Evidentemente, creo que las autoridades venezolanas no están cumpliendo con sus funciones a cabalidad, lo cierto es que hay muchas filtraciones y no hay quién ó quienes puedan detectar esas fugas. Que lástima que el presidente salga de gira y deje cuidando el coroto a otros y se le paga de esta triste y penosa manera. Será que se ponen a bailar o a jugar a las cartas. ¿O cómo se juega al chavismo sin Chávez? En definitiva, hay que mover muy bien la mata revolucionaria. Que regalito para el presidente cuando este manifestaba su solidaridad, apoyo y festejaban con Fidel su dolencia y sus ochentas arrechos felices años.
Recordando al gran pintor del barroco, el español Diego Velásquez y en especial su obra “Las Meninas”: la observación de la observación. Me apoyo en esta tesis (de Velásquez) para hacer un paralelismo con la situación que se presento en la cárcel de Ramo Verde. Es decir, en esa del museo con cientos de museos llamado gobierno, donde evidentemente hay muchas otras salas: las misiones, los metros, etc. Los responsables de velar por las salas que se les asignaron ó a quienes se las asignaron, observan, pero muy parcialmente. Vale destacar, que no están cumpliendo con sus funciones, pero alli no descaza la situación, ellos (los veladores) están siendo al mismo tiempo observados y no desde adentro sin desde afuera tambien. El caso de incluir el cuadro de Velásquez para apoyar mi reflexión se debe a que si el teórico francés Michael Foucault hizo un análisis erróneo de este cuadro en su libro: “El Orden de las cosas”. Fue porque no puso mas interés ni conocimiento en el análisis sobre la pintura, en su tiempo ni en situación real que describe (que ve a su modo de critica) Velásquez del imperio español. La máxima, tanto para Foucault como los veladores, guardianes ó vigilantes de las salas del gran museo que es el gobierno nacional o mejor dicho el país como un todo, han tomado una ilusión por espacio real. Me refiero al papel real que viene jugando la oposición y el imperio. Por lo tanto, ellos no pueden ver lo que Velásquez planteo en su obra, son víctima de sus propios prejuicios sobre la revolución bolivariana. En pocas palabras han traicionado al compromiso del director del museo, ese de resguardar las obras, aunque muchas obras no sean de nuestro agrado: vende patria, asesinos, terrorista ó lacayos. Pero son las obras que se desarrollan en la parte más baja de todos los procesos de cambio, mas cuando el color que se destila en el imperio busca transformar los colores originales de la obra revolucionaria, que ya dejo de ser un simple boceto de ideas. Hoy es una gran obra que muchos quieren imitar e impulsar en otros predios.
No vale crear una red de observadores para observadores sobre lo observado, aunque parece que cada sala tiene una forma distinta de cuidar lo que se le asigna. ¿Qué deja esto entrever? Que los observadores responsables de velar aquella obra (a los hoy prófugos) no están en sintonía con el compromiso de sus cargos, creo entender con la confianza de sus superiores. La alarma, surge porque si asi se fugaron cuatro terroristas, del mismo modo se nos puede fugar la revolución. El compromiso es de todos, debemos bajarnos de esa nube en la que se monto Foucault en su análisis (simplismo) sobre la obra de Velásquez. Claro, el espejo no tan solo puede ser de cristal ó de lienzo, en este caso el espejo es todo aquello que guía a los observadores ver distinto, pero hacia lo bajo, hacia lo inmoral, hacia la traición. Mas, por una gran cantidad, supongo, de dólares. Corresponde, como siempre, al presidente hacer las evaluaciones pertinentes, pues parece que es el único que sabe como hacer las cosas.
Aunque en muchos casos sus instrucciones se transforman en “Mensajes a García”, por la falta de conocimiento, entereza y compromiso de los sujetos a los cuales se designan para esas funciones. Si no son competentes, que renuncien, vale más salir con la frente en alto y no con rapo de paja. Quiero descartar, el síndrome del “Principio de Peter”, pues el presidente no puede con todo, son los ministros a quienes le recaen esas obligaciones, me explico, la definición del síndrome de Peter. Mi animo, no es para que saquen a nadie. Sino, para que de una vez por todas los responsables de llevar a esta revolución a su consolidación total dejen de mirar ingenuamente la obra que se llama revolución y a esos objetos que juegan al chavismo sin Chávez. Esto incluye a la oposición dentro de la obra, sus posiciones, juegos, payasos y las herramientas usadas dentro de una obra que internamente cobra una vida plena.
En conclusión, mientras pensamos que los responsables de observar todos los pasos que den los opositores, son los opositores que observan a los funcionarios. Que además nos hacen creer que están atentamente observando a los enemigos de la revolución bolivariana. Es el colmo de los colmos. Sobrepasa el mejor punto de lo que nosotros creemos y pensamos. Será que el largavista de los dólares los hacer ver peor la seria revolución que nos planteamos ó es que acaso la obra del imperio es mejor por ser imperio.
Cada color le va dando un matiz especial a cada obra ¿Qué dejarán para nosotros que desde muy lejos también vemos la obra? Espero que nunca nos quiebren el espejo de cristal por opinar de este modo. Si creemos, que en vez del rojo revolucionario que nos pinta en realidad es el verde dólar de la traición el que se va plasmado lenta y letalmente.
De un campesino humilde (porque los hay ingeridos) tuerto de tiempo y espacio con un pincel cuya brocha son pelos de su propia cabeza.
Miguel Angel Agostini