La oposición esta pidiendo ir a una Asamblea Constituyente. Ya lo veíamos venir y advertimos que lo iban a hacer. No porque tengamos una bola de cristal; sino porque los conocemos. Ellos no quieren una Asamblea Constituyente para que se garantice la “pluralidad de pensamiento” o ““diversidad ideológica” en la nueva Constitución como han dicho. Ellos sólo quieren volver al Parlamento a través de la relegitimación de Poderes Públicos, que surge como consecuencia de una Asamblea Constituyente.
Algunos de los que presentan su “propuesta constituyente”, son de los que añoran las “mieles” que vienen con el curul: Inmunidad parlamentaria, vehículos con placas oficiales, invitaciones, gastos de representación y sobre todo full cámaras de televisión cada vez que hablan o dicen cualquier cosa. Muchos de ellos andan por allí llorando penas desde que dejaron de ser parlamentarios. He allí su principal motivación. He allí su verdadera intención. Ellos no apuestan a un “equilibro filosófico constitucional”, sólo buscan entrar al Parlamento nuevamente, vía Asamblea Constituyente, sin importar el precio que sus partidarios tengan que pagar.
Los seguidores de estos “lideres de la oposición” deben saber que una nueva Asamblea Constituyente, pone el juego en cero. Es decir, empezamos a “refundar un nuevo Estado” y entonces si es verdad que aquí mas de uno del bando contrario, tendrá que amarrarse los cinturones; ya que se construiría una nueva Constitución desde el preámbulo hasta el último de sus artículos.
En la nueva Asamblea Constituyente, se sancionaría la normativa constitucional por mayoría simple o calificada y el “Chávismo”, en ningún caso, va tener menos de los votos necesarios para imponer su visión de país, lo cual les garantiza la aprobación de la nueva Carta Magna, tal y como aconteció en 1.999.
Para algunos de estos parlamentarios desempleados, una nueva Asamblea Constituyente, es el camino, no para nivelar el contenido ideológico de la nueva Constitución, como ellos pregonan, sino para que unos 30 de ellos sean reenganchados al nuevo parlamento.
Nosotros no debemos someter a la Republica a una refundación del Estado, sólo para satisfacer el capricho de un grupete de aspirantes a diputados de la oposición, que en diciembre del 2.005, optaron por retirarse de las elecciones parlamentarias.
Sigamos con la reforma constitucional y al final que el pueblo decida en referendo popular.
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