Un mes y medio atrás, más o menos, estuve en un evento que todavía no sé a ciencia cierta cómo llamarle, porque me invitaron a un ejercicio colectivo para hablar sobre las causas de lo sucedido el 6D y hube de retirarme porque percibí otro propósito para mi nada atractivo, en el cual habló Julio Escalona. Antes de abandonar el local donde se efectuó el evento le escuché con atención superlativa porque le sé conocedor del problema político venezolano y amigos somos, por lo menos eso creo, desde hace más de cincuenta años. En buena medida, salvo algunas coyunturas y circunstancias muy específicas, siempre hemos estado del mismo lado, aunque en espacios distantes. Del evento en el cual Julio, Alí Muñoz y el suscrito estuvimos, nada nos incumbe, salvo haber estado allí y hablado los tres, pecó de exceso de burocratismo y mandonería,
Julio, esa tarde, como lo hace habitualmente a través de la prensa, puso énfasis en un discurso destinado a promover encuentros entre antiimperialistas, integración latinoamericana y contribuir a la unidad nacida bajo el encanto, sueños y prédica de Chávez. En eso, coincide con nuestro común amigo Rómulo Henríquez, quien no solo en la radio, televisión, eventos donde participa, sino en las conversaciones frecuentes con sus amigos como el suscrito, es cuidadoso al exponer sus diferencias y advertir que en las nuestras no hay ni debe haber motivos para mal interpretar lo que uno percibe o cree percibir en la conducta oficial. Como conozco a los dos, sé bien de la casta de ambos, que es la de aquellos incorruptibles, siempre que les leo o escucho me reconforto conmigo mismo, por mis dudas, desconfianzas, tranquilizo, pero me quedo con mis preguntas y entre ellas, aquella de origen gallegiano que tanto acude a mí, ¿con quién vamos?, como cuando aquel bongo remontó el Arauca. Julio y Romulito, como siempre hemos llamado a Henríquez Navarrete sus amigos, también como unos cuantos más, tenemos vivos los sueños juveniles.
Julio, ¿con quién vamos?
Hoy, miércoles 23 de marzo, transcurriendo ya la Semana Santa, Julio ha publicado un artículo titulado "Chavismo en rebelión". En ese trabajo comienza por enfatizar el carácter de la lucha que se desarrolla en Venezuela y el mundo entre las fuerzas del capital hegemónico y "una importante corriente popular en rebelión".
Para Julio, esa corriente en rebelión puede bien encausarse mediante "el Congreso de la Patria". Nos dice que el presidente Maduro ha dicho que es una oportunidad "para impulsar un gran proceso de reorganización y organización de todas las fuerzas populares". Continúa Escalona citando al presidente que "vuelve….al reencuentro entre los revolucionarios, de reencuentro con hombres y mujeres más allá del campo revolucionario……apartados por culpa de los errores de la burocracia, de la corrupción y de las nuevas élites que han surgido en algunos espacios….".
Confieso, le pongo atención a ese discurso porque le reprodujo Escalona; es Julio quien me hace dudar y hasta soñar que algo de crédito debe darle uno a quien pudiera estar pidiéndonos ayuda, que no es mucha la que podemos dar, si siendo uno, por terco e inconforme, usualmente crítico, sordo o incapaz de escuchar lo que grita el capataz, uno de los tantos de "más allá del campo revolucionario".
Recuerdo bien cuando se habló con toda la razón de hiperliderazgo, entre los hablantes estuvo alguien del afecto de Julio y quien esto escribe, nuestro común amigo Vladimir Acosta, personaje de mucha autoridad intelectual y política, como se les respondió con aquella "talentosa, profunda, delicada y afectuosa" expresión de "habladores de paja". Pero también nos llena de dudas y desconfianzas el trato dado a Giordani, Héctor Navarro y Ana Luisa Osorio. Me parece muy mal, poco apropiado para buscar encuentros, como burocrático y politiquero hasta el cansancio, el manejo del asunto relacionado con quienes ahora forman Marea Socialista y el GPP.
Puedo decir esto porque he sido de los tantos que pese mis divergencias y habiendo observado tantas prácticas inadecuadas, he llamado a mantener la unidad que creó o mejor construyó Chávez. En esto he coincidido con Julio y Romulito en la distancia, quizás por haber vivido tantas experiencias y derrotas generalmente por no haber sabido manejar las discrepancias.
Veo con agrado que algunos compañeros llamen a encauzar la rebelión del chavismo que pasa por buscar los puntos de encuentro. Pero para salvar este proceso, como dice Julio, inspirado en el presidente, se debe transformar el poder constituido, incluso "derrocar las nuevas élites". Creo eso. Pero eso pasa porque el Congreso de la Patria sea libre. No debe nacer maniatado y sus integrantes voceros de lo que se "quiere" derrotar. Para derrocar a las "nuevas élites" y los burócratas habrá que obligarles que ellos saquen las manos del asunto. De lo contrario, pudiéramos estar asistiendo a la reproclamación del burocratismo y "las nuevas élites".
¿Por qué, para que el llamado presidencial sea coherente, no le damos por vez primera al partido la majestad que le corresponde? ¿Por qué en lugar de insistir que los burócratas y las nuevas elites sigan manejándolo no pedimos que renuncien? ¿Por qué no acabar con esa práctica que hace del partido un eunuco según la cual, quienes gobiernan también a él manejan?
Podríamos empezar por allí, para poder creer la prédica presidencial y el buen deseo, según el cual, se quiere "desde arriba", lo que es de por sí incongruente, "romper esos mecanismos que han burocratizado y anquilosado la práctica, el discurso y el accionar político de nuestra revolución". ¿Quién ha hecho aberrada cosa? ¿Los de arriba o los de abajo?
Para quien escribe, el presidente Maduro daría una contundente muestra de coherencia con su discurso si empezase por renunciar ya, mientras se inicia el Congreso de la Patria, a la presidencia del partido y con él, todos aquellos funcionarios que a la organización secuestran; la burocratizan y la hacen cómplice de los burócratas.
Estoy seguro que si eso sucede, ese llamado de encuentro y reencuentro de hombres y mujeres, militantes de la revolución y más allá, contrarios a la "nuevas elites y los burócratas", tendría enorme audiencia y transcendente respuesta.
Por cierto, esto no sólo le pongo al final, sino que se me ocurrió ahorita ¿quiénes forman esas nuevas élites? Supongo que por ese nombre están dentro del gobierno o muy cerca de este y asidos o empoderados de esa grasa que mueve al mundo capitalista. ¿Quién las creo y puso allí?
Mis saludos y abrazos viejo amigo.