¡Saludo cordial, camarada! Carajo, qué país el nuestro, lleno de emociones y angustias. Es para proponer un turismo de aventura… callejera. Que los turistas observen las actividades absurdas y duras, y explicadas. Como las colas, que se refieren a millones de venezolanos con poder adquisitivo gracias a sus remuneraciones salariales que se ven sometidos al juego macabro de comerciantes inescrupulosos, y el turista podría estar en una.
Así como descubrir, fuera de las colas, como los grupos de familiares y amigos respaldan a los revendedores callejeros, acaparadores domésticos por montones, ya que no se colocaron las captahuellas y uso de cédulas en los supermercados, especialmente de los chinos.
Y de fabricantes y distribuidores mañosos que, además de amar solo las riquezas, quieren eliminar a un gobierno popular con la escasez de sus productos que prefieren exportar o contrabandear y llevar a los turistas a un comiso en los millares de depósitos que, lamentablemente, no se han investigado.
Y lo más emocionante en este “rubro” del turismo de especulación, ubicar a los grupos de turistas camuflados en las cercanías del puente hacia Colombia o en cualquiera de los montones de caminos verdes, para que observen, según nos cuentan, cómo trasladan el contrabando por esos sitios en horas de madrugada con los camiones con las luces apagadas.
El otro aspecto del turismo de aventura callejera es el del terrorismo con las guarimbas, a lo que habrá que proponerle a Izarra los paquetes en especial ahora que se van a reiniciar. Incluye equipo antigases, escudo protector, mejor si es de los arrancados a los policías.
Se podría hacer mayor sarcasmo pero voy a enseriarme. Ya lo escribió algún otro colaborador, pero definitivamente esta batalla del desabastecimiento la ganó la MUD junto a sus fedecamaristas e imperialistas de siempre. La arrechera que agarramos cada vez que vemos una cola es inmensa. Y es a diario y por todas partes. No muestran mucho la de las baterías, que de paso ha bajado un poco la escasez simulada porque hay revendedores ya entre 4 a 12mil o, si te atreves a levantarte de madrugada consigues los que hacen las colas por ti cobrando entre 500 a mil bolos. Las de los cauchos han bajado porque es inútil conseguirlos.
Y arrechera cuando al tratar de conseguir un repuesto y oyes las burlas de todo el que se acerca y le dicen que no lo tienen. Días atrás escuché a un vendedor cuando le preguntaron para cuándo lo conseguirían y dijo con alegría y sarcasmo “después del paro”, del que no hubo ahora reciente.
Ni pensar cómo andan los mecánicos con montones de carros en los talleres por falta de repuestos.
Tristes también por las colas de compradores y compradoras de cemento. Ni hablar en las de las colas en las farmacias, y entrar y no encontrar un coño.
A todas estas la arrechera por las molestias es colectiva. En lo personal ha afectado hasta miembros de mi familia que eran chavistas light, como los que se cuentan por cientos de miles o millones, y ahora no quieren saber nada del gobierno, entre ellos muchos jóvenes que son nuevos padres y madres y no consiguen pañales para lo que más aman, sus criaturitas. ¿Nos ganaron o no? Nos dieron en la madre.
Un país donde una gran cantidad de personas se han convertido en revendedores.
Propusimos semanas atrás que el problema era la distribución, ya que había que desmotarlas colas evitando que se conozcan los días de llegada de los productos, que uno desconoce pero los “coleros” sí. Por ejemplo, me enteré que en los farmatodos los pañales llegan los martes y zás, la cola. Que el papel sanitario les llega a los chinos lo miércoles y la misma vaina. Peor porque venden por pacas y se aprovechan los dateados que los almacena en sus casa por si acaso. Otros para venderlos. Pasa con el azúcar.
En lo personal no consigo harina precocida de ninguna marca. Menos, el café. Ah, y en esta zona metropolitana de Puerto La Cruz y Barcelona escasean los cigarrillos, alguien dirá que no importa porque es dañino, correcto, pero para los que fuman, que son muchos, es una necesidad y ahí va otro grandísimo grupo con arrechera que es lo que buscan los factores golpistas.
Lo más interesante es que venden importados, caso del Belmont, que de paso me dicen que sabe malísimo. Preguntamos ¿como hicieron esos distribuidores para conseguir dólares para importarlos? ¿Por qué ya los tenían y los sacaron justo cuando no tenían los que producían?
Sugerimos que se les exija a todos los vendedores que cambien días de llegada de camiones a los establecimientos, que lleguen en otros vehículos para despistar y que los coloquen en los estantes en cantidades pequeñas para que cada día se llenen los estantes y se normalice la angustia. Y vendidos con captahuellas y terminaciones de cédulas.
Por cierto, también preguntamos ¿ha visto usted a funcionarios de cierto nivel de los diferentes tipos de gobiernos comprando en un supermercado?
La otra propuesta es nombrar fiscales ad honorem de las filas revolucionarias, identificadas con unos carteles colgando en el pecho, para que junto a alguna autoridad estén controlando afuera de todos y cada uno de los expendios de lo que sea.
Menos mal que Chávez, evitando un prepinochetazo por desabastecimiento inició los procesos de distribución y venta con los varios tipos de Mercales, de Pdvales, Bicentenarios, sino estaríamos derrocados por el pueblo, como ocurrirá en las elecciones de la Asamblea si no revertimos la situación. Y salvados gracias a la unión cívico-militar con conciencia social.
Solventar esto de la distribución se de supervivencia política.
Aunque no seamos un gobierno efectista sino que queremos efectividad, somos decentes, esta vez hay que recurrir a ello y me permito sugerir otras estrategias, afincarnos en estos meses preeleccionarios en acciones dirigidas a los colectivos, a efectos masivos: mejorar la transitabilidad en todo el país generando la Operación bacheo ya que hay huecos a granel en todas las vías de gran tránsito donde se favorecen dueños y usuarios de autobuses, por puestos, libres, carros de todos tipo y hasta los que se desplazan en motos y bicicletas, incluso a pie.
La iluminación en todas las calles y avenidas y veredas, etc. que a veces basta con cambiar bombillos quemados. Mejora el sentido de seguridad y reduce un poco la facilidad del asalto por lo oscuro.
Acentuar con urgencia los planes que lleguen a reducir la inseguridad, tiene que ser con participación ciudadana. La gente de los barrios que conoce sus delincuentes. La denuncia incógnita, etc.
O le echamos bolas a estos puntos o perdemos la guerra.