Si algo viene caracterizando el debate político nacional en los últimos años es el uso irresponsable de las palabras por parte de gran parte de las dirigencias políticas.
Es verdad que existen peticiones justas por parte de sectores de oposición, como la realización de elecciones para elegir gobernadores y alcaldes, sobre todo los primeros cuyos periodos están vencidos desde el año pasado y constitucionalmente está establecido que las elecciones para elegir dichos cargos ya debieron haberse realizado.
Pero levantar peticiones justas no da derecho a desplegar acciones violentas que destruyan el patrimonio público, ni mucho menos hacer algo como lo acaba de hacer el alcalde del Municipio El Hatillo David Smolansky.
El pasado sábado 8 de abril, a las 4:13 de la tarde hora venezolana, el señor Smolansky "denunció" a través de su cuenta de twitter el posible uso de "armas químicas" por parte del Gobierno de Venezuela, en contra de las manifestaciones que se dieron ese día. Para entender la gravedad extrema de lo que ha hecho Smolansky es preciso tener presente algunas realidades vinculadas con un tema tan delicado como este.
En primer lugar, es necesario saber que las "armas químicas" son consideradas por la ONU como "armas de destrucción masiva". El término "armas de destrucción masiva" es utilizado para definir al armamento no convencional, que es capaz de destruir extensas porciones de terreno como ciudades enteras, acabando con todo lo que exista en esos lugares. El uso de este tipo de armamentos es condenado por la comunidad internacional, y su sola mención puede justificar una guerra, tal como ocurrió con la invasión contra Irak, agresión militar que comenzó con la excusa de que el gobierno de Irak había utilizado armas de destrucción masiva contra los kurdos. Hoy 14 años después de un dramático escenario de destrucción total en el que han muerto millones de iraquíes y casi todas sus ciudades quedaron destruidas, se sabe que tales armas nunca existieron y lo que es peor: el escenario de guerra interna no se ha terminado en Irak.
Lo hecho por Smolansky cobra todavía más relevancia dado que existe un precedente mucho más cercano, cuando apenas hace una semana ocurrió un ataque con armas químicas en Siria. Preciso es saber que Siria vive una guerra interna impulsada por el Gobierno de los Estados Unidos a través de un grupo terrorista. En este escenario de confrontación bélica, el ejército Sirio, siempre sometido a las observación internacional se sabe que no posee armas de destrucción masiva, mientras que es de conocimiento público que los terroristas si tienen armas químicas, facilitadas tanto por los Estados Unidos como por el gobierno de Turquía. Aun sabiendo esto, el gobierno estadounidense, con la excusa de culpar al gobierno sirio por la supuesta autoría del ataque, y sin esperar la realización de investigación alguna por parte de la ONU ni de nadie, lanza un ataque unilateral con misiles crucero contra instalaciones militares sirias, dejando un saldo de destrucción y perdida en vidas humanas por los daños colaterales que siempre existen en esta clase de bombardeos.
Se trata de un ataque, de una agresión militar, que dejó destrucción y muerte, a un país que al igual que Venezuela posee grandes yacimientos de petróleo, un ataque que incluso pudiera dar inicio a una Tercera Guerra Mundial. ¿Es algo como esto lo que Smolansky desea para Venezuela?
Posteriormente el alcalde aclara que se refiere a los gases utilizados por la policía para diluir las manifestaciones, pero resulta que el gas al que el señor Smolansky se refiere es comúnmente utilizado por los cuerpos policiales en todo el mundo. Si el gas utilizado por la policía para dispersar las manifestaciones tuviese los mismos componentes de las armas químicas todos los que participaron en dichas manifestaciones ya hubiesen fallecido o estuviesen muriéndose internados en algún centro hospitalario en estos momentos.
¿El alcalde no sabe la diferencia entre los gases usados por los cuerpos policiales y las ARMAS DE DESTRUCCIÖN MASIVA? ¿No sabe el alcalde que cuando hablamos de "armas químicas" estamos hablando de palabras mayores, de armas de destrucción masiva, cuya sola mención puede ser la causa de invasiones, muerte y devastación en los que nadie ganaría? ¿El señor Smolansky tiene pruebas de que el Gobierno de Venezuela ha comprado armas químicas? ¿Si es así cuando fue eso y a quien se las compró? ¿Sabía el alcalde que existe un convenio, conocido como Tratado de Tlatelolco el cual fue firmado en 1969 por todos los países de la América Latina que establece que en nuestra región ningún país puede tener armas de destrucción masiva?
Lo que ha hecho el Sr. Smolansky es sumamente grave, ha realizado una acusación con implicaciones de ataque militar en un contexto geopolítico sumamente delicado. Lo que este señor ha hecho no es juego: lo que este señor ha hecho es buscar un ataque con misiles crucero contra Venezuela.
Si la historia de Siria se repitiera aquí y un portaviones estadounidense disparara 59 misiles crucero contra una base aérea, como la de la Carlota, el resultado sería la destrucción de la base… Y de muchos de los edificios que están alrededor, que no son precisamente sectores populares, sino más bien, urbanizaciones en las que quienes tienen militancia política la tienen hacia partidos como Voluntad Popular, partido en el que milita el mencionado alcalde.
En momentos en que se dictaminan inhabilitaciones para el ejercicio de cargos públicos, y el país debate la veracidad de tales inhabilitaciones, lo que ha hecho este señor si que amerita una inhabilitación con todas las de la ley, porque alguien que hace algo como esto demuestra que no está facultado para ejercer ningún tipo de cargo público. Muchos pedirán un juicio por traición a la patria y tienen toda la justificación para hacerlo: cuando hablamos de armas químicas hablamos de destrucción, hablamos de guerra, no de marchas ni reivindicaciones políticas.
Por su parte el partido Voluntad Popular, siempre señalado por el gobierno de estar incurso en actos de desestabilización, debería pronunciarse al respecto, a través de algún comunicado o rueda de prensa en la que aclare que no reconoce o se desvincula de tan temerarias acusaciones, y lo propio deberían hacer las demás organizaciones de la oposiciones venezolana, porque de llegar a ocurrir algo como lo que ocurre cuando se hacen este tipo de señalamientos (casi siempre falsos con la única finalidad de justificar guerras) el peso de todo lo que suceda caerá sobre Smolansky y sobre los sectores políticos que lo acompañen en su locura.