La palabra “mojón” tiene varias acepciones, una de estas tiene carácter escatológico de la cual no me ocuparé. Un mojón es una señal, un hito, que se utiliza para dividir un terreno o una heredad o también, una marca que sirve de guía. Contaba mi madre que los terratenientes del alto Apure, los mismos que cambiaban indias vírgenes por un saco de sal, ordenaban a sus peones, durante la madrugada, a rodar los mojones de manera subrepticia. Así lograron aumentar sus feudos hasta apoderarse de inmensas extensiones de terrenos. Fueron, mediante esos soeces procedimientos, como los tierracogientes se convirtieron en verdaderos “mojoneros” dado que sus cotos tenían carácter variable bajo el amparo de las armas, la violencia y las leyes que ellos mismos inventaban contra los desamparados campesinos. Aquella tierra de nadie, aquellos desolados parajes, protegidos (los mojoneros) por una grosera “política agraria” se convirtieron, con el tiempo, en grandes latifundios. Por estas siniestras vías, inmensas extensiones de terrenos robadas fueron a parar a manos de los oligarcas mojoneros y hoy, sus herederos, pretenden reclamarlas mostrando hasta títulos reales.
El uso y abuso del lenguaje permite el dinamismo del idioma. Esto no lo afirmo yo, lo señalan expertos lingüistas, a tal grado que de la palabra mojón se derivan otras. Por ejemplo, además de mojonero, el vocablo mojoneado (a).
Con el perdón de mis vecinos de la clase media, tengo la certeza que unas cuantas personas, moradores de las llamadas urbanizaciones del este de Caracas, son las propias mojoneadas. Para poder entender esta sentencia debo definir la conducta o las conductas propias de tales personajes: una mojoneada (o) es una persona que se autoengaña y además, engaña a sus semejantes. Es decir, vive de las mentiras (mojones) que él o ella inventa, o de las que escucha a los demás (por ejemplo, en los medios). Una vez asimiladas tales ficciones se las trasmite sin decoro alguno a su prójimo, siendo tales embustes temas de conversación de un conglomerado social. Es así como estos mojoneados se convirtieron, a la larga, en una extraña clase social.
Pero no basta con definir un comportamiento, es indispensable, para entender un concepto vinculado a la conducta de un conglomerado, enumerar el modo de proceder de cada una de las personas de la clase media mojoneada, es decir el perfil, dado que, como constituye una clase, sus integrantes tienen muchas cosas en común. Veamos:
Son antichavista hormonales, por lo tanto, aborrecen al presidente MM y a los miembros de las zonas populares. Una persona perteneciente a la clase media mojoneada, que verdaderamente se aprecie, no puede estar de acuerdo con nada de lo que haga el gobierno bolivariano.
Los miembros de la clase media mojoneada hablan solo de dólares, del dólar paralelo, con la certeza de que el bolívar no vale nada. Debo acotar que, al escuchar a uno de sus representantes en un mercado a cielo abierto sonrío, advierto como aúllan cuando, por ejemplo, tienen que pagar en bolívares una lechosa criolla. Entonces ¿vale o no vale nuestra moneda?
La mayor aspiración de una madre o un padre de la clase media mojoneda es que sus hijos o hijas emigren al extranjero a estudiar o a trabajar, dado que Venezuela tiene problemas de seguridad y aquí no hay oportunidades para sus herederos. Es un tema de conversación ineludible en las largas colas de los automarcados. Colijo que ellos desconocen que nuestro suelo resguarda la mayor reserva de crudo del planeta y que PDVSA es quinta empresa petrolera del mundo.
La clase media mojoneada es la mejor enterada en materia financiera, es por eso que consulta regularmente, en el Dólar Today, la información sobre el valor de la divisa norteamericana. Están convencidos que los lingotes de oro que retornó mi comandante Chávez a Venezuela, actualmente reposan en el banco central de Cuba. Así mismo, aseguran que el presidente MM le está reglando nuestro crudo a China.
Nuestra clase media mojoneada, sus integrantes, se consideran intelectuales. Leen únicamente los best seller recomendados en Internet y sus títulos circulan por los pin de sus amistades.
