La dirigencia derechista de la próxima mayoría Asamblea Nacional ha hecho público su programa legislativo, nunca develado en su campaña sin contenidos, basada en el dolor en el ataque al pueblo.
Los dos últimos gobiernos de la derecha venezolana, implementaron un agresivo plan neoliberal, acorde con el Consenso de Washington, hechura del FMI, el BM y las grandes transnacionales. Las condiciones que establece el FMI ocasionaron un sangriento sacudón popular en 1989 que daría al traste con el gobierno entreguista de CAP II.
La insurrección cívico militar del 4F marcaría el hito organizativo para que el pueblo ascendiera por vez primera al poder. En plena convulsión y con hilos electorales bajo control de AD y Copei, Rafael Caldera gana unas reñidas elecciones compitiendo con sus pares de derecha. No dudaría en continuar con el llamado "Gran Viraje de CAP".
Tales medidas que cercenaban los derechos de los trabajadores, como quitar la retroactividad de las prestaciones sociales, eliminar progresivamente el seguro social, privatizar la CANTV, la electricidad, aumentar de los combustibles, la descentralización de los hospitales para permitir cobros "básicos", la discusión de pago de matrículas "asequibles" para las universidades públicas..
Todo esto viene del Paquete de Medidas Económicas de CAP II Comparando hoy, los anuncios y propuestas de sectores como Fedecamaras, Cavidea, Consecomercio, encontramos reveladoras similitudes con aquellas medidas que solo buscaban el equilibrio macroeconómico de las cuentas nacionales, la desregulación de la economía aun a costa de los habitantes de la nación, a los cuales se le pretendió acallar con paliativos de ayuda social.
El Paquete
Los principales puntos del plan "el paquete" fueron: liberar las tasas de interés, liberar el control de cambio, liberar los precios de todos los productos, aumentar las tarifas de los servicios públicos como luz, agua, teléfono y gasolina, eliminar progresivamente los aranceles de importación, reducir el déficit fiscal a un máximo de 4% y congelar los cargos de la administración pública.
Estas medidas iban acompañadas de un "programa social" provisional y limitado que apenas incluía: subsidios directos a los productos de la cesta básica, becas alimentarias limitadas; un soso plan de consolidación de barrios y de los ambulatorios de salud
Las exigencias del FMI
Sin escuchar a ninguna voz disidente, particularmente la de los sectores que estudiaban la situación del país y de América que ya venía siendo amenazada de los ajustes estructurales, el gobierno de CAP II optó por su aplicación y la incorporación de las recetas fondomonetaristas: Fortalecer el ahorro interno, cambio único y flotante, facilidades al financiamiento externo, eliminación de controles de precio, liberación de la tasa de interés positivas, subsidios limitados, salarios por debajo de inflación.
La política monetaria, fue el centro de la atención del FMI. En síntesis, que el Estado cediera el control a las reglas de un mercado cambiario generalmente de espaldas a la productividad nacional y en favor de una economía de puerto.
¿Qué resultados produjeron las medidas de 1989?
Si bien el paquete de medidas se prolongaría con Ramón José Velázquez y Rafael Caldera (1993 – 1998), unos datos de lo sucedido en 1989 muestran lo antipopular de aquellos ajustes: la economía sufrió una contracción de 8,1% en 1989 y la tasa de inflación alcanzó un nivel histórico de 84,5%; mientras la pobreza, para lo cual se creó una comisión abarcaba a 62% de la población, 30% de la cual se encontraba en pobreza absoluta.
El tipo de cambió pasó de un promedio de 38,41 bolívares por dólar en enero de 1989 a una media de 43,69 bolívares por dólar en diciembre de ese año.
El gobierno del chiripero
Caldera no aplicó ningún postulado de izquierda, a pesar de haber incorporado a viejos personajes de las filas del MAS y del MIR que se subordinaron a la derecha. El pueblo fue empeorando su situación. Un nuevo estallido social no se produjo gracias a la esperanza que había generado el 4F y la opción Hugo Chávez por la solución electoral anunciada en 1994, dando un respiro de 4 años a las fuerzas de la derecha que pusieron a su servicio incondicional a los sindicatos agrupados en la CTV, a fin de disminuir la presión obrera, mientras contenían al sector estudiantil y universitario.
