Venezuela Febrero 2014: neofascismo uribista e impunidad

Una casta social con ambición política ha asumido el fascismo como proyecto de poder en nuestro país.
La arenga despechada del 14 de abril de 2013, tras nuestra victoria presidencial, más los recientes desmanes contra la ciudadanía trabajadora e instituciones republicanas, nos demuestran contundentemente la presencia de un movimiento fascista apoyado por el gobierno de Estados Unidos y el perturbado ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe.

Digámoslo sin rodeos, las protestas del 12 de febrero en Caracas y otras ciudades del país, son la expresión concreta de una forma de paramilitarismo urbano, que ha sido concebido, creado, equipado y financiado, por las agencias de terrorismo imperialista CIA y MOSAD, más la diligente complicidad del uribismo colombiano.

Estos fascistas se pavonean muy cómodos por los medios de comunicación, son invitados permanentes de CNN, convocan a desestabilizar, y hasta tienen negocios con diversas instituciones públicas, reciben dólares de la USAID, la NED y CADIVI por igual.

También intuimos que ya cuentan con apoyo dentro del sector militar corrupto y pro-gringo. En parte por eso están tan envalentonados y se plantean salir del Gobierno de Nicolás Maduro a corto plazo.

Estos desalmados neonazis, formados en sectas que pregonan la superioridad racial y otras aberraciones ideológicas, están tan guapetones, que se han dado el lujo de matar a compañeros emblemáticos de la resistencia popular revolucionaria como Juan Montoya, del heroico 23 de Enero.

El pueblo chavista, el pueblo bolivariano, tiene derecho a protegerse; no podemos depender exclusivamente de la burocracia uniformada. El discurso humanista no es comprendido por el fascismo, lo confunden con blandenguería. Y la impunidad ha minado gran parte de las bases morales de la legalidad.

Nosotros queremos construir una sociedad de los derechos humanos, y nadie nos desviará de esa utopía, pero los enemigos se burlan del dolor de las víctimas.

Cuando el fascismo nació en la Italia de Mussolini, y luego, cuando repuntó en la Alemania de Hitler, nadie le puso freno, al punto que se llevaron por delante a comunistas, socialistas, socialdemócratas, judíos, homosexuales, gitanos, o cualquier ser humano diferente que se les ocurriera.

Los fascistas saben que hay un malestar social por ciertas dificultades económicas, en las que ellos han actuado depravadamente, y quieren canalizarlo a su favor. Su consigna es detener a toda costa el proyecto socialista.

Desde esta humilde columna de simple militante chavista, yo propongo –con urgencia- que les demos un parao.


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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