Al debate Constituyente

Mientras la derecha fascista anda en su agenda de muerte y destrucción, nosotros hemos expresado hasta el cansancio que el camino es el diálogo, la paz y el debate de ideas. Mientras la derecha actúa criminalmente y vive prisionera en sus divisiones internas, en sus contradicciones mercantiles y en su falta de liderazgo, nosotros hemos propuesto, en el escenario político, una agenda de discusión para la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente.

La Constituyente es a todas luces un escenario político. Un espacio para que toda nuestra sociedad pueda debatir los complejos problemas que enfrentamos. Para debatir sobre nuestras necesidades y debilidades estructurales más importantes. La Constituyente también puede servir para calmar los espíritus violentos de ese sector opositor cegado por su odio y sus miserias. Aún quedan esperanzas. Quizás con la extrema derecha fascista ni siquiera se pueda debatir, pues no tienen ni ideas ni argumentos en el plano ideológico, político, económico o social. Nada que puedan poner sobre la mesa más allá de la violencia. Pero hay que insistir. Apostar siempre a la paz.
Pero volviendo a la Constituyente, más allá del rabioso pataleo de la derecha histérica, lo expresado hasta ahora marca un rumbo y un método preciso para avanzar en paz. Con este espíritu democrático, “los representantes elegidos por el poder constituyente se encuentran para acordar la convivencia social y la normativa jurídica que la rige, la Constitución”. Con lo más importante en mente, que es promover el diálogo nacional con todos los sectores del país, para mantener la paz y alejar todos los vientos de guerra civil, del enfrentamiento entre hermanos que quiere imponernos la derecha fascista.

Se proponen allí los siguientes temas: “Ganar la Paz: Aislar a los violentos, reafirmar los valores de la justicia, de la no impunidad”; “Ampliar el Sistema Económico: Dejar dibujado e instalado un nuevo sistema económico post petrolero”; “Incluir todas las Misiones y Grandes Misiones”; “Seguridad y Justicia: guerra contra la impunidad, duras penas contra delitos como la violación, el secuestro, el homicidio y otros más”; “Nuevas formas de Democracia: constitucionalizar las comunas y los consejos comunales y el Poder Comunal”; “Defensa de la Soberanía: La integridad de la Nación, el rechazo al intervencionismo y la nueva visión del mundo pluripolar y multicéntrico”; “Identidad Cultural: La nueva venezolanidad, la nueva espiritualidad”; “Garantía del Futuro: un Capítulo dedicado a las garantías, derechos y deberes de la juventud venezolana”; y el “Cambio Climático: las condiciones de vida en el Planeta, el recalentamiento global, el cambio del clima, las largas sequías y tormentosos períodos de lluvias”. Son estos los puntos centrales para el debate.

Ahora bien, siendo tan variados e importantes estos temas y tomando en cuenta la posibilidad de incluir muchos más, ¿por qué el rechazo precipitado de los partidos de la derecha a la Constituyente? Ellos habían planteado este escenario en el año 2016. Además, tienen meses pregonando a los cuatro vientos que ellos son más de tres trillones de opositores, millardos de votos duros que arrasarían cómodamente con el Chavismo en cualquier contienda electoral. Entonces ¿cuál es el miedo a este escenario? La Constituyente es una alternativa desde el ámbito político y electoral, diferente al caos y al conflicto violento que vienen impulsando. El pueblo de Venezuela podrá expresarse a través del voto y decidir, más allá de la “presión” que quiere montar la derecha con las acciones violentas de sus encapuchados terroristas o los gritos histéricos de su fauna en las redes sociales.

Quizás la derecha avizora a la Asamblea Nacional Constituyente como un escenario negativo para ellos. Debatir delante de todo el país es exponer su desnudez ideológica y sus carencias programáticas. Tendrían que exponer en público su visión de sociedad, la cual (suponemos, creemos) debe rayar en lo más extremo del conservadurismo reaccionario, abrazando férreamente todo el paquete neoliberal. Esto de hacerse público generaría el rechazo inmediato de todo el pueblo.

Si se aparecen con un engañoso “plan de gobierno para la transición” con alto contenido social (casi que el Plan de la Patria Reload, resucitando los inviables ofrecimientos de los Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional, MUD 2013), de seguro decepcionarían a sus financistas, a sus amos del norte y a la rancia derecha mundial que espera de ellos neoliberalismo puro: Estado mínimo que gobierne en beneficio de los banqueros, los oligopolios y las rancias burguesías y el desmontaje total de todos los sistemas de protección social (pensiones, enseñanza y salud gratuitas, viviendas, misiones y grandes misiones, etc.).

Me temo también que en el liderazgo opositor no hay coraje ni fuerza para hablarle honestamente de estos temas al país, principalmente a sus propios seguidores, a esa derecha que los sigue ciegamente. Mucho menos tienen la fuerza para enfrentarse a su jauría sedienta de sangre y venganza, a la extrema derecha que ha tomado como agenda política la generación de violencia y terror.

Sobre esta aterradora imagen de una derecha torpe, irresponsable y vacilante, debe levantarse todo el país, exigiendo el camino de la paz, la justicia y el debate de ideas.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1354 veces.



Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

Visite el perfil de Richard Canán para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Richard Canán

Richard Canán

Más artículos de este autor


Notas relacionadas