¡¡Ábrete sésamo!!

Como en el cuento "Ali baba y los Cuarenta Ladrones", así fue la expresión de la ultra derecha venezolana, cuando en complicidad con el gobierno de la oligarquía colombiana, presidido por Iván Duque, hoy desechado por su propio pueblo, se apoderaron de la Empresa venezolana, Monómeros, para saquearla.

Y no fueron 23 como dice el Ministro de Petróleo, ni Cuarenta, como narra el cuento, los Ladrones, son muchísimos más los que participaron en esta rebatiña, parecida al conocido relato bíblico del Festín de Baltasar. En el Festín de Monómeros, no se repartieron copas, cubiertos y platos de oro, pero si se repartieron los recursos económicos acumulados hasta desaparecerlos por completo y dejan una empresa, que era rentable, en un verdadero cementerio rapiñado.

La mesa del Festín fue preparada en los Estados Unidos, incluyendo a la empresa Monómeros en la lista negra de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de los Estados Unidos, para afectar sus operaciones comerciales y bloquear su comercialización.

Estas orientaciones fueron seguidas al pie de la letra por Iván Duque, cuyo cuerpo y alma estaba en manos imperiales y la comparsa que protegía en Colombia, cuyas cabezas visibles, fueron: Juan Guido, ya designado por los Estados Unidos como presidente interino de Venezuela, junto a Julio Borges, Manuel Rosales, Ramos Allup y detrás de ellos toda una jauría de busca puestos y ávidos de dinero, que sólo tenían un propósito, repartirse a Monómeros, como moscas a una tajada de lechosa. Si estos nombres no les dicen nada, explicito entonces: Los partidos: Voluntad Popular Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Primera Justicia, convirtieron a Monómeros, en palabras de Calderón Berti, que los conoce como si fueran hermanos, en una "verdadera piñata"

Es decir, que en el Festín donde se repartieron a Monómeros, participó la crema y nata de la ultra derecha venezolana, que para continuar con la misma tradición con que saquearon a Venezuela durante los años de la IV República, involucraron también a sus familiares, una verdadera cayapa, como dicen los jugadores de naipes españoles, hicieron caída y mesa limpia.

Por eso decimos que no sólo son las cabezas visibles los responsables del saqueo, ni los 23 que dice el Ministro del Petróleo, ni los Cuarenta Ladrones, del Cuento de Alí Babá, la lista es más larga y las autoridades venezolanas tienen la obligación de publicar sus nombres y pomposos apellidos, para que el pueblo sepa quiénes son los saqueadores y quienes convirtieron una empresa rentable, bien nacional, en un verdadero campo depredado y desvalijado.

Al repartirse la empresa y nombrar la nueva gerencia, los partidos de ultra derecha, se repartieron los cargos, con militantes y amigos que les servirían de testaferros. No hubo ningún criterio de capacidad y eficiencia para dirigir la empresa. No, sólo la designación de unos funcionarios que avalarían, todos los negocios sucios que a futuro se realizarían y acomodaran las cuentas, para la entrega de recursos a los familiares de algunos directivos, duchos en esa materia. Es decir, enchufarse para exprimir recursos y llenar sus bolsillos y cuentas bancarias. Los negociados realizados por esta costra de políticos de ultra derecha en Monómeros, agotarían los tipos delictivos del Código Penal venezolano, vigente: Robo, usurpación de funciones, tráficos de influencias, saqueo a bienes del Estado Venezolano, conspiración con países extranjeros para saquear bienes patrios, Traición a la Patria y un largo etcétera. Si se les aplicaran penas por tales delitos, como lo hacen sus socios en los Estados Unidos, donde se acumulan las penas, serían centenares de años los que tendrían que pagar por tamañas fechorías, tantos, que ni sus descendientes, podrían cumplirlas.

No sé, si en la historia de Venezuela, sería una pregunta importante para nuestros historiadores, ha habido una clase política tan nefasta, sin el mínimo pudor para entregarse como lo hace la ultra derecha en manos del imperialismo norteamericano. No tienen recato, no guardan formas, sencillamente lo hacen hasta públicamente. Se manifiestan, incluso, por la intervención contra nuestro país, sin importarle un comino, el número de muertes que puede causar una aventura militar de esta naturaleza.

Lo más grave de este episodio nefasto, es que ahora con motivo y la oportunidad de celebrarse elecciones en Venezuela, próximamente en 2024, pretenderán cobijarse, bajo el manto de la actividad política. Hacerse integrantes de cualquier comisión, de cualquier iniciativa conciliatoria, de cualquier negociación política, de abrazar cualquier candidatura, a lo que sea, para desde allí, ganarse la impunidad. No les importaría ganar, ese no es el problema, lo que buscan es la impunidad y con el manto político, pedir el apoyo de sus titiriteros internacionales, que seguramente abogarán por sus derechos humanos y otros derechos que nunca respetan pero que utilizan en función de sus asquerosos intereses. El ¡Ábrete Sésamo!, les sirvió para practicar un crimen que pasara a los anales de la historia del país, como uno de los más nocivos y dañinos para Venezuela y su pueblo. La enseñanza de esta historia es que las malas acciones siempre tienen un retorno, una especie de boomerang. Ojala, que en este retorno, en un: ¡Ciérrate Sésamo¡podamos ver a sus protagonistas y su entorno, purgando las penas que se merecen por tanta villanía y desprecio contra sus propios connacionales. ¡Ciérrate Sésamo¡



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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