Otra vez aparece la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) para alborotar el avispero. Acusar al gobierno de Maduro de totalitario por hacer del Plan de la Patria una ley, no solamente es una incitación al golpe andante, sino evidencia de una mezquindad suprema frente a los cinco postulados, de contenido inobjetablemente humanista y nacionalista, plasmados en ese documento.
El señor Padrón dejó ver con descaro el sesgo derechista de la Iglesia. Nada de extrañar. Pero la CEV no tomó en cuenta que, en tiempos de diálogo, se impone que las palabras de quienes lideran grupos sean prudentes y lo más parecidas al equilibrio. Ningún caso tendría la presencia del comisionado del papa Pancho, si Parolín se deja llevar por estos obispos criollos.
Tal vez Padrón no haya tenido tiempo de darse un paseíto por El Cafetal, por ejemplo, para que vea cómo unas decenas de vándalos tumban postes de luz, avisos de señalización, quitan alcantarillas, riegan vidrio molido en las calles, aceite, ponen alambres de púas antimotorizados, cuelgan muñecos ahorcados, mientras las doñas de la zona rezan rosarios para que sus hijos cumplan el cometido de matar chavistas. No se hacen esas cosas, señor Padrón, para ejercer el legítimo derecho a la protesta. Si a su paso alguien le echa grasa para que se caiga, no es para hacerle daño a Maduro, es para hacérselo a usted.
Casos como ese los encontrará repartidos en todas aquellas zonas del país donde el sifrinaje se declaró en rebeldía, con el cobarde acompañamiento de mercenarios pagados para matar. ¿Cómo se califica el hecho de incendiar un edificio con gente adentro? Se llama terrorismo. Es así, señor Padrón. No hay nada de pacífico en las mal llamadas protestas del “movimiento estudiantil”. La derecha se ha apropiado hasta de las denominaciones. Así llaman a los suyos, mientras que los chavistas no son movimiento estudiantil, son “grupos violentos”, “colectivos” de matones. ¿Se ha percatado de esos detalles, señor Padrón? Pues lea.
Aquí está montado un enorme show para el espectáculo internacional. Nada es producto del azar. El ciudadano común está harto de estos terroristas guarimberos. Y vienen ustedes, CEV, y le arriman la candela al fuego. Vaya contribución con la paz.