El paisito de los godos

La palabra godo tiene muchas acepciones: los godos fueron pueblos germánicos-orientales quienes en venganza por la opresión imperial, por los abusos y persecuciones decidieron invadir a Roma en el 410 d.C., también se les conoció como bárbaros, así los llamaban los romanos; se afirma, según los versados en la historia hispánica, que a los godos, una minoría provenientes de Gothia (escandinava), de les debe la conformación de la patria hispánica (siglos V y VI), tales personajes formaron una casta noble y por tal razón, pasado muchos años, a los godos o góticos de España se les identificó con los aristócratas o ricos. Una vez que los peninsulares irrumpen en América, parte de estos vocablos se conservaron en esta tierra de gracia. Es por esta razón, a finales del siglo XIX, cuando se forma en Venezuela el partido conservador, evidentemente de derecha, a sus integrantes el pueblo los llamó godos (ricos).

Los godos en Venezuela se adueñaron del país antes y después de las guerras de la independencia, razón por la cual en el año 1846 Ezequiel Zamora se levanta en armas bajo las consignas: "tierra y hombres libres" y "desaparición de los godos". Por este motivo al aguerrido estratega se la llamó "general del pueblo soberano".

Desde mi época de estudiante, aunque sigo siéndolo dada mi necesidad de aprender, la militancia de la izquierda tenía por finalidad acabar con el gobierno de los godos quienes les entregaron el país a los regímenes imperiales. Era la época del izquierdismo recalcitrante y cuyos militantes eran llamados "ñángaras". De aquel periodo recuerdo nombres de estudiantes universitarios tales como: Rómulo Niño, Juvencio Pulgar, Américo Martín, Teodoro Petkoff, Elías Eljuri, Julio Escalona, Rómulo Enríquez, Domingo Alberto Rangel, entre pocos. Estos, en medio de los debates clandestinos y propuestas teóricas, pretendían arrebatarles a los godos una patria de la cual disponía el imperialismo yanqui. Era una izquierda dividida entre el partido Comunista, el movimiento de izquierda revolucionario, bandera roja, hasta se hablaba de un partido de una izquierda cristiana. Muchos de los dirigentes nombrados no cambiaron sus ideas, pero otros modificaron sus postura, quizás, esto lo atribuyo a razones multifactoriales (una palaba depinga para un ignorante como yo) como por ejemplo: está probado que una alto porcentajes de lo aprendido se olvida; supongo que eso le pasó a Teodoro y a Américo Martín y su izquierdismo, proveniente de las lecturas de Marx, Engels, los discursos del de Fidel y los libros del Che no los recuerdan y hoy por hoy ya no retienen nada de lo aprendido: esto es culpa de la ingrata memoria senil ¡No es verdad Teodoro? Otra razón podría ser el embrutalecimiento mental (¿existirá esta palabra?) secuela de la cantidad de efluvios etílicos que muchos de ellos tragaron durante su guerrilla de papel, planificadas en los bares y tascas de Sábana Grande, y principalmente en la llamada "República del Este". Por último, es imposible olvidar los dirigentes de izquierda que una vez pacificado el país recibieron becas para estudiar en Europa y en los EEU y una vez que aterrizaron en Maiquetía optaron por buenos cargos en los gobiernos de la cuarta república. Muchos de ellos llegaron a ministros, embajadores, viceministros, diputados, senadores, secretarios de la presidencia y como secuela, se acostumbraron a las frivolidades del poder, las fruslerías, a nadería, al billete, a los lujos, negando todo aquello por lo que ellos lucharon durante más de cuarenta años. Se integraron cómodamente al paisito de los godos, es decir, mandaron su izquierdismo para el carajo. ¿No es verdad Teodoro? Cuántos jóvenes fueron asesinados en las guerrillas de Falcón, El Bachiller y en el oriente del país, enviados al monte por estos traidores, hoy descarados derechistas y neoliberales. ¿No es verdad Teodoro?

