Gracias a Dios el Departamento de Estado norteamericano expresa preocupación por lo que sucede en Venezuela. Recién la semana pasada Tom Casey manifestó nerviosismo con motivo de la Ley Habilitante, luego tocó a Sean McCormack hacer lo propio con las nacionalizaciones anunciadas desde Caracas. Cada pronunciamiento es una luz al final del túnel indicándonos el camino.
Recordaba los años que pasamos reclamando en vano precios dignos para nuestro petróleo. Según las autoridades del momento, presionar al cliente era perderlo. Y miren al presente, quien tiene ocho años nervioso y pagando puntual.
Bueno, parece que el señor embajador, contaminado con nuestra costumbre de dejar para última hora las cosas importantes, no informó suficientemente a la Casa Blanca sobre el nivel de frustración que postra a sus aliados locales. ¿Como reportar sin morir en el intento, que le han bailado los reales asignados para salvar la democracia? Resulta que los muy vivos, conscientes de la imposibilidad de ganar, pusieron a “resguardo” los recursos bajo la maternal figura del Euro.
Entre tanto corricorri, vamos rumbo al desespero y es predecible que romperán nuevamente la promesa de no fumar.
Seamos ponderados, tener que esperar hasta el 2013 después de creerse vencedores, debe ser una horrible tortura para quienes están acostumbrados a ceder al atractivo seductor de la vía rápida y sin anestesia.
Solo así se explica la trasnochada convocatoria a tomar la calle, “again”. ¿Imaginan a Delsa o a Julio (Rosales no porque ya lo vimos nariceándole a la negra) soportándose minoría entre el pueblo llano del Consejo Comunal de…barrio Colombia, por seis años?
No es fácil.
A estas alturas, resumen la fantasía de quien perdiendo a Rosalinda con bestia y aperos, acaricia la idea de patear la mesa y jugarse el “doble o nada” con la vida ajena.
Suena repetido pero la orden está dada. Fase uno, cambio y fuera con Rosales. Fase dos, los medios retoman el primer plano e incrementan la campaña de confusión y caos. Fase tres, ya veremos. Siempre arrugan en la dos, desde un set de televisión no se puede dirigir una insurrección real. – Sal tu primero, no, después de ti, te espero allá, ah yo también –.
Cabría preguntarse por la primera fila, esa que produce violencia traspasando la delgada línea roja. Las abuelas de Altamira al igual que la colonia italiana de Chacao o el comité de Damas Salesianas del Country, irán a marchar, hasta ahí. A los jóvenes del “Acuéstate por la Vida” ya les vimos el bojote cuando confiaban a un asistente sus periféricos Gucci, Motorola y Mac, antes de horizontalizarse.
Por lo tanto, a quienes decidan enrolarse, muy respetuosamente sugerimos practicar algún tipo de juegos de guerra que les permitan verse retratados en la ficción y ahorrar bajas innecesarias. Recuerden, el mago es el mismo que se equivocó de paloma la vez pasada.
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