La clase media mojoneada se consideran diletantes del arte. Están al tanto de las mejores obras de teatro. Concurren solo a los escenarios comerciales para no tener que codearse con los miembros de la clase popular en las salas recuperadas por el gobierno bolivariano. Así mismo, son uno verdaderos críticos del cine y por eso, ellos agotaron las entradas cuando se anunció el estreno “Rápido y furioso XII”.
Nuestra clase media mojoneada no logra identificar a sus enemigos. Son uno verdaderos desclasados. Aseguran que la culpa de lo que ocurre en el país es responsabilidad del gobierno socialista, pero cuando compran los productos en los automarcados de los portugueses, españoles e italianos se asustan cuando tienen que pagar. Juzgo que nuestros honorables miembros de la clase media mojoneada desconocen que los empresarios, los que fabrican, aumentan o reducen la producción de acuerdo con sus intereses. Como consecuencia, bajan o suben los precios en concierto con sus avaros beneficios. Es decir, son los responsables de la inflación.
La clase media mojoneada se considera la mejor informada porque ve y escucha CNN, lee las noticias vía Internet del ABC y el País de España, la revista Semana de Colombia, El Venezolano de Miami y de toda esa basura mediática que se ve, lee y se escucha por las redes sociales. Por esta razón no ponen en duda las informaciones tendentes a difamar, sin pruebas, a los líderes de la Revolución Bolivariana.
La clase media mojoneada detesta la comida producida en nuestro país. Prefieren desayunarse con pan de trigo, con donas, con hamburguesa, o suchi, o croissant, o con cachito, pero no con yuca, ni plátano ni ocumo, porque tales alimentos aunque mucho más sanos son comida de indio.
Los integrantes de la clase media mojoneada son poseedores de lo último en tecnología. Si uno de sus miembros no ostenta un ipod, un teléfono inteligente, un laptop, una tableta y un televisor LSD pantalla plana gigante no están en nada. Así mismo, si no tiene tuiter, si no está en feibuc, ni guasap y si no está afiliado a istangran es mucho menos que “mierda de perro”.
Una joven señora, pieza clave de la clase media mojoneada, debe hacer alarde de una camioneta de lujo para llevar su hijo al colegio, a las clases de karate, o al futbol, a su hija, a las clases de flamenco y ella, a un gym, para compartir los mojones (mentiras) con sus amigas para vencer el estrés de un día agotador.
Los cófrades de la clase media mojoneada son petulantes, frívolos, embusteros y solo viajan a Miami comprando el pasaje al dólar paralelo, porque es lo más “in”. Por culpa del ordinario autobusero MM ya no pueden raspar cupo.
Los asociados a la clase media mojoneada no acuden al teatro Teresa Carreño, tampoco al teatro Municipal, mucho menos al teatro Nacional y negada la posibilidad de disfrutar de un espectáculo en algunos de los teatros ubicados en las zonas populares recién recuperados por los gobiernos de Chávez y MM. Aseguran que tales coliseos hieden a orine, tal como apestan los integrantes de la clases populares.
Es una obligación de los afiliados la clase media mojoneada vestirse y calzarse con ropa de marca a riesgo de no ser aceptado y criticado en sus círculos sociales. No incumbe si es importada desde Panamá.
Los congregados en la clase media mojoneada aparentan conocer de gastronomía y de poseer una elevada educación etílica. En la actualidad, ante los precios altos de los restaurantes, miran y remiran las cartas y le solicitan al capitán de mesoneros que le recomiende lo más barato. Además preguntan por el whisky o el vino chileno más económico.
La mayoría de la clase media mojoneda son unos limpios, se la pasan endeudados con las tarjetas de crédito. Viven de sus mojones (mentiras). Cuando pagan el condominio, no tienen para pagar el colegio de los niños y perenemente los bancos le recuerdan la deuda por el uso desmedido del plástico.
No soy psicólogo y mucho menos sociólogo, soy un modesto doctor en ignorancia, pero si recuerdo por allá en los años 70 del siglo pasado cuando un especialista nos habló de la generación boba. ¿Será que la generación boba se propagó a granel y nuestra clase media mojoneda son los herederos de aquella generación boba? Misterio de la ciencia, como diría el profesor Lupa.