El tema de los biocombustibles no es solo sobre sustituir una alternativa energética por otra. Los paneles solares son una alternativa, pero usar la comida para llenar de combustible los tanques de gasolina de los vehículos es un crimen contra la humanidad. En el afán de buscar salir de la dependencia de los países productores de petróleo, los dos gigantes del continente americano apuntan hacia la peor de la soluciones. Brasil y Estados Unidos han iniciado una alianza que se registrará en la historia ambiental como una de la más destructiva de la humanidad.
George Bush y Lula da Silva vienen presentándose como una “llave” en la producción de etanol como una fórmula mágica para dejar atrás los días del petróleo. No dudamos que el presidente norteamericano apueste por cualquier fórmula que le permita desprenderse de la dependencia de países árabes, Irán, Venezuela y Ecuador, en definitiva ninguna de las señaladas naciones, les tienen simpatía y su campaña militar en Irak preñada de claras intenciones económicas, ha resultado un desastre de tal magnitud, que no sólo no pudo garantizar para su país el petróleo de la tierra mesopotámica, sino que le ha costado mas de 4 mil vidas de sus nacionales y 10 billones de dólares mensuales mantener lo poco alcanzado, todo lo cual ha empujado los precios del crudo a más de cien dólares por barril.
El Presidente de Brasil quien, viene de la izquierda, montando toda su carrera política en la defensa de las mas nobles causas, parece haber descendido al más “salvaje capitalismo” al promover el etanol como medio alternativo de la gasolina, sin reparar los inmensos daños que tal decisión ha empezado a producir a nivel ambiental y en el incremento de la hambruna a nivel mundial. Lula da Silva, sino cambia su conducta, pudiera terminar sus días siendo comparado con los más destructivos líderes de la historia universal. No lo decimos nosotros, lo dicen los números que empiezan a circular por las principales entidades mundiales que atienden el tema ambiental y del hambre en el mundo.
Según la revista “Time” en su edición del 07 de abril de 2.008, la Amazonia en Brasil perdió 750 mil acres tan sólo en el ultimo semestre del 2.007 como consecuencia de los cultivos de soya y otros biodegradables. Una persona podría comer maíz 365 días al año con la cantidad de mazorcas necesaria para llenar tan solo un tanque de gasolina de una camioneta. Con estas dos simples cifras en mente, es fácil proyectar que en poco tiempo no quedará mayor extensión en el tejido pulmonar de la tierra y pocos tendrán acceso a una mazorca de maíz. Por si fuera insuficiente lo señalado, basta agregar que los estudios que se han hecho sobre la emisión de maíz como componente de etanol, ha resultado ser mas letal que el carbono en el calentamiento global. ¿Podrá Lula explicar su conducta a las generaciones futuras?.
Lester Brown de la organización “Earth Policy Instute” ha dicho que los biodegradables han enfrentado a 800 millones de dueños de vehículos contra 800 millones de personas con hambre a nivel mundial. El experto de la ONU ha sentenciado que productos como el etanol son “un crimen contra la humanidad”.
Dos universidades del estado de Minnesota en Estados Unidos, que habían proyectado una disminución a 625 millones de las personas con problemas de hambre en el mundo, han aumentado el numero de hambrientos a nivel mundial a 1.2 billones, como resultado del uso de componentes como el etanol. ¿Será el etanol el Irak de Lula?
inleco@cantv.net