Según mi tía Wiki la hipocresía es el deseo de esconder de los demás motivos reales o sentimientos y, atendiendo a su etimología griega, se concibe este comportamiento como un “responder con máscara”. Según el Diccionario de la Real Academia, hipocresía “es el fingimiento de ideas y cualidades contrarias a los que verdaderamente se tienen o experimentan”. Así mismo, para este mataburro un hipócrita es alguien que actúa con hipocresía. Es decir, un hipócrita es una persona que finge en público de tener cierta ideas o ciertos sentimientos, pero enunciando o sintiendo, en realidad, otros distintos o contrarios. Para ser más preciso, un hipócrita aparenta una cualidad, virtud u opinión que no tiene.
Si analizamos el párrafo anterior y miramos el entorno, a nuestro prójimo, encontraremos que muchos de ellos son unos hipócritas. Inclusive, estoy casi seguro que la educación inocula este nefasto sentimiento en la mentalidad de nuestros niños(as) y jóvenes. Si nos detenemos, por ejemplo, en la formación religiosa y leemos con cuidado los diez mandamientos nos encontramos con expresiones como “no cometerás actos impuros” o “no dirás falso testimonio y mentiras” o por ejemplo “no consentirás pensamientos y deseos impuros”. En estas tres oraciones puedo destacar la hipocresía de quienes intentan catequizar a los acólitos al inducirlos a no cometer actos impuros. Son los mismos pederastas quienes aprovechándose de la ingenuidad de los niños(as) los seducen “en el nombre dios” para corromperlos e iniciarlos en prácticas aberrantes. Y sobre levantar falsos testimonios y decir mentiras, es una bufonada dado que La Biblia no es más que un cúmulo de mentiras que no resiste un análisis serio y científico. Así mismo, cuántos sacerdotes observan con lascivia a las jovencitas y a la mujer del prójimo, en uno de sus intentos por desfogar su sexualidad reprimida. Por lo anterior puedo asegurar que la iglesia, tanto cristiana como la de cualquier otra religión prepara a los jóvenes y a los adultos para practicar la hipocresía a lo largo de toda su vida, y lo peor, es que enseña a sus acólitos a sobrevivir en una sociedad plagada de hipócritas.
En oportunidades los proverbios mucho nos enseñan, dado que son resultado de la experiencia de muchos años de vida. Veamos alguno: “trampeando y mintiendo vamos viviendo y, trampeando y viviendo vamos pasando”; “la mentira es una escalera por donde llega a rico quien pobre era”; “de la mentira comerás, con la verdad, ayunarás”; “exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de pensar el doble”; “nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía”; “todo hombre es sincero a solas, en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía”, “la libertad de expresión, es decir, lo que la gente no quiere oir” y finalmente “seres desiguales no pueden pensar de igual manera. Siempre habrá evidente contraste entre el servilismo y la dignidad, la torpeza y el genio, la hipocresía y la virtud”.
Observa son detenimiento a tu prójimo y te sorprenderá que tus semejantes se corresponde con alguno o con todos los aforismo señalado en el acápite anterior. Sobre todo, examina algunos de los políticos que colman las columnas de la prensa nacional e internacional, la pantalla de las grandes agencias de noticias y sobre todo, en los monitores de los computadores o las pantallas de los celulares inteligentes, en los cuales aquellos son noticias en la redes cloacales. Verdaderamente, tales medios de comunicación de masa nos atiborra de hipocresías, simplemente porque una gran mayoría de políticos son verdaderos hipócritas. Veamos algunas perlas:
Numerosos son los habitantes del planeta que practican alguna religión y todos estos dogmas tienen en común el trato misericordioso hacia el prójimo. Pero voy hacer un ejercicio y regresarme a los siglos XVIII, XIX y XX, cuando las potencias europeas y EEUU en último siglo señalado, tenían colonias en África, Asia y América. Por ejemplo, los ciudadanos belgas vivían felices sin importarles que millones de congoleses murieran bajo los agobios del trabajo esclavo en las minas de oro. Todo esto para que los rubios, ricos y cristianos vivieran a todo dar, nadie se quejaba por los millones de los hombres de color fallecidos por el maltrato laboral. Lo mismo puedo afirmar de los aristócratas franceses quienes vivieron a costa del trabajo de los tunecinos, de los argelinos, de los somalíes, mauritanos, entre tantos vasallos. Los patricios portugueses permanecieron silentes ante los atropellos sufridos por los naturales de Angola. Lo mismo asevero sobre los ciudadanos de la India, Camerún, Egipto, Gambia, Kenia y otras regiones consideradas colonias o protectorados de Inglaterra. Esta nobleza británica, amparada por la bandera del imperio, permanecía inmutablemente feliz, dado que las riquezas extraídas de las colonias les permitieron vivir con cierta prosperidad. Esto ocurrió de forma semejante con la mayoría de los naturales de los imperios europeos y EEUU. Sus habitantes nunca protestaron por los genocidios de los nativos de las colonias. Eran y son todavía unos verdaderos hipócritas.
