Tiempo de Sicarios

Dice Fernando Vallejo en su libro La virgen de lo sicarios: “que estos llevan en su cuerpo tres escapularios, uno en el cuello, otro en el antebrazo, y otro en el tobillo, y son: para que les den el negocio, para que no les falle la puntería y para que les paguen”. Tienen su Virgen, antes de Sabaneta, y ahora, María Auxiliadora. Tanta es la barbarie, que en el espacio de su imperio de Colombia, se confunde con procacidad: en pleno centro de Medellín se lee esta pinta: La letra con sangre entra. Y abajo firmando: Sicario alfabetizador.

Estos datos son parte de la antropología de una de las lacras sociales – y políticas- mas terribles de esta parte del continente. Es tanta su fama que ahora son producto estrafalario de exportación, lugares preferidos: Buenos Aires, Madrid y ahora Caracas.

En Venezuela somos prodigiosos previniendo catástrofes. Cuantas notas se han escrito en medios delatando la presencia de sicarios en el país. Claro, nadie recibe un premio por destacar algo que no ha pasado, ¿será diferente la situación a partir de los últimos y terribles informes sobre cuanto aquí vienen realizando?.

Se ha dicho hasta la saciedad que están actuando impúdicamente desde hace tiempo. En forma reciente haciendo, lo que saben hacer, según sus códigos y tarifas, están ahora implantados y convertidos actores estelares en el ambiente de las guarimbas de los “estudiantes pacíficos” del Este de Caracas.

Fenómeno en evolución, con potencia tal, capaz de llegar hasta llegar hasta consumar – con sello y marca que los identifica- un magnicidio como el asesinato de Eliecer Otaiza.

Acto más que abominable y manera de exaltar la bestialidad. Y tratar de que ella, como es el caso de Colombia, venga ser parte “normal” de la vida política del país. Trazado que ya se anunciaba con textos en redes, y fue brutalizado, con uso de muñecos que representan a personas vinculadas a la izquierda, que simbólicamente fueron colgadas de algunos puentes de Caracas. Esto sin duda anuncia días de terrible espanto.

Escalofrío producen las actividades descritas en el informe dado a conocer por el Ministro del Interior, que da testimonio de la actividad de sicarios en Venezuela y sobre todo la escabrosa relación entre estos, y la actividad de narco, paracos y grupos de oposición extremistas que aúpan la guarimba. A estos mercaderes de la muerte muy poco les falta para llegar a escenificar aquí el horrible teatro los “falsos positivos” de Uribe y su socio J.J. Rendón; por cierto, ahora inculpado en Colombia por su relación con la empresas del narcotráfico y sus asesorías a las campañas políticas de gobernantes colombianos.
Aunque es de esperar que la hermosa perdedora y gloriosa ex-diputada, abanderada de la causa de los fracasos, también lo niegue o trate de banalizar el grave problema que significa la presencia de los sicarios en el lado de las guarimbas. Sentenciamos que ahora entre sicarios hierven sus trampas y locuras.

El sicariato esta unido al narcotráfico, es un modus operandi propio de esa modalidad delictiva transnacional. Entre ambos desarrollan un paquete de exportación, en el cual, figura en primer rubro la cocaína y como subproducto, se agrega el colateral de los servicios violentos que le dan seguridad a su comercio. Todo es parte de lo obvio en esta “industria”; sin embargo, esto no puede ser razón para dejar de sorprendernos y solicitar respuestas reales ante los cada vez más frecuentes casos de sicarios infiltrados en los satánico y violentos servicios que prestan a las tenebrosas organizaciones de extrema derecha que operan en nuestra política que buscan acallar las voces que los delatan.

Al respecto solo decimos: "No hemos de callar por más que con el dedo,

ya tocando la boca o ya la frente,

silencio avises o amenaces miedo." Francisco de Quevedo.



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Tulio Monsalve


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