La oposición de Venezuela no da pie con bola

En general se considera que no dar pie con bola es que te salga todo mal, así que según el contexto será no acertar algo en particular o tener mala suerte.

En definitiva, no da pie con bola" es no pegar una.

También se considera que la bola es un lance especial de algunos juegos que consiste en dejar escapar algunas bazas menores para llevarse otras de más valor, misión que corresponde al último en jugar, es decir, al pie. Si el pie no da con la bola el juego se pierde.

En el caso de la oposición venezolana ni pega una ni da pie con la bola.

Veamos

La oposición venezolana ante el gobierno bolivariano, primero presidido por el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías y ahora recientemente por Nicolás Maduro, ha desarrollado lo que podríamos llamar las “estrategias de carácter inmediatistas”, sin tácticas por delante, que generan insatisfacción permanente, un descreimiento en el organismo electoral y un estado de frustración por parte de sus seguidores que se transforma en un desquiciamiento generalizado y una negación de la propia realidad.

Desde noviembre del año 2001, cuando la oposición venezolanos y sus principales promotores y financistas, nacionales e internacionales, se convencieron que Chávez no era más de lo mismo y que las transformación del Sistema Político con la nueva Constitución aprobado por Referéndum Consultivo el 15 de diciembre de 1999, venían acompañadas con otras en el campo económico a través de la aprobación, el 11 de noviembre de 2001, de las 49 Leyes Habilitantes, comenzaron a ensayar todas las formas habidas y por haber para salir del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana.

Desde ese mismo 10 de diciembre de 2001 convocaron un paro empresarial por parte de Fedecámaras, que fracasó, y desde entonces no han hecho otras cosas que conspirar, importándole un bledo las formas, pero sin dar pie con bola

En el año 2002 fue la consiga del “Chávez vete ya”, que difundieron hasta más no poder y que les sirvió de estimulante para los revanchistas que venías por sus fueros. Como dijo José Vicente Rangel “La campaña se tradujo en subversión. En una arremetida feroz contra las instituciones que explica el discurso de Carmona del 12-A y el decreto de disolución de los Poderes Públicos”.

Aunque dieron pie con bola el 11 de abril de 2002 con el derrocamiento del Presidente Chávez, no obstante, como siempre, de un lado, sobrestimaron sus fuerzas y de otro, subestimaron las fuerzas del chavismo; ese “acierto” sólo les duró 47 horas porque el pueblo venezolano y su líder terminaron ganando ese juego

Fracasada la “estrategia del golpe de Estado” se aventuraron en el paro petrolero entre diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, con lo cual afectaron no sólo a la empresa estatal de PDVSA sino que también trajo consecuencias negativas para la economía nacional, la población venezolana y para el país en general (fueron millones y millones de dólares que dejaron de ingresar).

Luego de la “finalización” del paro (aunque nunca declararon su fin), la oposición siguió conspirando y el año 2003 continuó con la realización de marchas, disturbios y cacerolazos promovidos por la Coordinadora Democrática, casi todos los medios de comunicación, Fedecámaras, la CTV y la iglesia católica, para forzar la renuncia de Chávez.

Con lo anterior la oposición “logró” que la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter organizaran una "mesa de negociación y acuerdo" entre gobierno y oposición y que constituyó el preámbulo para acordar llevar a cabo el referéndum.

Aunque a decir verdad eso fue más un logro del mismo gobierno porque los obligó a encarrilarse por los senderos constitucionales e institucionales.

Luego, pusieron en ejecútese la figura contemplada —en una Constitución negada por ellos— del Referéndum Revocatorio el 16 de agosto de 2004 que se convirtió en un referéndum ratificatorio con casi 60% de respaldo pero que ellos, siguiendo con su máxima de no pegar una o no dar pie con bola, levantaron, sin éxito alguno, la figura del fraude.

Así mismo lo harían en la elecciones parlamentarias del 4 de diciembre de 2005 cuando faltando apenas tres días para las elecciones se retiraron alegando falta de confianza en el Consejo Nacional Electoral y de garantías para el voto secreto, a pesar del retiro de los cuadernos electrónicos y las máquinas "capta huella", principales críticas de ese sector político. El CNE también accedió, a solicitud de ellos, a auditar el 45 por ciento de las máquinas electrónicas de votación luego de las elecciones, cuando originalmente planeaban auditar sólo el 10 por ciento.

Sin embargo, su “estrategia de inmediatez” era deslegitimar las elecciones parlamentaria y con ello generar una situación de ingobernabilidad en el país. El resultado fue que se quedaron 5 años sin representación parlamentaria y no hubo tal situación. Una vez no dieron Pie con bola.

Han insistido hasta la saciedad —sin éxito alguno tanto por lo que dicen las encuestas de opinión como por los niveles de participación electoral—, que el CNE se encuentra secuestrado por las “huestes del Miraflores”, antes comandadas por el militar Chávez y ahora por el “colombiano” Maduro.

Lo último: armaron la “estrategia” del plebiscito para el 8 de diciembre bajo una falsa premisa. Estaban convencidos (sus dirigentes, sus financistas, sus asesores y analistas) que los resultados del 14 de abril donde la diferencia entre su candidato —Henrique Capriles— y el candidato del chavismo —Nicolás Maduro— de un poco más de 200 votos, más toda la política de guerra económica, eléctrica, mediática, la alta inflación, el tema cambiario y la ineficiencia pública, era el preludió de una avalancha de votos a sus favor que crearía una situación de deslegitimación hacia el presidente Maduro, quien tendría que renunciar o, en todo caso, llamar a nuevas elecciones. Una vez más fallaron sus cálculos y frustraron nuevamente a sus seguidores. No dieron pie con bola.

Después de los resultados del 8 de diciembre siguen con la cantaleta del “comunismo”, de la injerencia cubana y de la regaladera, que dicen e insisten, se les hace a otros países.

Mientras la oposición siga con las “estrategias inmediatistas” no darán pie con bola, perderán todos los juegos y por tanto, habrá Chavismos para ratos y, sobre todo será así, si este último concentra sus esfuerzos en resolver las grandes necesidades del pueblo venezolano, ser eficiente, atacar con toda fuerza y profundidad la corrupción, la burocracia, las decisiones a dedazo puro, que genera desconfianza entre los factores políticos aliados, detener el consumismo mayamero, estimular la cultura del ahorro, redefinir el rentismo petrolero y construir la Venezuela Productiva.

*Sociólogo, doctor en Ciencias Sociales, profesor titular, ex-director de la Escuela Internacionales de la UCV y ex embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.


framongonzalez@gmail.com


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