No es cierre de caminos, historiadora, es tranca criminal de avenidas

Una historiadora y militante activa de la derecha en un intento de justificar las guarimbas terroristas que han causado angustia, heridos y varias muertes en lugares puntuales de Mérida, San Cristóbal, Valencia, Chacao, Baruta y El Hatillo, compara, en un artículo publicado en un diario de circulación nacional, estos métodos con las verdaderas luchas populares de la historia los movimientos sociales. Casi que las equipara con las barricadas legendarias realizadas en Paris en el siglo XIX o con los cierres de caminos de los bolivianos antes de la llegada al poder de Evo Morales.

La historiadora combina media verdades con su posición política para cumplir su papel de atacar al gobierno de de Nicolás Maduro por cumplir el deber constitucional de garantizar los derechos humanos a las mayorías, constreñidos por pequeños grupos de mercenarios que fingen ser estudiantes.

En las grandes barricadas, hay un factor determinante: El Pueblo en la calle, que usa el corte de camino o bien para defenderse de ataques a muerte o bien para contraatacar al enemigo. Las barricadas han sido de uso principalmente de pueblos con ideas progresistas, populares, comunales, oprimidos por las oligarquías segregacionistas. En el caso de las producidas en Venezuela, las guarimbas son utilizadas en zona pudientes de esas ciudades. Son verdaderos secuestros. Son cómodas acciones, donde un grupo tarifado de diez, con algún joven cautivado por la aventura, pone los obstáculos, quema y se retira o espera que llegue la autoridad para tomarse la foto que “dará la vuelta al mundo”. La única que ve la historiadora, no la de GNB tiroteados por querer levantar los obstáculos.

No son nada pacíficas. La historiadora, ignora adrede, las guayas que han decapitado motorizados que han intentado pasar por esas guarimbas; los guardias nacionales y policías que al intentar quitarlas son ajusticiadas por francotiradores; los accidentes producidos por el riego de aceite o por las tapas de alcantarillas que han sido despegadas de sus sitios. ¿Acaso es pacífico bajar un motorizado de su moto y quemársela para poner el carapacho en la guarimba? ¿O quemar un camión cisterna de gasolina para trancar la vía? ¿Quemar cauchos a diario para asfixiar personas con asma? Por otro lado, están causando un daño mil millonario al patrimonio público al tumbar postes del alumbrado público, fachadas, semáforos, quema de árboles, plazas.

Los cierres de vías a los que se refiere la historiadora al principio de su manipulador artículo fueron realizados por factores populares, que de verdad se enfrentaron a gobiernos represivos que si disparaban a mansalva y asesinaban. Para matar no necesitaban ir a las barricadas. Entraban a las universidades y liquidaban a los estudiantes. Los buscaban en Cantaura, en Yumare, en El Amparo. Las disparaban con cartuchos aliñados con tuercas y metras. Los desaparecían en los calabozos de la DISIP, DIM. Aparecían muertos en los barrancos, en El Guaire. Les aplicaban la ley de vagos y maleantes y los mandaban a morir en la cárcel de El Dorado, Estado Bolívar.

Hoy el fascismo terrorista, que avalan los medios de comunicación y algunos académicos, pretende que los venezolanos y venezolanas, que lo rechaza en 87 %, les aplauda su violencia extrema que no tranca vías a las instituciones del poder, sino a los centros de salud, de educación, de abastecimiento y es guarida para que francotiradores y poseedores de armas de fabricación casera, hechas con manuales suministrados por sus contratistas, amenacen o acaben con la vida de la gente, incluyendo a funcionarios públicos, que para los sectores académicos de derecha extrema, parecen no importar.

Estas guarimbas no son ele ejercicio de un derecho, sino la expresión de un grupo insurreccional que pretende rendir por angustia al pueblo y a la revolución venezolana. El Estado está obligado a garantizar la paz democrática de toda la ciudadanía.

Lamentable que se quiera tergiversar desde actores académicos la gloriosa historia de la protesta de los pueblos del mundo, para justificar la violencia de elementos de clases pudientes contra las mayorías populares. Pero aquí hay un pueblo sabio y maduro que sabe a dónde va y qué hacer para preservar sus grandes conquistas obtenidas desde 1999. Los que quieren asaltar el poder revolucionario, se toparan con las BARRICADAS ideológicas y decididas del pueblo de Bolívar y Chávez.



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Reinaldo Bolívar

Investigador, fundador del Centro de Saberes Africanos, vicecanciller para África

 reibol@gmail.com      @BolivarReinaldo

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