Es impostergable la eliminación de todas las armas nucleares de toda la la faz del polenta, por considerar que es un el invento más nefasto concebido por la ciencia. Parece que todos estamos de acuerdo en esto. A pesar de la peligrosidad del armamento nuclear, EEUU (el único país que arrojó dos bombas atómicas sobre pueblos indefensos), Francia, Inglaterra, Israel, Reino Unido, Rusia, China…que conforman una especie de “club nuclear”, poseen más veinte mil ojivas apuntando hacia todas partes del mundo. Sin embargo, se mantienen firmes en prohibir que Irán y Corea del Norte desarrolle tecnología nuclear para usos pacifico o simplemente, para defenderse. Hipócritas de mierda.
Sobre la paz mundial se ha escrito millones de páginas, se han derramado millones de litros de saliva por parte de los políticos hipócritas y millones de megavatios de electricidad se han desperdiciado utilizando las cámaras de tv y micrófonos de radios y sin embargo, durante todos los siglos de la historia del mundo los hombres no han parado de hacer la guerra. ¿Y cómo no va haber guerra si existen grandes consorcios internacionales de fábricas de armas, ubicadas en los países desarrollados, que obtienen grandes réditos con la venta de los artilugios de la muerte? Hipócritas y mil veces hipócritas.
Los pobres son y han sido los protagonistas estelares de las novelas, películas y de obras de teatro, sin embargo la pobreza se mantiene y peor aún, con los años aumenta considerablemente debido al nefasto modelo capitalista. ¿Y qué se puede opinar sobre los líderes mundiales que se reúnen constantemente en la ONU para debatir sobre los problemas de la miseria mundial? El G8, el G20, la OMC, el FMI, el BM, la UE, el ALCA, el BID…y una gran mayoría de hipócritas se sientan a discutir lo jamás resuelto: la pobreza. Y como van a resolver la pobreza mundial si los líderes políticos (presidentes y primeros ministros) negocian malévolas alianzas con las avaras corporaciones transnacionales que solo velan por sus intereses. Hipócritas de mierda.
Un tratamiento hipócrita se le da en Europa al tema de los refugiados provenientes de los países del norte de África, quienes huyen de una guerra provocada por EEUU y sus aliados de la OTAN. Esta animadversión hacia los desamparados lo aprovechan electoralmente los líderes europeos para el resurgimiento del fascismo. Así mismo, una receta hipócrita se utiliza para enfrentar los problemas de las drogas y el terrorismo. Simplemente porque en estos asuntos embarazosos están involucrados miles de millones de dólares y de euros. Hipocresía pura.
Los líderes políticos de la oposición venezolana también cultivan la hipocresía y lo peor es que los electores, quienes también son unos hipócritas, parecen disfrutar de sus mentiras. Tomemos, por ejemplo, algunos dirigentes sin experiencia política provenientes de la casta social acomodada (pj, vp y un esperpento llamado vente Venezuela). Estos parásitos le ofrecen a los pobres lo que nunca podrán cumplir, sencillamente porque contradicen sus intereses: son los herederos de fortunas habidas sin trabajar. Además, tenemos un presidente de la AN, el senil gamonal Ramos Allup, militante de AD y responsable de corrupción, de las muertes, de desaparecidos y torturas por cuarenta años por el funesto ejercicio del poder durante la cuarta república, sin embargo, el hipócrita habla con desparpajo de la democracia y de los derechos humanos.
Debemos curarnos un poco de la hipocresía, así, quizás, podremos ver las cosas de otra manera y tal vez logremos enfrentar con franqueza nuestras dificultades.