Todavía recuerdo las palabras de aquellos ñángaras de pacotilla: "debemos nacionalizar el petróleo para alcanzar el desarrollo del país", "hay que acabar con el latifundismo que explota a los campesinos", "debemos recurrir a las armas", "es imperativo pelear por una patria digna", "es obligatorio producir para terminar con el monopolio de las empresas yanquis": "hay que invertir en la agricultura y el agro para autoabastecernos y así terminar con la dependencia alimenticia", "es perentorio mejorar la educación para que esta contribuya al desarrollo de la patria"; "es impostergable mejorar la condición de los obrero y los campesinos", entre otras monsergas izquierdosas y que yo ingenuamente les creí. Es decir, la izquierda de ese tiempo se proponía a cambiar el paisito de los godos, por un país que ellos llamaban socialista. ¿No es verdad Teodoro? Porque en Venezuela hasta los adecos son socialistas (pertenecen a la Internacional Socialista) y los copeyanos son socialcristianos (socialista y cristianos). Entonces ¿Cuál es el temor a un gobierno socialista?

Permanecí atónito como aquellos izquierdistas de desecho comenzaron a ocupar puestos en los gobiernos de la cuarta. Sin ningún atisbo de decoro, frente a las cámaras y ante la prensa, recurrieron al mismo vocabulario neoliberal que utilizan los empresarios y los presidentes de la derecha. Evidentemente aprendieron la lección que le dictaron sus profesores gringos y europeos. El país siguió siendo el mismo paisito de Gómez, López Contreras, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Jaime Lusinchi, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez. Venezuela era un medio país, un paisito, dado que la mayor parte de nuestra riqueza iba a parar a manos de las transnacionales industriales y financieras y a manos de los godos. Los pobres y la mayoría de los venezolanos recibíamos solo las minucias que los oligarcas chulos nos dejaban como desperdicios.

Uno de los legados de mi comandante Chávez, fue una patria, un verdadero país cuyos herederos están luchando para vencer la arremetida de las cicateras empresas trasnacionales y de los gobiernos de la derecha, repartidos en el Norteamérica y en Europa. La única finalidad de estos cretinos es robarse nuestra riqueza y convertimos de nuevo en un paisito, en una neocolonia de los EEUU. Para eso cuentan con el apoyo irrestricto de los godos apátridas, quienes en complicidad con la derecha internacional pretenden derrocar el gobierno socialista y bolivariano de MM.

Si lo dudan lo expresado en el párrafo anterior es fácil revisar el comportamiento de los godos a lo largo de estos quince años: reciben financiamiento del Departamento de Estado a través de la USAID; el gobierno norteamericano y España reconocieron la administración del golpista Carmona Estanga; algunos godos viajan constantemente a EEUU y los países europeos donde existen gobiernos derechistas; reiteradamente los representantes del gobierno de los EEUU se pronuncian contra las acciones del gobierno de MM; los canales de noticias ligados al imperio falsean las noticias para presentar al gobierno como un gobierno patrocinador del terrorismo internacional; repetidamente los ONG vinculadas al gobierno de EEUU denuncia, sin pruebas, al gobiernos de Venezuela como violador de los derechos humanos, entre tantas de los falsedades de un imperio que interviene descaradamente en Cuba, Libia, Irak, Siria, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina y tantos más, ante la mirada estoica de la ONU.

Para finalizar y a manera de pregunta ¿Si un godo como Leopoldo López no estuviera comprometido con el gobierno de los EEUU, sería posible que la esperanza blanca, el premio Nobel de la paz, el presidente Obama, esté abogando por la liberación del terrorista de voluntad popular? Ambos deben tener algo en común. A la esperanza blanca le importa un carajo los derechos humanos, ni siquiera los de la gente de su mismo color. Defendamos y luchemos por nuestra patria y evitemos que los godos, nuevamente, transformen a Venezuela en un paisito.

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Enoc Sánchez


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