Jhonatan Taguaruco / Militante de Bravo Sur
Con el nuevo escenario generado tras las pasadas elecciones municipales del 8-D uno de los espacios que no lograron conservar las fuerzas agrupadas en el GPP fue la Alcaldía de Valencia. Capital del estado Carabobo y ciudad industrial de Venezuela, donde se agrupan comerciantes y empresarios que participan en diversas ramas de la producción y distribución de bienes y servicios.
Bajo este ambiente industrial que se respira en gran parte de la ciudad y con el perfil empresarial de Cocchiola, el nuevo alcalde, cuyo verdadero nombre es "Michele" y no "Miguel" como la maquinaria comunicacional de la burguesía en la región busca proyectar para darle un matiz más criollo a este noble especulador, es de esperar que la Alcaldía de Valencia C.A. se constituya en una empresa más al servicio de la burguesía local suministrándole "Protección Política", una mercancía que ya fue pagada por adelantado con todos los recursos económicos que se invirtieron en la campaña electoral que dejó como ganador a este "capone della mafia".
Un poquito de historia. El contexto valenciano en breves palabras:
Hablando sinceramente debemos reconocer que, a pesar de sus experiencias de luchas y sus parroquias populares, Valencia ha sido históricamente un territorio de amplia tradición oligarca. Por sólo poner dos ejemplos: desde aquí se originó el Movimiento de la Cosiata que impulsó la separación de Venezuela de la Gran Colombia y por otro lado, en el pasado contemporáneo la región fue el bastión principal de la familia Salas y de Paco Cabrera, quienes mantuvieron el control político por más de 15 años de la gobernación de Carabobo y la alcaldía de Valencia respectivamente.
Electoralmente ha sido un municipio bastante esquivo a las propuestas promovidas desde el gobierno bolivariano. Apartando las votaciones regionales del 2008 donde la división entre Cocchiola y Padrón, ambos de la derecha, permitieron que la alcaldía fuera ganada por el candidato del PSUV, Edgardo Parra, el chavismo sólo ha podido estar numéricamente por encima de la oposición en dos oportunidades: en el 2006 cuando Chávez sacó 9,5% más que Rosales y en los comicios para la gobernación en el 2012 donde Ameliach consiguió 0,3% más que el Pollo Salas Feo. En todas las demás contiendas la oposición logró imponerse.
Ante lo planteado anteriormente se suma el hecho de que la gestión de Parra desde hace rato estaba más que cuestionada por amplios sectores populares y organizaciones políticas que hacen vida dentro de las fuerzas revolucionarias del chavismo; su mandato estaba desacreditado, más de una vez se le vio compartiendo alegremente con figuras reconocidas de la oposición valenciana y ni siquiera terminó su mandato debido al proceso judicial que está afrontando por casos de corrupción.
Ante este escenario, cualquier candidato que asumiera la tarjeta del chavismo para optar a esta alcaldía la tenía más que difícil. Le tocaba luchar contra la tradición oposicionista de la región, contra la sombra de la administración anterior y contra el candidato que la burguesía estuvo proyectando por más de cinco años, el cual sacó oxigeno político del puesto de diputado en la Asamblea Nacional y contaba con amplío respaldo económico. Que ganara el abanderado de la MUD no fue tanta sorpresa.
Luego de las elecciones:
Pasada las elecciones debemos señalar refiriéndonos a Valencia, por un lado, el evidente enganche que la derecha está teniendo en los sectores populares, permeando a nuestros barrios y a nuestra clase trabajadora y por otro lado, que a pesar de los guisos especuladores que se le demostraron a Cocchiola en su tienda de maderas IMECA, donde ha vendido mercancía vencida, puertas con polillas y productos con sobreprecios, aun así, la gente votó por él, evidenciando que en las contiendas políticas no necesariamente se impone la persona con el mejor perfil o el historial más limpio. Estos aspectos deben ser tomados en cuenta para continuar la lucha que sigue después de las elecciones, es decir, la lucha ideológica, la batalla de las ideas.
Para finalizar, queda advertir que una vez fuera del mapa político el Pollo Salas Feo, y prácticamente muertos los partidos "Proyecto Venezuela" y "Proyecto Carabobo", la dupla Scarano-Cocchiola, la Mafia Siciliana, se afianza en la cabeza de la derecha carabobeña y amplían la concentración en sus manos del poder político y económico que sus respectivas alcaldías y negocios particulares le transfieren. Ante ellos, la comuna y los consejos de trabajadores serán nuestras principales herramientas organizativas.
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