"Quisiera yo tener un adversario digno, de altura, con el cual debatir proyectos; porque nosotros si tenemos un proyecto, un proyecto político: la democracia participativa, la democracia protagónica".
Hugo Rafael Chávez Frías (Aló Presidente Nº 249)
A pesar de que el diccionario de la Real Academia no ha terminado de aceptar el término o la palabra desadaptado, la misma está asociada a la conducta de un individuo en cualquier sociedad.
Igualmente existe la acepción que vincula el concepto, al comportamiento de los seres humanos y a su vida en una sociedad la cual tiene sus propios valores y sus patrones de conducta, basados en su cultura y en las tradiciones de los pueblos.
Si entendemos a nuestro país como una sociedad con su historia y constituida en una nación llamada Venezuela; por deducción lógica, pudiésemos concluir que sus integrantes, los venezolanos, quienes compartimos sus valores y principios históricos, nos identificamos con ella y actuamos en su efecto para defenderla a toda costa, ante cualquier enemigo invasor; el no hacerlo, muy bien pudiera merecer el calificativo de desadaptados o para hacerlo más actual, el de vende patria.
Es inconcebible que luego de 18 años de la llegada de la Revolución Bolivariana, en Venezuela hayamos buscado mecanismos de conciliación en un esquema de democracia participativa y protagónica, principios consagrados en la Constitución de 1999 y la oposición no haya aceptado tal condición, principio o base fundamental para la convivencia de cualquier sociedad.
A pesar de que la dinámica histórica ha ido colocando a cada cosa en su lugar, a esta altura del partido en nuestro país hemos vivido de episodio en episodio, orientados por una conducta marcada por el rechazo y por una reiterada conducta negativa de la oposición ante un mínimo acuerdo para la convivencia de los venezolanos.
En los últimos años de la Venezuela contemporánea y del siglo XXI, nos hemos encontrado con un contraste de turbulencia atípico y ajeno a la conducta de cualquier sociedad que se precie de llamar civilizada.
Hemos soportado desde la llegada del gobierno chavista y bolivariano los más disimiles ataques y los experimentos más versátiles, aplicados como estrategia de guerra a la sociedad venezolana por parte de los lacayos del imperialismo norteamericano; quienes ya ni siquiera merecen el calificativo de oposición, porque les queda grande.
Métodos de golpismo, guerra sicológica, violencia, guerra de IV generación, bachaquerismo, guarimbas, acaparamiento, especulación y chantaje son las características de una conducta de quienes no ha dejado vivir en paz a los venezolanos en los últimos años.
La oposición de nuestro país, que muy bien pudiera merecer respeto por parte del chavismo, como lo representa una gran mayoría del pueblo venezolano quienes no comparten las ideas sembradas por el Comandante Hugo Chávez, se ha visto desfigurada por la conducta de un liderazgo dislocado y a la deriva, reflejado en una Mesa de la Unidad (la MUD) la cual ya "no es chicha ni limonada" (hasta la propia Mary Cori la descalifica).
Todos sus líderes viven en una búsqueda desesperada por el poder y en una lamentable conducta lacaya y sumisa a los más oscuros intereses del imperialismo, por el cual se babean y los lleva hasta negar su propio país; es decir, a expresar a viva voz su deseo para que seamos invadidos, sin el más mínimo recato o amor por la tierra que los vio nacer; porque el concepto de Patria, para ellos no existe.
Desde aplaudir un decreto infame del Presidente Obama quien nos calificó como "una amenaza para los Estados Unidos" hasta tramar y armar componendas en la OEA, con el mercenario de Almagro, también ha sido una conducta reiterada.
Aplaudir el aislamiento y la cizaña para que Venezuela no se integre al MercoSur, no conquiste espacios envidiables en las relaciones internacionales y en los organismos del mundo, es para ellos una obsesión.
Hablar de diálogo - lo hemos dicho en reiteradas oportunidades - pareciera tiempo perdido aun con la presencia del Papa Francisco, porque difaman y ofenden a veedores internacionales (como a los ex presidentes Zapatero, Fernández y Torrijos), se burlan de los países vecinos y aplauden los acuerdos y las Santas Alianzas, quienes se postran al imperio sin ningún recato y como perritos falderos.
Su conducta de negación a los pasos dados por el Estado venezolano y su Gobierno en los últimos meses, ralla en lo ridículo. Desde tratar de sabotear un evento internacional, como la exitosa cumbre de los países no alineados que acaba de concluir en la isla de Margarita, refleja una conducta malévola y llena de cinismo.
Desde sus acciones que transitan el campo de la locura hasta con sus propios militantes, quienes pudieran disentir de alguna postura por su amor e interés patrio (caso Timoteo Zambrano), hasta la ofensa a los países asistentes a la finalizada cumbre (Minoal más de 120 países), menospreciándolos y calificándolos, a pesar de ser naciones soberanas, como insignificantes (ver declaraciones de Henrique Capriles Radonski), esto es una muestra más de intolerancia y de insensatez supina.
En Venezuela tenemos una oposición que casi atraviesa la propia figura de su negación; es decir, le pasa como a los escorpiones quienes a la final terminan ellos mismos, clavándose su propio aguijón unos a otros.
Como dice la socióloga venezolana Maryclen Stellyng, la oposición venezolana tiene una estrategia muy fuerte dirigida a la deslegitimación del Presidente de la República Nicolás Maduro…"van como empujando la gestión del gobierno al uso de la fuerza; eso tiene como última meta buscar la violencia".
Si ya conocemos por reincidentes a los líderes de la oposición venezolana y también a sus métodos de manipulación y chantaje, para someter al pueblo por hambre y llevarnos a la violencia, sólo nos queda prepararnos para ignorarlos y avanzar en los proyectos plasmados en el Plan de la Patria, que por nada del mundo debe detenerse.
No podemos seguir haciéndole el juego a los disociados y líderes de la fracasada MUD. En la oposición existen personas honorables y venezolanas (os) de alto calibre; si bien discrepan de las ideas del chavismo, si tienen muchos de ellos sentido de Patria y sienten hasta en las viseras el ser venezolano. Hay que ir por ellos y buscarlos, hacer el verdadero diálogo que tanto necesita la tierra de Bolívar; aun a espaldas de quienes dicen llamarse oposición y son en realidad unos verdaderos desadaptados.
¡Amanecerá y veremos!