal de silencio y, le pase de una
vez el testigo oligárquico a María Corina. Y él como buen “sabio”
quedaría en el pasado y, a lo mejor el pueblo lo vería con ojos de
piedad que es algo.