Era nuestra intención dedicar este artículo al tema económico que sin duda ocupa la atención y preocupación de la gran mayoría de los venezolanos y venezolanas. A propósito con el tema, tenía especial interés en hacer algunas consideraciones sobre los enfoques que sobre la situación económica del país han dejado conocer laureados economistas que en el pasado, aún no muy lejano, se definían como gente de izquierda, es decir, inclinados por la defensa de los más débiles que es lo que, a mi juicio, en última instancia, caracteriza la condición de asumir, en el pensamiento y la acción, una posición de izquierda; pero los avatares de sus vidas los han llevado a inclinarse por otros intereses, contrapuestos con sus posiciones iniciales; es verdad la vida social implica movimiento, es la dialéctica de la vida, sólo que lo sensato y coherente es admitir, esos cambios, no sólo, en el pensamiento sino, también, en la acción política. Pero, ya habrá tiempo para esas disquisiciones.
No novedosa pero significativa
Por lo pronto, fueron unas declaraciones del dirigente político Henrique Capriles Radonski, vertidas en su programa Capriles tv, lo que nos hizo modificar la orientación de esta entrega semanal; manifestó Capriles, por ese medio, que si el gobierno de Nicolás Maduro no cambia en su política económico-social, entonces, habrá que salir de este gobierno en los meses venideros, pero, eso sí, de acuerdo a lo que pauta la Constitución vigente.
En sí misma a esta declaración no habría que darle mayor relevancia, en parte, porque ya lo han dicho otros personeros de la oposición y porque, además, efectivamente, la CRBV, como ninguna otra de las que han normado la vida política del país en el pasado, incorpora, como una de sus virtudes democráticas, la activación de mecanismos (Art.72) que hacen posible, a mitad de período, la consulta al soberano sobre sí revoca o no el mandato de cualquier cargo de elección popular, incluido, por supuesto, el del Presidente o Presidenta de la República; de manera que esta declaración de Capriles, desde ese ángulo, no reviste ninguna novedad.
Pero no por ello, esta declaración, no deja de ser significativa tanto, por quién la expresó como por el momento en que la dice. Nos explicamos.
Liebre al escape
Comencemos por la segunda parte de la ecuación: el momento en que la dice. Para nadie es un secreto que la oposición, golosa como está con los resultados obtenidos en las pasadas elecciones parlamentarias, considera que ha llegado el ansiado momento de salir del gobierno-y del Proyecto Chavista de País-; tienen 15 años detrás de ese propósito, no sólo la oposición local, incluido, naturalmente, Capriles, sino también la derecha internacional y, sobre todo, el imperialismo norteño, pero dentro de toda esa “jauría” destacan unos, tal vez menos ilustrados pero más ansiosos, que son los ultra radicales, paraopositores y fascistas desbocados, propiciadores de la Salida a toda costa, que ganados por la desesperación estarían dispuestos a forzar la barra, violentando la normativa estipulada en la Constitución, puesto que, de paso, no la respetan y nunca han creído en ella.
Esta contradicción está incubada en el seno de la oposición y el planteamiento de Capriles, más que dirigido al país en general, es un alerta que tiene como destinatario a estos socios ultrosos que cada vez le resultan más incómodos, no vaya a ser que esa liebre se le escape a la jauría y se desencadene una situación que no se pueda controlar y, menos aún, se desprenda un desenlace no previsto en sus “justicieros” pronósticos. Capriles como que tiende a comprender que el chavismo, ahora, es y seguirá siendo un formidable contrincante.
Uso y abuso de la Constitución
Ahora bien, en cuanto a la primera parte de la ecuación, referida a quién da la declaración, es significativo reflexionar el ímpetu constitucional de un personaje que, como en el caso de Henrique Capriles, si en algo se ha caracterizado en su trayectoria política en los años del período chavista ha sido por el desdén y desapego a la normativa constitucional. Capriles ha usado y abusado de la Constitución de manera tramposa y caprichosa, cuando le conviene la acata y se cobija bajo su sombra protectora pero cada vez que se le antoja la desconoce e irrespeta.
Ya en los tempraneros años de la década del 2000, la usó para ser electo y reelecto alcalde de Baruta y la desconoció para ser partícipe activo en el golpe de estado del carmonato, en el asedio a la embajada cubana, en la detención de Rodríguez Chacín, en los paros petroleros y empresariales, en las guarimbas del 2004, en la protección a los paramilitares colombianos acantonados en la finca Daktari, ubicada en linderos de Baruta y El Hatillo, con los que se pretendía asaltar al Palacio de Miraflores. Luego cuando se le enjuició, años después, por los desmanes cometidos ante la embajada cubana, en los que violó, además de la CRBV, tratados internacionales, se cubrió con el manto constitucional para pedir se les respetaran sus derechos humanos que, por cierto, nunca le fueron irrespetados.
Igualmente hizo uso de la CRBV para ser electo y reelecto gobernador del estado Miranda, candidato presidencial en dos oportunidades y la volvió a violentar y desconocer cuando en la madrugada del 15 de abril de 2013 llamó a sus seguidores a drenar la arrechera, por la derrota sufrida en las elecciones que perdió con Nicolás Maduro y que hasta la fecha no ha reconocido, pero por cuyo arrebato ocasionó la muerte de 11 venezolanos y decenas de heridos; delito por el que que no ha rendido cuentas, todavía, ante la justicia venezolana y, por el cual, su socio y rival, el desaforado Leopoldo López, por acciones similares pero de mayor cuantía, está purgando condena en la cárcel de Ramo Verde.
Por ello, ante la rigurosidad de lo aquí planteado, tiene absoluta pertinencia inquirir hasta cuándo durará este nuevo ímpetu constitucional de Henrique Capriles.