De 2016 a 1989
Un extenso paquete de leyes de corte neoliberal pretendería desmontar el andamiaje jurídico en favor del bienestar social y desarrollo económico mediante un modelo alternativo armado por la Revolución desde 1998 que logró poner al hombre y la mujer, a las comunidades como protagonistas, reduciendo la pobreza, estabilizando las cuentas nacionales, y sobre todo alcanzando las metas mundiales con los propios recursos producidos por el país.
El let motiv opositor es "Dictar y/o reformar leyes que faciliten la distribución de productos esenciales y reformar o derogar normas que dificultan la circulación de bienes" como La Ley de Seguridad Agroalimentaria y la Ley de Precios Justos. En el paquete de 1989, se llamaba simplemente "eliminación de controles de precios". Todo de acuerdo a la "oferta y la demanda".
Veamos los siguientes ejemplos del "Paquete Neoliberal Legislativo 2016":
--Una Ley de Abastecimiento Pleno que Incluye la libre importación de todos los rubros, en una vuelta a la economía de puertos. La eliminación del papel del estado en la planificación económica y protección de las reservas internacionales de divisas. Esta es una de las premisas del Consenso de Washington: la desregulación de la economía.
-- Una Ley Marco para el Incremento de la Productividad y Ley de Reversión Expropiatoria. Esta pretensión quedó expresada en la Carta de Intención con el FMI, en la protección que debía dar el estado a las inversiones. Tal era la aspiración que los inversionistas extranjeros llegaron a proponer a escala mundial el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), en el cual el estado asumía todo riesgo de los inversionistas, incluso las pérdidas. El AMI fue derrotado por los pauses del Sur en el seno de la OMC. Un marco jurídico de tal magnitud buscaba hacerse con los grandes recursos naturales del país. En la Agenda Venezuela de Caldera II, tal daño nacional se empezó a materializar con la "Apertura Petrolera". En 2016, esta ley otorgaría un súper poder a los empresarios los cuales podrían reclamar bienes de utilidad pública.
-- En cuanto a Servicios Públicos, el Paquete Legislativo, propondría la vuelta a la instrucción del FMI de privatizar los servicios, tal como se hizo en la Agenda Venezuela de Caldera II. Así el acceso a la telefonía fija y celular se hizo privilegio de unos pocos; mientras que el acceso a internet apenas llegaba a porcentaje no superiores al 5 % de la población, siendo sumamente costoso, limitado y lento. Electricidad, agua, transporte público quedaban bajo las reglas del mercado y el servicio de gas, sencillamente no continuo su desarrollo. El gobierno ofreció en concesiones para los grandes "circuitos" las bandas FM y dejó de realizar grandes inversiones en carreteras, autopistas y vías férreas.
-- En la Ley de Descentralización y Asociaciones Estratégicas para la Mejora de los Servicios, el estado es retirado de su participación necesaria en el desarrollo de la infraestructura del país, para poner en mano de las inversiones extranjeras esta área mediante una Ley de Asociaciones Público Privadas para el Desarrollo de obras Públicas.
El ropaje social de este paquete
En 1989, el gobierno de CAP intentó maquillar las medidas con un ropaje social que incluía un aumento por una sola vez del sueldo para la administración pública, pero con la inmediata congelación de cargos. Por otra parte, medidas cuantificadas y reducidas como becas alimentarias o instituciones para protección al consumidor. En esta oportunidad el Paquete Neoliberal se acompaña de aparentes medidas sociales como Ley de Protección y Educación al Consumidor que estimulan al comerciante a ofertar libremente.
La ley de Protección Salarial y Anticipos de Prestaciones Sociales va en dirección a desmejorar la capacidad de ahorro del trabajador hoy reflejada en sus prestaciones sociales, en cuanto a las pensiones, se regresaría al escenario de un beneficio cuyo aumento dependería de la voluntad del gobierno y no al sueldo mínimo.
En el área de vivienda, se regresa a la receta del FMI de otorgar créditos hipotecarios a las familias, contario al objetivo de la Revolución, de la vivienda como un derecho social. Peligrosamente, se refiere a leyes de arrendamiento para la desocupación de inquilinos que no paguen para puedan "alquilar" los que sí pueden, en una medida de corte capitalista, en la cual la vivienda vuelve a ser un producto para el mejor postor.
En suma, la derecha pone todo en el asador para volver a las condiciones estructurales de la década de los 80 y 90, donde lo esencial era cumplir con los objetivos dictado por el mercado mundial, el beneficio del gran capital en la premisa de "Ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres" (Conferencia de los Episcopal Puebla 1979).
El pueblo organizado, portador del poder soberano, evidentemente no lo permitirá.